Una mayor conciencia por cuidar el medio ambiente tras la pandemia de Covid-19 y los mayores precios han favorecido a la industria del reciclaje en México, de acuerdo con expertos consultados por EL UNIVERSAL.
“Sin lugar a dudas hay avance, pero todavía hay muchos retos y oportunidades como país. En temas de política pública; por ejemplo, falta hacer obligatoria la separación de los residuos a partir de la fuente y que se mantengan separados desde que los generamos hasta que llegan a las estaciones de transferencia, para lograr mucho más captación de material”, dijo Romina Dávila, directora de Operaciones y Programas de Acopio de Ecología y Compromiso Empresarial (Ecoce).
Resaltó el buen desempeño que ha tenido el reciclaje de plástico PET, que además de reutilizarse para la fabricación de botellas, también es aprovechado para la elaboración de textiles y otros productos, pero consideró que aún puede avanzarse más en la recolección del material y reincorporarse al consumo.
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Desde el punto de vista de la experta, sería bueno que los gobiernos municipales, que tienen a cargo el servicio de limpia, pudieran conservar la separación del material durante toda la cadena de servicio de recolección y también crear infraestructura para que se puedan separar mucho mejor los residuos.
Al inicio de la pandemia se tuvieron afectaciones porque, para prevenir contagios, las personas que recuperan residuos frenaron sus labores y hubo escasez de materia prima, pero a partir del año pasado se tuvo una reactivación, explicó la directiva.
El país recuperó 487 mil toneladas de plástico PET el año pasado, 10 veces más que hace dos décadas y es la nación que más recicla el material en el continente americano, de acuerdo con información de Ecoce.
“México es líder en recuperación de PET a nivel mundial, gracias a que existe ya una infraestructura de reciclaje que demanda el material. No dependemos de la exportación de residuos, sino que ya hay al menos 30 plantas de reciclaje instaladas con una inversión de más de 700 millones de dólares”, detalló Dávila.
Ante el avance que se ha tenido con el reciclaje de PET en México, 81% de lo que se recupera se queda en el país para abastecer a la industria, principalmente en el sector de alimentos, envases y limpieza, y el resto del material se destina a la exportación.
En opinión de la representante de Ecoce, el crecimiento del reciclaje de PET y la creación de una industria que emplea la materia prima recuperada ha provocado que sea un producto atractivo para su recolección, ante los buenos precios que ha alcanzado en el mercado, que van de 10 a 12 pesos por kilo.
No obstante, el éxito del reciclaje del PET es difícil de replicar con otras materias primas. En el caso del vidrio; por ejemplo, a pesar de su elevado consumo e incluso problemas de desabasto que se han presentado en medio de la recuperación de las cadenas de suministro y alta demanda de envases, no ha generado una industria fuerte para la reutilización, con un precio que supera apenas 1.20 pesos el kilo.
Un caso distinto es el aluminio, con una cotización por kilo de 22 pesos, casi el doble que el PET, cuya recolección de latas fue favorecida ante los máximos históricos que alcanzaron los precios internacionales por la mayor demanda y la incertidumbre de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales estima que en el país se generan diariamente 120 mil toneladas de residuos sólidos, de los cuales 46% corresponde a orgánicos, 22% son inorgánicos no reciclables y 32% residuos que pueden ser reciclados, como envases y empaques de productos de consumo.
“En México, en el tema de los plásticos, somos un ejemplo de éxito en el acopio y reciclaje del PET, pero actualmente hay muchísimas iniciativas en ejecución que le están dando un impulso importante al reciclaje del resto de los plásticos”, explicó Martín Hernández, gerente de sustentabilidad de Resirene.
Resaltó que la transición hacia una economía verdaderamente circular, así como la meta de neutralizar totalmente las emisiones de gases de efecto invernadero, depende en buena medida de construir sistemas efectivos de acopio y reciclaje de todos los materiales susceptibles de valorización, incluidos los plásticos, el vidrio y los metales.