En estos tiempos, la clave para el desarrollo económico de América Latina ya no solamente incluye sus materias primas y sus manufacturas, sino también un recurso ilimitado aunque ignorado por muchos: el inmenso potencial creativo de la región. La creatividad forma indiscutiblemente parte del ADN de las sociedades, ciudades y barrios latinoamericanos. Tomemos, por ejemplo, la gastronomía peruana, canciones de éxito planetario como “Despacito” o directores de cine que han ganado un Óscar como Guillermo del Toro. Ahora ha llegado el momento de cultivar y desarrollar la creatividad y el talento creativo de manera local y aprovechar al máximo su potencial económico y cultural. En América Latina y el Caribe, la economía creativa, o lo que se ha dado a conocer como la “Economía Naranja”, genera aproximadamente 125 mil millones de dólares en ingresos anuales y emplea a casi dos millones de personas. Y se concentra principalmente en ciudades y áreas urbanas.
La pregunta es, ¿cómo puede América Latina impulsar aún más el desarrollo de este sector clave para sus economías? Existen esfuerzos e iniciativas en toda la región para promover, mejorar y apoyar estos ecosistemas creativos. Por ejemplo, en Barranquilla, Colombia, donde estaré dando una ponencia esta semana en Foromic, el principal evento sobre innovación del Grupo BID, el Carnaval generó este año más de 20 millones de dólares en impacto económico y 45 mil empleos directos e indirectos. La Ciudad Creativa Digital (CCD) de Guadalajara, en México, es otro ejemplo interesante, él proyecto ha impulsado un ecosistema creativo alrededor del patrimonio histórico de la ciudad que abarca el cine, televisión, videojuegos, medios interactivos y tecnología. El proyecto ya está teniendo un impacto positivo en la comunidad y se espera que genere 20 mil puestos de trabajo directos y 5 mil indirectos.
En Mendoza, Argentina, la creatividad se ha unido a las industrias vitivinícola, agrícola y de alimentos para crear una gran industria exportadora y un sector de enoturismo de nivel internacional y las empresas de la ciudad le están apostando a crear un cluster de creatividad a través del Polo Audiovisual de Mendoza.
A través de estos ejemplos queda claro que América Latina debe ser considerada una potencia creativa de la que otras regiones del mundo pueden aprender.
Pero, ¿cómo se puede hacer de la creatividad una herramienta de inclusión que reduzca la inequidad en una de las regiones con mayor desigualdad del mundo?
Los gobiernos por sí mismos no pueden hallar todas las respuestas. Los emprendedores, las startups y las nuevas empresas deben cumplir un papel fundamental. El trabajo del Fomin, el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) constituye un ejemplo de esta visión de futuro. A través de un enfoque innovador sobre el financiamiento de las empresas del futuro, el laboratorio está encauzando el capital y el conocimiento necesarios para impulsar la economía creativa de la región. En Uruguay, por ejemplo, el Grupo BID ofrece apoyo mediante cupones de innovación en las industrias creativas en Uruguay, ayudando a que pequeñas y medianas empresas de los sectores creativo y tecnológico puedan desarrollar proyectos conjuntos.
Estoy convencido de que la creatividad puede y debe ser una fuerza, no sólo para la innovación y el crecimiento económico, sino para la equidad y la inclusión, respondiendo a las disparidades existentes en América Latina, aprovechando el potencial creativo de las personas desde centros urbanos hasta barrios y áreas rurales.
Por eso, creo que América Latina nos está mostrando el camino a seguir para que la creatividad se convierta en la nueva base de la prosperidad en la región.
* Richard Florida es profesor universitario en Toronto’s School of Cities y en la Facultad de Administración Rotman. Es autor de The Rise of the Creative Class y más recientemente de The New Urban Crisis. Será ponente en Foromic, el evento sobre innovación del laboratorio del BID, que se llevará a cabo del 29 al 31 de octubre en Barranquilla www.Foromic.org
Urbanistas y uno de los pensadores de mayor reconocimiento en el mundo.