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Considerado por tradición mexicana como el mejor remedio para el susto, el bolillo mostró la mayor alza de precio en décadas, sobre todo, en el norte del país.
El trigo es el principal insumo para elaborar bolillos, pero la producción nacional sólo abastece 40% del consumo de los mexicanos y 60% se cubre vía importaciones, explicó Juan Carlos Anaya, director de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
La situación hace que el precio del pan dependa de los mercados internacionales, donde el temor de una menor oferta de trigo, por la invasión de Rusia a Ucrania a fines de febrero, les dio un impulso a las cotizaciones.
Rusia es el mayor exportador de trigo del mundo, mientras Ucrania ocupa el cuarto lugar, señaló Anaya en entrevista.
Hace unos meses, el cereal alcanzó máximos históricos y este jueves llegó a cotizar en 9.23 dólares por bushel, un récord desde el pasado 11 de julio, de acuerdo con los contratos negociados en la Bolsa Mercantil de Chicago.
Al conflicto europeo también se han sumado recientemente los riesgos del clima seco en las zonas de cultivo de Argentina y las llanuras de Estados Unidos.
El Inegi dio a conocer ayer que el bolillo y la telera se encarecieron 30.3% en la primera mitad de este mes, días antes de los sismos del 19 y 22 de septiembre.
Es el mayor incremento en más de 25 años, desde la segunda quincena de marzo de 1997, cuando su precio subió 30.8%.
La Profeco encontró el bolillo más caro en Tijuana, Baja California, donde el precio promedio fue de 4.77 pesos por pieza del 14 al 20 de septiembre pasado.
La carestía en Tijuana responde a la falta de competencia, expuso el director de GCMA.
“Mucha industria de harina y panificadoras están en el Valle de México, donde se procesa el trigo para convertirlo en harina y después hay que gastar en fletes para llevar el producto a Tijuana y otras partes”, detalló Anaya.
A Tijuana le sigue Guadalajara, Jalisco, cuyo platillo emblemático son las tortas ahogadas y donde el bolillo se vendió en 2.47 pesos por pieza. Hermosillo, Sonora, es la tercera ciudad con el mayor precio, de 2.43 pesos por bolillo; mientras en cuarto lugar está La Paz, Baja California Sur; y en quinto, Cuernavaca, Morelos.
De las 10 ciudades donde se comercializa más caro el bolillo, seis están en la región norte del país, mostraron datos de la Profeco.
Anaya dijo que los productores no han trasladado todos sus costos a los consumidores porque temen que bajen sus ventas, pero no sólo subió el trigo, sino también el gas, la luz y la logística.
México producía más trigo a inicios de siglo, pero algunas zonas del país como Sinaloa y Sonora optaron por el maíz. Desde el punto de vista de Anaya, el país es importador de trigo porque no tiene el clima y el suelo para ser gran productor del cereal.
Destacó que viene una cosecha récord de trigo de Rusia, al igual que de Australia y Canadá, pero la mayor oferta se reflejará en precios a fin de año.