La actividad económica en México tenderá a moderarse durante el cuarto trimestre de 2022 por un menor dinamismo de las exportaciones, sobre todo las dirigidas a Estados Unidos, y ante una baja en el consumo por las alzas de precios y de las tasas de interés, prevén analistas.
El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) anticipa que el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) tuvo una variación mensual marginal de 0.15% en septiembre y de 0.08% en octubre de 2022, de acuerdo con las estimaciones más recientes del Inegi, confirmando el debilitamiento de la actividad productiva del país, aunque manteniéndose en terreno positivo.
Con base en estas proyecciones, analistas de Banorte advierten que la actividad se podría moderar en el cuarto trimestre de 2022, consistente con su visión de mayor debilidad de la demanda de Estados Unidos, ante el alza de las tasas de interés, y con el consumo interno afectado por presiones inflacionarias.
De confirmarse estos resultados, la actividad económica del país todavía estaría a 0.01% de alcanzar el nivel registrado en enero de 2020, previo a la pandemia, pero 0.3% debajo de su máximo alcanzado en agosto de 2018.
Las variaciones estimadas por el Inegi tienen que ver con una moderación que sufrió la economía entre septiembre y octubre y, de mantenerse la tendencia, podría haber una corrección a la baja en el crecimiento económico para finales de este año, advirtió Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tec de Monterrey.
En su opinión, uno de los riesgos más importantes para la economía mexicana es el desenlace de las consultas en materia energética del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), ya que una resolución desfavorable podría implicar un flujo de comercio internacional menor y, con ello, avivar el problema de un bajo crecimiento.
De igual forma, la actividad industrial habría registrado un crecimiento mensual estimado de 0.19% en septiembre y de 0.11% en octubre, afectado principalmente por el menor dinamismo de las ventas manufactureras al exterior. Pese al menor dinamismo, el sector se mantiene 0.46% por arriba del nivel reportado en enero de 2020.
“La realidad es que empieza a notarse que la demanda externa se va a moderar y el consumo interno va a crecer menos por la inflación y las tasas de interés más altas, que también empiezan a sentirse en algunas actividades relacionadas con los servicios”, comentó James Salazar, subdirector de Análisis Económico de CIBanco.
La expectativa es que para el cuarto trimestre, aunque en términos anuales va a reportar un buen aumento por un efecto en la base de comparación, en términos mensuales va a ser mínimo el crecimiento, e incluso esta ralentización podría intensificarse ya entrado 2023, dependiendo mucho de lo que suceda en Estados Unidos, agregó el especialista de CIBanco.
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La desaceleración de la economía estadounidense no sólo afectaría a las exportaciones mexicanas de manufacturas, sino también al envío de las remesas, destacó Magaña.
“Ante una menor actividad económica en Estados Unidos también podrían presentarse problemas en el empleo, en sectores donde principalmente la mano de obra es mexicana. Con ello, el tema de remesas se podría ver disminuido, pegándole también al consumo de nuestro país”, agregó el académico.
Asu vez, Salazar dijo que el ritmo de crecimiento en Estados Unidos, con base en los últimos indicadores, todavía no muestra ralentización significativa.
“Esto se empezará a ver hasta febrero o marzo del próximo año, intensificándose sobre todo durante el segundo trimestre de 2023, lo que terminaría pegando más a la economía mexicana”, advirtió el analista.
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