La guerra comercial que inició el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra China, hasta ahora no ha afectado la llegada de empresas de ese país asiático a México, o hacer negocios, coincidieron especialistas.
Para Sergio Ley, embajador de México en China de 2001 a 2007, la interacción con organizaciones chinas tampoco ha generado presiones estadounidenses hacia México, como se vio el sexenio pasado, cuando a finales de 2014 se revocó la concesión del tren México-Querétaro a la empresa China Railway Construction Corporation (CRCC).
El ahora presidente de la Sección Empresarial para Asia y Oceanía del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce) recordó que durante la administración de Enrique Peña Nieto, el gobierno estadounidense de Barack Obama presionó al país para limitar la entrada de empresas chinas, pero “en ese este régimen [esa presión] es bastante menor”.
Ley añadió que tampoco se espera que con la llegada del gobierno del presidente electo Joe Biden, las presiones “sean tan burdas” como antes.
En tanto, los negocios de México con China se mantienen. Hace unas semanas, la Secretaría de Economía anunció la eliminación de los aranceles a la importación de trolebuses eléctricos, lo que coincidió con el anuncio del Gobierno de la Ciudad de México de que esos vehículos se comprarán a una empresa de ese país.
Además, este viernes el Sistema de Transporte Colectivo Metro adjudicó el contrato para modernizar la Línea 1 al consorcio chino CRRC Zhuzhou Locomotive, tras la renuncia de CAF.
A mediados de noviembre, a través de una orden ejecutiva, Trump prohibió a los estadounidenses invertir en 31 firmas vinculadas al ejército de China, entre las cuales figura CRRC.
Esta semana, el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, hizo un llamado al gobierno y a la industria nacional de telecomunicaciones para que se unan a la iniciativa estadounidense Red Limpia y sólo se contrate a “proveedores confiables” para redes 5G.
Esa propuesta deja fuera a Huawei, firma china que ha operado en México por 20 años.
Sobre lo dicho por Landau, Sergio Ley opinó que es parte de la “cantaleta” estadounidense respecto a que empresas chinas quieren robar información.
“Nosotros debemos ver por el mejor interés de México, y si eso es hacernos de la mejor tecnología, al mejor precio, ese es el camino que debe seguir el país”.
Para el coordinador del Centro de Estudios China-México (Cechimex) en la UNAM, Enrique Dussel Peters, la participación del país asiático en el territorio nacional es muy limitada.
La inversión extranjera directa (IED) representa menos de 1% de todo el capital captado entre 1999 y 2020, dijo. El financiamiento es mínimo y prácticamente no hay inversiones chinas en infraestructura porque en su mayoría se destinan al sector de servicios.
“La inversión en México en proyectos de infraestructura ha sido muy mala”, explicó, como se vio en proyectos que no pudieron concretarse como Dragon Mart, en Cancún, y el tren México-Querétaro, entre otros. “Estamos llenos de fracasos”, comentó.
Afirmó que China es importante como proveedor, porque es el segundo socio comercial de México. Ante ello, lo mejor será “que Estados Unidos no nos meta en sus broncas y, si quiere, que se pelee con China”.
El exjefe para el país de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora T-MEC, Kenneth Smith Ramos, afirmó que Estados Unidos y China enfrentan una guerra en varios ámbitos.
Es una especie de “guerra fría, en torno a quién va a controlar las tecnologías, las telecomunicaciones, la producción de semiconductores. Todo está en juego”.
Expuso que bajo la administración de Trump y durante la renegociación del TLCAN, Estados Unidos pretendió imponer una cláusula “anti-China”, pero México y Canadá se negaron porque era violatoria de su soberanía.
Al final se acordó es que si se negocia un acuerdo de libre comercio con una economía que no sea de mercado, se deben compartir los detalles con los otros dos países socios, y si alguno piensa que es contrario a sus intereses, puede salirse del pacto.
Smith Ramos precisó que no se definió qué es economía de mercado, y ve muy poco probable que México quiera tener un tratado con China, porque se le considera como competidor.
Biden enfrentará un campo minado, agregó, pues tendrá que sentar a China en la mesa de negociación, y que logre respetar la propiedad intelectual.
El director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz, expuso que Biden ya dejó en claro que para Estados Unidos China representa uno de sus más grandes retos, pues la relación va más allá de lo económico. Ante ello, México debe definir su política con Asia.