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La economía mexicana creció 12% en el tercer trimestre del año frente al periodo inmediato anterior, como resultado de la reapertura y el relajamiento de medidas de distanciamiento por la pandemia de Covid-19, mostró la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) divulgada por el Inegi.
El dato es el más elevado del que se tiene registro y corrobora el inicio de la recuperación económica del país tras la fuerte contracción —también histórica— de 17.1% reportada en el segundo trimestre, debido al periodo de confinamiento estricto, sobre todo en abril y mayo.
“Al ser causada por una pandemia, la afectación inicial fue profunda debido a decretos de suspensión de actividades. Con la reapertura, la recuperación inició de forma inmediata, aunque a un ritmo distinto a nivel sectorial”, dijo Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base.
“A diferencia de recesiones previas, en donde el sector más afectado era la actividad industrial, en esta ocasión es el sector de servicios, debido a que el elevado grado de interacción humana aumenta la probabilidad de contagio”, agregó.
En la desagregación por sectores, el alza fue liderada por las actividades industriales, que subieron 22.0% durante el tercer trimestre, y tras haber caído 23.4% entre abril y junio.
El sector estuvo impulsado por el regreso en actividades detenidas durante gran parte del segundo trimestre, como la edificación y manufactura, la cual se vio favorecida por un marcado regreso en la exportación.
Los servicios tuvieron un menor dinamismo y subieron 8.6% luego de un desplome trimestral de 15.1%. El retiro de algunas restricciones sanitarias, un confinamiento menos estricto y el rebote moderado en el consumo favorecieron al comercio y servicios de transporte, recreación, hospedaje y preparación de alimentos y bebidas, rubros entre los más afectados por la crisis.
Las actividades agropecuarias tuvieron un comportamiento independiente de las afectaciones ocasionadas por la pandemia, pues con un crecimiento de 7.4% superaron los niveles del primero y segundo trimestres. El confinamiento parcial pudo mantener sólido el consumo de alimentos en los hogares, mientras que la reapertura económica favoreció la demanda por parte de restaurantes y alivió las disrupciones en la producción.
Pese al repunte trimestral, la actividad económica del país todavía se encuentra abajo de los niveles previos a la pandemia.
En su comparación anual, la estimación oportuna del PIB mostró un retroceso real de 8.6% en el trimestre en cuestión, acumulando su sexta caída anual consecutiva, con lo que la crisis actual se convierte —oficialmente— en la más larga de la que se tenga registro.
Por actividades económicas, durante el tercer trimestre de este año el PIB industrial cayó 8.9% y el de los servicios, 8.8%, respecto al mismo periodo de 2019; en cambio, el de las actividades agropecuarias avanzó 7.4%.
“La recuperación de la actividad económica se espera que continúe en los últimos tres meses del año, pero a un menor ritmo. Lo anterior, a condición de que se sigan levantando las restricciones a la oferta, más trabajadores regresen a sus puestos y se relaje el confinamiento”, dijo Alejandro Saldaña, analista económico de Ve por Más.
Sin embargo, la falta de una política fiscal contracíclica y la incertidumbre evitarán que algunos negocios reabran, lo que limitará la inversión, el empleo y, en consecuencia, el consumo.
La exportación seguirá siendo el mayor motor para la recuperación, pero perdería vigor ante la incertidumbre política, menor apoyo fiscal y reposición de inventarios en EU, así como por el rebrote del virus, agregó.
El Inegi advierte que las estimaciones oportunas podrían cambiar respecto a las cifras generadas para el PIB trimestral tradicional, que se publicarán el 26 de noviembre.
