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El gobierno federal revisa el camino que siguieron los millonarios recursos que se utilizaron para refaccionar, para mantenimiento e incluso para comprobar las condiciones de riesgos de las principales hidroeléctricas que operó la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en los últimos seis años, trabajos que no se concluyeron.
La estrategia forma parte del plan para fortalecer a CFE, que incluye el rescate del sistema hidroeléctrico y se presentará la próxima semana.
Uno de los programas más relevantes que se iniciaron en la administración pasada, en 2014, fue la Restitución integral del Sistema de Auscultación de las grandes cortinas para evaluar la seguridad geotécnica y estructural de la infraestructura civil, en Centrales Hidroeléctricas, que demandaba 126.2 millones de pesos.
En su momento, se reconoció que el número de aparatos de medición funcionales había disminuido, “afectando con ello la confiabilidad de la información obtenida”, sobre todo en hidroeléctricas como Plutarco Elías Calles, presa El Novillo; Manuel M. Diéguez, presa Santa Rosa; Fernando Hiriart Balderrama, presa Zimapán; El Infiernillo; Belisario Domínguez, presa La Angostura, y Manuel Moreno Torres, presa Chicoasén.
La revisión de estos complejos quedó a medias y fueron etiquetados en 2019 con avance de apenas 23.3% y los trabajos que debieron haber concluido en 2016, se aplazaron tres años, transfiriendo la responsabilidad de terminarlos a esta administración, en diciembre de ejercicio en curso.
Lo mismo ocurre con los programas de Refaccionamiento para las Centrales Hidroeléctricas del Noroeste, Norte y de la región Golfo, tendientes adquirir las refacciones necesarias para afrontar una falla a los equipos de generación hidroeléctrica, incrementar la confiabilidad del equipo, extender la vida útil, recuperación de sus parámetros de diseño, y mejora en disponibilidad y eficiencia, como los generadores de turbina cuya promedio de vida era de 50 a 60 años y que debieron haber concluido en 2016.
Estos programas, a los cuales se les etiquetó un monto de inversión conjunto de 534.5 millones de pesos llevan un avance de 65.54%, 8.4% y 65.75%, respectivamente.
En este caso, las hidroeléctricas que no recibieron todos los equipos y herramientas que requerían para mejorar su eficiencia fueron:
En el caso de los complejos del Noroeste Huites, Presidente Elías Calles, Bacurato, Comedero, Humaya, 27 de Septiembre, Oviachic, Salvador Alvaro y Mocuzari.
En el Norte, las hidroeléctricas Falcón, Amistad y Boquilla. En la región Golfo las centrales Mazatepec, Temascal, Tuxpango, Chilapan, El Salto, Micos-Electroquímica y Encanto.
El problema es tal que ni trabajos específicos como el mantenimiento para la hidroeléctrica Colotlipa (2014-2015), la estabilización de la ladera y bloques en el margen derecho de la central Luis Donaldo Colosio (Huites 2014-2015) o la reconstrucción de la hidroeléctrica La Venta (2014-2016) se pudieron llevar a cabo en su totalidad y quedaron a medias, a pesar de haberles presupuestado en conjunto 819.6 millones de pesos.
La reconstrucción de la hidroeléctrica La Venta, localizada sobre el Río Papagayo a 50 kilómetros de Acapulco, supuso inversiones para rehabilitar cinco unidades generadoras de 6 Megawatts (MW), equipo auxiliar, sistemas de control y medición.
Este proyecto formó parte de los compromisos presidenciales para la reactivación de la economía de Guerrero (Plan Nuevo Guerrero), porque a partir de los fenómenos meteorológicos de 2013 con los huracanes Manuel e Ingrid causaron afectaciones muy importantes a Guerrero.
Tampoco se concluyeron trabajos de estabilización de la ladera y bloques del margen derecho de la central Luis Donaldo Colosio, porque sólo ejecutaron una tercera parte.
Desde su etapa de construcción, la ladera derecha de la central C.H. Luis Donaldo Colosio Murrieta presentó “diversos desprendimientos de roca que afectaron la zona de casa de máquinas y subestación, y desde 1998, se trabajó en la inspección y estabilización de la margen derecha, atendiendo hasta la fecha las condiciones de mayor riesgo para la central, con la finalidad de incrementar la seguridad de las instalaciones, pero al final las obras quedaron inconclusas”.
El problema es que el retraso en la conclusión de estas y otras obras provocó que en los pasados seis años, tanto la capacidad instalada como de generación de hidroeléctricas se redujera de 21.7% a 16.7% y de 12.4% a 10.4%, respectivamente, de acuerdo con las Prospectivas del Sector
Eléctrico elaboradas por la Secretaría de Energía.
Más aun, la administración que dejó el cargo el 1 de diciembre de 2018, había previsto que entre 2018 y 2024 no habría adiciones de capacidad de centrales hidroeléctricas, como parte de las tecnologías limpias, es decir, la apuesta a la construcción de este tipo de plantas no era prioridad para los próximos cinco años.
Por ello, esperaban que en términos de capacidad instalada entre 2018 y 2032, las hidroeléctricas redujeran
su participación en comparación con el resto de las tecnologías de 15.9% a 11.4%.