Para algunos mexicanos, el confinamiento para evitar contagios del Covid-19 significó trabajar a distancia, lo que incrementó la duración de las jornadas laborales e impactó positivamente la productividad, pues se redujeron tiempos de desplazamiento y se completaron más tareas de las que usualmente se hacían.
Sin embargo, a otros el confinamiento los llevó a la depresión, a tener problemas de soledad e incluso a caer o empeorar en adicciones como el tabaquismo y alcoholismo, a lo que se sumaron los conflictos familiares, entre otras situaciones.
En el caso de trabajos que se pudieron realizar de manera remota, se estima que la productividad de las personas aumentó en promedio entre 12% y 22%; sin embargo, no fue un comportamiento general para todos los casos, explica el director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh), Mauricio Reynoso.
Donde más se incrementó la productividad fue en el sector servicios, en trabajos administrativos, sistemas de cómputo y en todos aquellos que pueden realizarse desde casa a través de una computadora, el llamado home office, detalla
el experto.
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Hubo personas como meseros y obreros de fábricas, entre otros, que mantienen su productividad, aunque deben acudir físicamente a centros de trabajo, lo que les genera estrés, pues al salir de casa no dejan de exponerse a un contagio.
La ventaja de trabajar desde el hogar es que mucha de la gente dejó de invertir hasta tres horas en trasladarse.
“Eso evidentemente los hace más productivos, son horas que invertimos adicionales al trabajo en sí”, dice Reynoso.
Algunos empezaron a dedicarle más horas a su empleo, porque empiezan más temprano y salen más tarde, lo que, si bien trae muchos beneficios, obliga a aplicar la máxima de “nada con exceso, todo con medida”, afirma.
“Eso no nos lleva a cosas positivas. Hay que respetar horarios, descansos, fines de semana, porque puede afectar temas emocionales y sociales, dentro y fuera de la familia”, destaca.
Reynoso agrega que en los primeros meses del confinamiento por la pandemia hubo una etapa de transición, en la que algunos trabajadores cumplieron de más respecto a lo que solían hacer en condiciones normales.
“Hay que reconocer que en una oficina hay tiempo en el que se convive con los empleados, de socialización y trabajo en equipo. Cuando tienes a la persona más enfocada en lo que está haciendo la productividad sube, y no ha bajado, tanto de jefes como de empleados”, expone.
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Nuevas tendencias
Sin embargo, la visión de empresas y trabajadores es distinta en torno al trabajo a distancia.
Una encuesta realizada por PwC al inicio de la pandemia por Covid mostró que 55% de los directivos financieros de las empresas eran escépticos sobre la productividad de sus colaboradores, pero en junio esa proporción bajó a 17%, pues se dieron cuenta de que el rendimiento aumentó en algunos casos.
También, de acuerdo con PwC, 58% de los trabajadores considera que su productividad aumentó al trabajar de manera remota y creen que operar a distancia debe mantenerse, pero con horarios flexibles, mejores recursos y equipos, así como con una estrategia para lidiar con la extensa carga laboral.
Amedirh refiere que Business Value de IBM llevó a cabo un estudio en el que 52% de las personas afirmaron que quisieran seguir laborando desde su
casa; 28% preferirían hacerlo de forma híbrida y para 11% de los colaboradores será mejor volver a la oficina de tiempo completo.
Para Reynoso, puede haber altibajos en la productividad de los trabajadores por el desgaste emocional a consecuencia del confinamiento, ya que no en todos los casos se labora en circunstancias óptimas, además de que no hay un intercambio de ideas ni interacción con los compañeros de trabajo.
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Repuntan vicios y adicciones
Las medidas de confinamiento que ordenó el gobierno a causa de la pandemia, que llevaron a buena parte de la población a trabajar a distancia, también trajeron como consecuencia el regreso de personas a vicios, depresión, adicciones e incluso un repunte de violencia familiar, sobre todo en contra de mujeres y niños.
Ante ello, algunas empresas pusieron a disposición líneas de apoyo para sus trabajadores, a fin de brindarles soporte emocional para ayudarles a enfrentar
esas dificultades.
Entre los empleados se detectó ansiedad, estrés, depresión, problemas de carácter sicológico, además de un aumento de tabaquismo, alcoholismo y otras adicciones que se deben atender ante el prolongado encierro que viven las personas, de acuerdo con la Amedirh.
