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Debido a que la inflación no cede, el Banco de México (Banxico) encareció el costo del dinero en plena recuperación económica, y aplazó la meta de 3% para converger hasta el tercer trimestre de 2022.
Ante una inflación anual de más de 6%, salió al paso para atender la escalada de precios y apretó la política monetaria con un incremento de un cuarto de punto en la tasa de referencia para quedar en 4.25%, movimiento no esperado por el mercado.
En una decisión dividida, a diferencia de la anterior que fue por unanimidad, la mayoría de la Junta de Gobierno del banco central votó por subir el objetivo para la tasa de interés interbancaria a un día, el primer incremento desde diciembre de 2018.
Banxico reveló que en la reunión dos miembros votaron por mantener el objetivo en 4%. Advirtió que ante la persistencia de una inflación elevada, tardará más tiempo en que vuelva a colocarse en el objetivo de 3% con rango de variabilidad de +/-1%.
El pasado 2 de junio, Banxico había ratificado que sería al segundo trimestre de 2022, cuando la inflación estaría en la meta.
Pero ahora, con los datos más recientes, recorrió su expectativa hasta el otoño del próximo año.
“Incorporando el comportamiento reciente de la inflación, la actualización de las trayectorias esperadas para la general y sub- yacente en los próximos trimestres son más elevadas que las publicadas en el último Informe Trimestral. Ahora se estima que la inflación general converja a la meta de 3% en el tercer trimestre de 2022”, admitió.
Puso de manifiesto que las cadenas de suministro y los procesos productivos de diversos bienes y servicios siguen afectados por la pandemia.
Lo anterior, agregó, ocasionó choques adicionales a los previstos en la inflación general y sub- yacente, que alcanzaron 6.02% y 4.58% en la primera quincena de junio, respectivamente.
Los riesgos
Estableció que si bien se prevé que los choques que han incidido sobre la inflación son transitorios, por su diversidad, magnitud y el extendido horizonte en el que han venido afectando a la inflación, pueden implicar un riesgo en la formación de precios.
Frente a ese panorama, consideró necesario reforzar la postura monetaria para evitar afectaciones en las expectativas de inflación, así como para lograr un ajuste ordenado de precios.
Entre los peligros para el indicador, mencionó presiones inflacionarias externas, de costos o reasignaciones de gasto, la depreciación cambiaria y que la sequía presione precios agropecuarios.
Analistas estimaron que de continuar los malos datos de la inflación, es de esperar que vuelva a subir la tasa.
Monex consideró que con esa decisión Banxico pone fin a un ciclo de 21 reuniones de relajamiento en la postura monetaria, ya que el primer recorte a la tasa ocurrió en agosto de 2019, cuando se ubicaba en 8.25%.