Más Información
Familias de desaparecidos en Mazatlán irrumpen en evento de Sheinbaum; mandataria promete atender peticiones
Sheinbaum responde a Trump sobre declarar a cárteles como organizaciones terroristas; rechaza injerencia extranjera
Trump declarará a cárteles como organizaciones terroristas; "fui muy duro con México, hablé con la nueva presidenta"
Dictan 600 años de prisión a "El Negro" Radilla y "El Cone"; responsables de secuestrar al hijo de Javier Sicilia
Videojuegos, el nuevo gancho del crimen para captar menores; los atraen con promesas de dinero y poder
La ropa diseñada bajo el concepto de moda rápida se consume solamente siete veces en promedio antes de ignorarla o desecharla, en una industria con una fuerte huella ambiental, mostró un análisis elaborado por la consultora Julius Baer.
El Informe de riqueza y estilo de vida globales arrojó también que en esta categoría se emplean materiales baratos y mano de obra con bajos salarios.
De acuerdo con el documento, esta tendencia ha llevado a un desperdicio excesivo en el uso de la ropa, ya que en promedio una persona utiliza sólo entre 20% a 30% de las prendas que tiene en su armario.
“La moda rápida viene con una huella ambiental cada vez mayor. Se necesita gran cantidad de agua para la fabricación de los casi 80 mil millones de prendas que se producen anualmente. Se necesitan casi 15 mil litros de agua para producir un kilo de algodón, que equivale aproximadamente al peso de una camisa y unos jeans”, destacó el informe.
Además, la producción de prendas de vestir es responsable de la contaminación del agua debido a la cantidad de sustancias químicas tóxicas que se descargan en desagües, ríos y lagos, detalló el análisis de Julius Baer.
Ante el impacto del alto consumo de prendas, el texto subrayó que, en medio de la pandemia, una forma de cambio se ha ido acelerando poco a poco dentro de la industria de la moda, respaldada por la creciente conciencia de los consumidores sobre el impacto negativo de la industria en animales, personas y el planeta.
“Con el nombre de moda lenta, este movimiento busca fomentar un menor número de compras de prendas y calzado, fabricados con materiales de mayor calidad, sostenibles y de origen local”, explicó el reporte.
“Este enfoque ralentiza el ritmo general de compras, pero mejora la conexión de los consumidores con la moda, en una en la que la ética y la sostenibilidad son tan importantes como las estaciones y los estilos”.
En ese entorno, detalló que, si bien la desaceleración forzada de la industria durante la crisis del Covid-19 puede haber acelerado la tendencia de moda lenta, la transición de la industria del vestido aún es incipiente.
Así, entre los consumidores se está presentando una tendencia para utilizar ropa usada, con lo que se espera que el mercado de segunda mano crezca más rápido que el de la moda rápida.
El estudio también subrayó que en Estados Unidos se proyecta que casi se triplicará su valor en los próximos 10 años, de 28 mil millones de dólares en 2019 a 80 mil millones en 2029, de acuerdo con Thredup, una marca de tienda de segunda mano y consignación en línea.