“La situación de confinamiento aumenta los síntomas de estrés y ansiedad, de saber si se va a conservar el trabajo, sensación de muerte, de qué pasará… Son pensamientos muy recurrentes, algunos muy lógicos y otros son paranoia, pero pueden detonar ansiedad”, asegura la sicóloga Nancy Benítez, especialista en la intervención psicoterapéutica en adicciones en Grupo Médico VAD Itzama.
Lo que preocupa es que hay personas que ante la ansiedad y el estrés pueden recurrir al alcohol como medida para mitigar sus preocupaciones, ya que al estar en casa es fácil servirse una copa de vino, algo que no pueden hacer en la oficina.
Pero también pueden recurrir a otras adicciones, como drogas, tabaco, videojuegos, entre muchas más, porque al estar en casa no se les observa ni están bajo la supervisión de un jefe.
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“Estuvimos observando algunos resultados sobre el aumento del consumo de alcohol en la Ciudad de México, por el confinamiento. En las delegaciones Miguel Hidalgo y Benito Juárez aumentó el consumo entre chicos menores de 19 años y mayores de 55 años”, expone Benítez.
El consumo de alcohol tiene riesgos, porque a pesar de que hay bares cerrados, al tener la necesidad de ingerir esas bebidas la gente se sigue reuniendo y se modifican conductas.
A pesar de que aún sin confinamiento algunos tomadores tenían días específicos para beber, como el juevebes o el sabadrink, ahora pueden consumir alcohol todos los días, a cualquier hora que gusten hacerlo, porque lo tienen a su alcance.
Ese consumo excesivo puede hacer que la persona tenga más dolores de cabeza, “crudas”, se quede dormida, no se concentre y no pueda tomar decisiones, dice. Se afecta el sistema nervioso y, en algunos casos, eso aumenta la violencia familiar o de los hombres contra las mujeres.
Hay muchas personas que tienen mucha tolerancia al alcohol, pero aun así es posible que no recuerden cuándo tienen juntas o citas agendadas, tareas por cumplir y que se mantengan en un estado de dispersión.
“Parte de los problemas que detonan las adicciones y el alcohol es que traen como consecuencia un incremento de la violencia doméstica”, afirma la experta, algo que ya reportaron algunas instituciones.
Violencia de género
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó un reporte en el cual expuso que preocupa que, en medio de la pandemia del Covid-19, persisten la violencia en contra de las niñas y las mujeres, así como de los feminicidios.
El confinamiento y las restricciones de movilidad limitan el acceso a redes de apoyo y atención a las víctimas de violencia, de acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la Cepal.
Dicha comisión expuso que, en lugar de ir a la baja, la violencia se incrementó con la crisis sanitaria. Entre 18 países de la región, Brasil y México fueron los que en números absolutos tuvieron el mayor número de casos de feminicidios en 2018 y 2019.
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“La violencia de género ocurre de forma sistemática en nuestra región. No conoce fronteras, afecta a mujeres y niñas de todas las edades y sucede en todos los espacios: en los lugares de trabajo, en el marco de la participación política y comunitaria, en el transporte y en la calle, en la escuela y en los centros educativos, en el ciberespacio y, sin duda, en los propios hogares”, arroja el reporte de la Cepal.
“El tema de la violencia por el confinamiento creció mucho contra las mujeres”, y por eso se lanzó una campaña de apoyo para ellas, dijo la coordinadora de Responsabilidad Social de Avon en México, Ingrid Espinosa.
Al restringirse la movilidad de las personas para evitar los contagios por el coronavirus, empeoró la violencia doméstica; de acuerdo con el Inegi e Inmujeres, más de 163 mil mujeres sufrieron violencia familiar en los primeros nueve meses de 2020.
“Vemos cómo ha aumentado la violencia doméstica 120%, con esto no nos podemos quedar parados”, afirma la directiva.
Preocupa la situación en que viven mujeres que trabajan a distancia en sus hogares y que, además, son amas de casa.
Para muchas mujeres el confinamiento significó un aumento en su carga de trabajo, porque no solamente tienen que cumplir con sus obligaciones laborales, sino que deben encargarse de los quehaceres domésticos y atender a los hijos, entre muchas otras funciones.
Por ello se les brindan herramientas para que logren saber qué hacer en caso de que se enfrenten a caso de a violencia familiar, para que conozcan dónde existen refugios en caso de que necesiten salir de su casa, así como otros consejos para que enfrenten de mejor forma los nuevos retos y problemas que les generó el confinamiento por la pandemia de Covid-19.