Durante 2019 las remesas que envían los mexicanos principalmente de Estados Unidos a familiares marcaron un nuevo récord, con un total de 36 mil 48 millones de dólares, la mayor cantidad desde 1980, cuando inició el registro del indicador.
El Banco de México (Banxico) informó que se trató de un incremento de 7.04% en comparación con lo captado durante 2018, cuando dichos flujos sumaron 33 mil 677 millones de dólares.
En el reporte anual de remesas que difundió el banco central, destacó que el promedio enviado por cada paisano mejoró a 326 dólares, es decir, 1.31% más respecto a 2018, cuando era de 322 dólares.
Incluso, recalcó que hicieron más envíos de los “migradólares”, con 110.4 millones de operaciones, esto es, 5.66% más que en 2018.
Tan sólo en diciembre, los mexicanos que viven o trabajan del otro lado de la frontera norte transfirieron a sus lugares de origen 3 mil 83 millones de dólares, cantidad superior a los 2 mil 898 millones de dólares que registró Banxico en noviembre de ese mismo año.
Los paisanos que visitaron el país en las fiestas decembrinas trajeron en efectivo y en especie remesas por un valor de 60.2 millones de dólares, en promedio 396 dólares, cuando en los dos meses anteriores en dinero y regalos sumaron alrededor de 21 millones de dólares.
Analistas de Banorte estimaron que este año las remesas seguirán como importante fuente de divisas, pues se acentuará el factor que las impulsa: la retórica contra migrantes mexicanos prevalecerá en un año electoral en Estados Unidos.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó de la posibilidad de que los países con grandes remesas puedan caer en lo que llamó enfermedad holandesa, porque se pueden reducir los incentivos para trabajar y aumentar los salarios.
Reconoció que son una fuente cada vez más importante de entrada de divisas en muchos países en desarrollo, pero dichos flujos pueden tener potencialmente un efecto económico negativo.
En el texto de trabajo titulado Concentración de remesas y volatilidad: Evidencia de 72 países en desarrollo alertó que uno de esos impactos podría ser “la trampa de las remesas” o incluso caer en la llamada “enfermedad holandesa”, como lo han señalado diversos estudiosos.
De acuerdo con el análisis, en el primer caso se ubica cuando altos niveles de remesas provocan un círculo vicioso de estancamiento y dependencia económica, lo que se conoce como “trampa de remesas”.
Con remesas se pueden alentar mayores importaciones y menor efectividad del gobierno, enfatizó.
Algunos estudios empíricos han encontrado que las remesas pueden ser procíclicas, si la decisión de los migrantes de enviarlas se debe a motivos de inversión, señaló.
En el estudio, el FMI, destacó que a finales de 2016 las remesas mundiales superaron 500 mil millones de dólares, monto que según sus previsiones aumentará mientras la migración persista.
Los flujos de remesas hacia los países de bajos ingresos son altos, pues tan sólo alcanzaron alrededor de 40 mil millones de dólares en África subsahariana, o alrededor de 3% de su producto interno, indicó.
Tales entradas pueden actuar como amortiguadores contra los choques económicos adversos para un país, así como un consumo suave de los hogares, ponderó.