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El Banco Mundial (BM) previó que en 2023 los precios de los alimentos caerán 8%, pero advirtió que seguirán siendo altos y no representará un alivio para casi 350 millones de personas que sufren de inseguridad alimentaria actualmente como efecto de la pandemia por Covid-19 y la guerra en Ucrania.
De ahí que exhortó a los bancos centrales a mantenerse atentos a diversos factores climáticos y tensiones geopolíticas que podrían impulsar los precios al alza y reavivar las presiones inflacionarias.
Al dar a conocer el Informe de Perspectivas de los mercados de productos básicos, estableció que pese al descenso de los precios de los alimentos que se espera en todo el mundo este año, serán los segundos más altos desde 1975.
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Destacó que desde febrero pasado, la inflación anual de los precios de los alimentos se ubica en un 20 % en el plano global, el porcentaje más elevado de las últimas dos décadas.
El Banco Mundial estimó que en 2023, los precios de los productos básicos en general disminuirán un 21% en comparación al año pasado.
Según las proyecciones, los precios de la energía caerán un 26 % y del petróleo crudo alcanzará un promedio de 84 dólares por barril, lo que significa un 16 % menos que el promedio de 2022.
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Los precios del gas natural de Europa y Estados Unidos se reducirán a la mitad entre 2022 y 2023, en tanto los del carbón disminuirán un 42 % en 2023, proyectó.
Mientras que los precios de los fertilizantes bajarán 37%, lo que representa la mayor baja anual desde 1974, según sus proyecciones actualizadas.
Sin embargo, ponderó que todavía se mantienen cercanos a su último máximo observado durante la crisis de los alimentos de 2008-2009.
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