Como mujer, madre y comisionada presidenta de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), dice que aunque las mujeres pueden ocupar altos cargos directivos sigue enraizado el prejuicio de que corresponde a ellas el cuidado de los hijos y los adultos mayores.

“La sociedad te dice ‘vas a regresar a trabajar, ¿y qué va a pasar con tus hijos? ¿Quién va a estar a su cuidado? ¿Quién va a ir al súper?’ Esa carga que va allegada a ser mamá o a llevar una casa no se ha logrado quitar, es el mayor prejuicio que tenemos”, afirma en entrevista con EL UNIVERSAL.

En esta sociedad las mujeres hacen “malabares” para administrar su tiempo, estar al pendiente de los hijos y trabajar, señala. Y persisten prejuicios: por ejemplo, se piensa que la edad también tiene que ver con la capacidad de trabajar.

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A sus 36 años, madre de dos niñas y presidenta de la Cofece, afirma que la gente le dice “te ves muy chiquita, te ves joven”. Ante ello, “es necesario que se vea que podemos hablar con seguridad, firmeza, decir lo que opinamos y lo que creemos”, destaca.

“El hecho de ser mujer y ser joven genera prejuicios y está en nosotras romperlos de manera inteligente, mostrando capacidad, preparación, habilidad de interlocución y diálogo”, agrega. Lo importante es que se puede avanzar, afirma. “Y nos tenemos que apoyar, unas a otras. Agarrarnos todas y empujarnos”, dice.

Además, añade que es importante mostrar a las nuevas generaciones cómo las mujeres pueden llegar a altos cargos, tanto en el sector público como en el privado.

Recuerda que cuando tomó protesta la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, les mostró a sus hijas el evento en la televisión, “pero las niñas no lo vieron como algo extraño. Ven normal o natural que una mujer ocupe un gran puesto. Eso es un gran avance”.

Pero la brecha se mantiene. “Me ha tocado estar en discusiones en una mesa en la que sólo hay hombres y la única mujer soy yo. Nos toca a nosotras, insisto, no cohibirnos, hablar, y hacernos notar”, afirma.

Club de Toby

En sus 12 años en la Cofece y los últimos 11 meses como presidenta, Marván Saltiel explica que ha visto cómo los cárteles que promueven prácticas monopólicas están liderados sobre todo por hombres.

“Es más común que se dé un acuerdo de manipulación de precios cuando los que participan se conocen desde hace tiempo porque se van a comer, jugar golf. Es el club de Toby que facilita que se lleven a cabo estos acuerdos”, expone.

“Hay evidencia de cómo si en un consejo de administración o en una asociación empiezas a meter mujeres, va a ser más difícil que se lleven a cabo ese tipo de acuerdos”.

En un análisis de la Cofece se halló que 90% de los sancionados son hombres, lo cual puede ser resultado de la brecha de género, ya que no hay tantas mujeres en niveles directivos o porque ellas son un factor que rompe con esas dinámicas.

Sin embargo, la mujer que preside la Cofece admite que uno de los principales retos que enfrenta es que no quede duda sobre la importancia de la institución, sobre todo en momentos en que el Ejecutivo federal busca desaparecerla.

“Hay que hacer una labor autorreflexiva para ver qué le falta a la comisión para tener mayor impacto y qué más necesita hacer”, señala.

Abogada y mamá

Marván Saltiel afirma que ser mujer no le impidió ingresar en 2012 a la Cofece como directora de área en la Dirección General de Investigaciones de Prácticas Monopólicas Absolutas; al contrario, el hecho de que desde 2013 la comisión ha sido presidida por mujeres abrió camino a los cambios en el organismo en materia de género.

La licenciada en derecho por la Universidad Iberoamericana, maestra en Leyes por la Universidad de Chicago y con posgrado por la Universidad Yale se reconoce como perseverante, lo que le ayudó a diseñar y aplicar nuevas herramientas como las visitas de verificación sorpresa para detectar violaciones a la ley.

Agrega que en 2016 se convirtió en mamá y, al regresar de su incapacidad, se convirtió en jefa de la oficina de la Autoridad Investigadora. “En esos años la comisión dio grandes brincos, porque no teníamos sala de lactancia y se empezaron a implementar ciertas facilidades. No era yo, era una generación de mujeres jóvenes”, recuerda.

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