Los fabricantes de manufacturas no sólo enfrentan la escasez de semiconductores sino el encarecimiento del transporte marítimo debido a los cuellos de botella que hay en los puertos de China y Estados Unidos.
De acuerdo con Maersk, empresa dedicada a la logística para industrias de tecnología y electrónica, el transporte internacional marítimo subió entre 25% y 35% durante 2021, en comparación con el año anterior y se espera que continúe durante el primer trimestre de 2022.
Carla Magaña, encargada del Desarrollo Comercial de Clientes de Maersk, explicó que después del confinamiento del año pasado, cuando reabrieron las fábricas en China, se acumuló mucho material de exportación hacia Estados Unidos, Europa y México, y el retorno de esos contenedores es un reto para el cual nadie estaba preparado.
“Como Maersk producimos contenedores y tuvimos un pedido muy grande desde el primer trimestre del año y aún no se ha liberado. Esperamos que en el último trimestre del año se pueda surtir lo que viene para el Black Friday”, indicó Magaña.
A mediados de año, cuando se presentó la tercera ola de contagios del Covid-19 en el puerto de Yantian, China, se cerraron algunas terminales y el resto se congestionaron, por lo que los barcos empezaron a escalonar y hay un retraso de mes y medio de esas salidas programadas.
El reabastecimiento de existencias en Estados Unidos y Europa en todo 2021 aumentó la demanda de servicios logísticos, mientras que las medidas globales para contener la pandemia causaron “tensión” en la cadena de suministro por la falta de buques, contenedores y capacidad de transporte, así como una productividad significativamente reducida en puertos, almacenes y terminales terrestres.
“No nos damos cuenta de la escasez de algunos artículos hasta que no los encontramos, como alguna leche o insecticida. Hay un retraso en las mercancías que no se ve”, agregó.
Además, la producción de contenedores cayó 40% en el primer semestre de 2020 debido a la pandemia, por lo que en los últimos meses de ese año, cuando repuntó la demanda de bienes, los minoristas en Estados Unidos se vieron impactados por la falta de contenedores, lo mismo que Europa y México.
Magaña comentó que para no depender de la manufactura en Asia, varias empresas amplían sus líneas de producción en el norte y el Bajío, en México.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, además del alza en costos de transporte, hace menos rentable tener proveedores en Asia-Pacífico, lo que es una oportunidad para México de fabricar productos y atraer nuevas empresas.
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