El Instituto Nacional de Estadística y Censos ( Idec ) de Argentina informó que la inflación anual en el país del cono sur llegó a 71% durante julio pasado, una tasa casi ocho veces superior al 8.15% registrado en México.
Al igual que en nuestro país, uno de los rubros que reportó mayor alza fue el relacionado con alimentos y bebidas no alcohólicas que registró un incremento anual de 70.6%, cifra que contrasta con el 13.44% observado en México, lo cual no es ningún consuelo, si tomamos en cuenta que es la cifra más alta nuestra economía desde agosto de 1999 y que está afectando principalmente a las familias de bajos recursos.
Otros rubros dónde se observan altos niveles de carestía en Argentina son: prendas de vestir y calzado con un aumento anual de 96.7%; restaurantes y hoteles, 90.6%; salud, 72.1%; y equipamiento y mantenimiento del hogar, 70.7%.
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Lo anterior representa un duro golpe para la población y las empresas que operan en Argentina debido a que reduce de manera importante el poder de compra de los consumidores y sus familias, toda vez que su capacidad para adquirir bienes y servicios se reduce en más dos terceras partes respecto a la capacidad que tenían apenas hace un año.
Ante esta contracción de la capacidad de compra de los hogares, las empresas también pierden porque se reduce la demanda, los negocios venden menos por la carestía, lo que las obliga a reducir sus operaciones e incluso cerrar sus establecimientos, con la consecuente eliminación de empleos.
Asimismo, las posibilidades de invertir se ven muy limitadas debido a que el costo de ampliaciones o nuevos proyectos son más elevados y su vialidad es menor en un contexto de creciente carestía en el mercado.
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Las condiciones de bienestar de los hogares se reducen, la inflación las obliga a modificar sus hábitos de consumo, sustituyendo los bienes y servicios que habitualmente consumían por otros de menor calidad, e incluso dejando de gastar en actividades que consideran superfluos como los relacionados con los viajes o entretenimiento, e incluso en otros más importantes como educación y salud.
El fuerte incremento de los precios es uno de los problemas más graves que puede padecer la economía de un país. En la década de los ochentas del siglo pasado, México registró una elevada inflación que llegó a ubicarse arriba de 150%, lo cual se espera que no vuelva a ocurrir.
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