La actividad económica de México en noviembre del año pasado registró una contracción mayor a la esperada, lo que debilita la perspectiva para el último trimestre de 2022 y para la primera mitad de este año, advirtieron especialistas.
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El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró un retroceso de 0.5% en el penúltimo mes de 2022 respecto al mes inmediato anterior, una disminución mayor al nivel de 0.1% previsto por el instituto.
Se trata de la tasa más baja desde agosto de 2021, cuando hubo una contracción de 1.5% a causa de los efectos de la variante delta del Covid-19 y también por los cambios que significó la ley que eliminó el outsourcing.
Considerando la reducción de noviembre, y si en diciembre la economía se contrajo 0.4%, como lo previó el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) del Inegi, el Producto Interno Bruto (PIB) habría tenido un crecimiento cercano a 0.15% en el cuarto trimestre de 2022, estimó Gabriela Siller, directora de análisis económico de grupo financiero Base. De confirmarse, sería la tasa más baja desde el tercer trimestre de 2021.
El resultado de la actividad en noviembre indica que la economía se desaceleró en el último trimestre de 2022, probablemente por las presiones inflacionarias, mayores costos de financiamiento ante una política monetaria más agresiva, desaceleración de la actividad en Estados Unidos y mayores temores a una recesión global, señalaron especialistas de Banorte.
Contagio a 2023
La desaceleración se podría extender a los primeros meses de 2023, puesto que todavía no hay señales claras de que haya un incremento de la actividad en el primer mes del año, advirtió Raymundo Tenorio, profesor emérito del Tec de Monterrey.
“El sentimiento de las familias es de preocupación, primero en razón de que todos los despidos que hubo en diciembre no se están recuperando en enero”, estimó el académico.
“Además, el incremento de sueldos para aquellos que no ganan el mínimo es muy incierto ya que los patrones no podrían otorgar incrementos equivalentes al de las percepciones mínimas. Y la tercera razón de preocupación está en el incremento de los precios al consumidor”.
El resultado del IGAE de noviembre es una mala noticia para la coyuntura económica local, pues “comienza a derribarse la noción de resiliencia de la que había gozado el aparato productivo mexicano gran parte del año pasado”, comentó Daniel Arias, analista económico de Monex.
“En cambio, las previsiones para el futuro inmediato son poco alentadoras, pues luce difícil que el PIB escape de la contracción en el primer trimestre del año y, si se materializan los temores de recesión en Estados Unidos en los próximos meses, podría configurarse un escenario de crisis regional”, estimó.
En opinión de Alejandro Saldaña, analista económico de grupo financiero Ve por Más, “el efecto positivo de la reapertura del sector servicios y del restablecimiento de cadenas de proveeduría sobre la actividad industrial seguirán diluyéndose”.
Incluso, agregó, las cadenas de proveeduría pueden volver a presionarse si se intensifican las tensiones geopolíticas.
A escala nacional y mundial, Saldaña prevé que la inflación tardará en volver a estabilizarse en las metas de bancos centrales, por lo que estos mantendrían una postura monetaria restrictiva en un periodo considerable.
“Ante la erosión del poder adquisitivo, altos costos financieros y la creciente incertidumbre económica, el consumo privado, la inversión y la exportación exhibirán cada vez un menor dinamismo”, agregó.
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No fue Buen Fin
De las tres grandes divisiones que comprende la actividad económica, los servicios fueron el principal lastre en noviembre pasado con un retroceso de 0.9%, a pesar del impulso por las ventas de fin de año, que arrancaron con la campaña de El Buen Fin, así como por algunos feriados como el Día de Muertos y la Revolución Mexicana.
Inegi informó que, a su interior, las actividades con las mayores disminuciones mensuales fueron servicios de alojamiento y preparación de alimentos, con -1.8%; comercio al mayoreo, -1.4%, y al menudeo, -1.1%.
La industria se mantuvo sin cambios. Al interior, la construcción impulsó el dinamismo con avance de 0.7%, aunque frenada por las caídas de 0.5% en minería y en manufacturas, influenciadas por una menor fuerza de la industria en Estados Unidos.
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