El gobierno del presidente, debe contribuir a resolver el desacuerdo por la restricción a la importación de maíz genéticamente modificado, para evitar llegar a la solicitud de un panel de solución de controversias, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Bajo el Capítulo 9 del T-MEC que corresponde a las Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, la Oficina de la Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) solicitó este lunes al gobierno federal iniciar con las consultas técnicas respecto a las acciones implementadas en materia de productos de biotecnología agrícola.

En un comunicado la Secretaría de Economía confirmó que recibieron la solicitud de la USTR y aclaran que no es de carácter contencioso, sino una etapa previa en la cual se busca encontrar una solución de manera cooperativa.

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“La secretaria Raquel Buenrostro Sánchez, la titular de la USTR, embajadora Katherine Tai y sus equipos han venido sosteniendo diálogos de carácter constructivo con miras a encontrar soluciones que brinden certidumbre a las partes interesadas”, describe el comunicado.

Aunque sostienen que distintas autoridades, entre ellas la Cofepris, pretenden demostrar con datos y evidencia que no ha habido afectación comercial.

¿Cuál es la postura de AMLO?

Estados Unidos ha pedido al gobierno del presidente López Obrador, demostrar que la restricción a la importación de maíz genéticamente modificado tiene bases científicas y para ello tiene un plazo de 180 días, pues la falta de justificación sustentada contradice las disposiciones del T-MEC.

De acuerdo con un artículo publicado por el IMCO, desde el 2020 el gobierno federal publicó un decreto en el que establece la revocación y abstención de otorgamiento de permisos para uso del grano de maíz genéticamente modificado, prohibiendo su importación, el cual se modificó el pasado 13 de febrero del presente año.

Según Raquel Buenrostro, el objetivo del decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, es preservar que la tortilla sea elaborada con maíz nativo, para lograr la conservación de la biodiversidad de las más de 64 razas de maíz que hay en el país y de las cuales 59 son endémicas.

En noviembre de 2022, López Obrador reafirmó su postura de no permitir el maíz transgénico para consumo humano en una reunión que tuvo con el secretario de Agricultura del gobierno de Estados Unidos, Tom Vilsack.

Aunque desde entonces ya se buscaba certificar que el maíz genéticamente modificado no sea dañino para la salud.

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“Estamos buscando la forma de que ellos entiendan que una cosa es lo mercantil, la ciencia que permite mayor productividad, y otra cosa es la salud. Y que se si tiene que decidir entre la salud y el mercantilismo, nosotros optamos por la salud”, dijo el presidente mexicano según un artículo de la presidencia de la república.

En ese entonces planteó que México no se encontraba en una postura cerrada y que tanto las autoridades sanitarias de Estados Unidos como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), llevarían a cabo un análisis de las características del maíz amarillo para asegurar que no sean dañinas.

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ayef

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