Sin importar el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos, ya sea favorable a la demócrata Kamala Harris, o al republicano Donald Trump, expertos advierten que México se verá afectado por políticas proteccionistas de la siguiente administración del país vecino.
De los riesgos potenciales, el que más preocupa es el de obstáculos al comercio, en particular la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), cuyas implicaciones tendrán un alcance relevante para la economía nacional, destacaron.
Sin embargo, de acuerdo con lo visto en campaña, hay escenarios distintos en cada caso, tanto si Harris o Trump salen victoriosos.
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“Históricamente, los demócratas como Kamala Harris han sido más proteccionistas que los republicanos, pero Donald Trump es un caso especial, porque se ha salido de cualquier línea del partido. Si quisiéramos evaluar quién es más proteccionista, diríamos que sería Trump por lo expresado”, explicó James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco.
Para Sergio Kurczyn, director de estudios económicos de CitiBanamex, una victoria de Harris supondría continuidad de las políticas del actual presidente, Joe Biden.
“Reforzaría medidas proteccionistas, especialmente respecto a China, el aumento de subsidios a ciertas industrias y prohibiciones a inversiones en Estados Unidos de empresas de otros países en sectores de seguridad nacional, con una definición difusa de esto”, consideró.
Por su parte, Trump ha amenazado con subir aranceles a todos los países (de 10% a 20%) y a la industria automotriz mexicana, de hasta 200%. Ambas medidas serían un fuerte golpe a las exportaciones mexicanas, dijo Kurczyn, porque más de 80% de las ventas al exterior del país se destinan a Estados Unidos.
Ayer, Trump amenazó con aranceles de 25% o más a México si la presidenta Sheinbaum no frena el paso de “criminales y drogas”.
El mayor riesgo
El mayor riesgo está programado, tomando en cuenta la próxima revisión del T-MEC, prevista para 2026. Trump tratará de ser duro, y lo peor que podría pasarle a México es terminar con un mal acuerdo, advirtió Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Base.
Sin embargo, Harris estuvo entre los 10 senadores que votaron en contra de la firma del tratado en 2020. Argumentó que no se defendían los derechos de los trabajadores de los países socios y, sobre todo, que no se enfrentaban problemas relativos al medio ambiente.
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Eso da indicios de los temas con los que podría presionar a México en la revisión de 2026, dijo Kurczyn.
Trump ha expresado que no sólo revisaría el acuerdo, sino que lo renegociaría, destacó Salazar. También podría presionar por reglas de origen más duras, sobre todo en el sector automotriz.
“Muchas de estas ideas proteccionistas no las podría aplicar porque quizá no gane el Congreso completo, pero si lo logra, el riesgo sería fuerte para México”, señaló.
Limitación al nearshoring
Desde las acciones de Estados Unidos contra China, las empresas iniciaron una etapa de relocalización de plantas cercanas al consumidor final, dando origen al nearshoring, que beneficia a México
En el caso de Harris, esa relocalización seguiría el camino que ha tenido, pero con Trump sus políticas van en contra.
Si avanza la propuesta de reducir impuestos del republicano, las empresas serían más competitivas desde el punto de vista fiscal si se quedan en Estados Unidos. Podría haber amenazas de Trump a compañías que quieran invertir fuera de la Unión Americana, explicó Salazar.
Con ello, se van a desincentivar algunos planes que inversión para México vía el nearshoring, además de que las reglas del juego pueden ser muy cambiantes, agregó.
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Además, pese a quien gane la elección habrá un impacto en el tipo de cambio, dijo Salazar.
En caso de que sea Trump, estimó que se podría ver una paridad de 20.50 a 20.70 pesos, y luego se recortarían pérdidas, estimó. Si gana Harris, el dólar podría ubicarse entre 19.20 y 19.30 unidades.
Y, con cualquiera de los dos, hay temas mexicanos que enrarecerían la relación bilateral, añadió, como las leyes energéticas que subordinan a las empresas privadas a la CFE y Pemex, la prohibición del maíz transgénico, la reforma judicial y la posible eliminación de los organismos autónomos de competencia y telecomunicaciones.