cerró el mes de septiembre con unas pérdidas no vistas en el S&P 500 desde que comenzó la pandemia, interrumpiendo una buena racha que se alargaba más de medio año, al asimilar que pronto empezarán a reducirse los estímulos monetarios desplegados para apoyar la economía.
Los siete meses de subida previos, con lluvia de récords incluida, han dejado paso a una sequía: el Dow Jones de Industriales no ha registrado un máximo desde mitad de agosto, mientras que el selectivo S&P 500 y el índice Nasdaq abandonaron el territorio histórico a principios de septiembre.
En el conjunto del mes, el Dow Jones ha perdido un 4.3 %; el S&P 500 un 4.8 % y el Nasdaq un 5.3 %, un rendimiento especialmente malo para el indicador más amplio del mercado, que no había sufrido tal caída desde marzo de 2020.
Tampoco ha habido celebración en el resto de plazas internacionales: Londres pierde el 0.47 % este mes; Madrid el 0.57 %; Milán el 1.25 %; París el 2.4 % y Fráncfort el 3.63 %. En Asia, Hong Kong cedió el 5.04 % pero Tokio subió el 4.85 %.
En el tercer trimestre, el resultado en el parqué estadounidense ha sido mixto, con el mayor descenso en el Dow Jones, del 1,9 %; un aumento del 0,2 % en el S&P 500 -que anota su sexto trimestre al alza- y un leve recorte del 0,4 % en el Nasdaq.
Septiembre, un mes tradicionalmente flojo para la bolsa, ha sufrido los efectos de la retirada de Estados Unidos de Afganistán y las consecuencias de desastres como el huracán Ida en la cadena de suministro y finalmente se ha visto agitado por la crisis inmobiliaria de la china Evergrande.
"El límite que se cierne sobre el techo de la deuda y las discusiones relacionadas en el Congreso pueden no ser la mayor preocupación para el consumidor medio, pero probablemente tampoco levantan los ánimos", agregaron expertos de Wells Fargo en un informe.
"Los inversores en Estados Unidos están felices de que acabe septiembre. La bolsa ha acabado a la baja, con los legisladores intentando evitar el cierre del Gobierno y conseguir la ley de infraestructuras de 1 billón de dólares mientras se cuece una crisis energética en el extranjero", opinó Ed Moya, analista de Oanda.
Mientras tanto, la Reserva Federal y su calendario para la retirada de estímulos monetarios ha seguido en el foco, sobre todo después de que el banco central apuntara que podría comenzar a reducir las compras de activos pronto y bajar los tipos de interés en 2022.
La perspectiva de que disminuya la ayuda a una economía en recuperación y cuya inflación parece peor de lo que se pensaba ha movido finalmente el mercado de deuda, donde el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años se ha elevado a niveles no vistos en tres meses.
Con el rendimiento del título de referencia comenzando el mes en torno al 1,3 % y alcanzando hasta un 1,56 % en su momento álgido, esta última semana, el más perjudicado ha sido el sector tecnológico, caracterizado por aglutinar a empresas de alta capitalización.
La confianza de los consumidores ha caído a su punto más bajo por el repunte de casos de covid-19 que se atribuye a la variante delta, pero los analistas de Wells Fargo creen que la situación mejorará pronto, ya que hay optimismo respecto a la fortaleza del mercado laboral.
En el mercado de petróleo ha habido fuertes subidas del precio por el desajuste entre la oferta y la demanda, y el barril de Texas se sitúa en 75 dólares tras una fuerte revalorización mensual del 9,5 %. Por su parte, el barril de Brent se ha estabilizado cerca de los 80 dólares.
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