Los precios promedio de las gasolinas en México están prácticamente al mismo nivel de los días previos a la pandemia del Covid-19, pero a diferencia de la primera mitad de marzo, hoy miles de consumidores enfrentan condiciones económicas adversas como pérdida de empleo, jornadas laborales reducidas y menos ingresos o baja salarial, lo cual dificulta que el consumo de combustibles termine por despegar.
Roberto Díaz de León, presidente de la Onexpo Nacional, principal agrupación de empresarios gasolineros del país, reconoce que “el precio se está recuperando, pero el consumidor es más cauto con el gasto que destina para la compra de gasolinas regular, premium y diesel”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, explica que los empresarios del sector han detectado que “los consumidores van a la estación de servicio y ya no llenan el tanque o realizan más visitas a las gasolinerías. Tienen mayor frecuencia de cargas, pero con tickets promedio más bajos. Están comprando menos volumen.
“Hay una mayor sensibilidad al precio y, en consecuencia, un uso más racional del vehículo. Está repuntando la demanda y los precios, pero las ventas siguen estando por debajo de los días previos a la pandemia”, agrega.
De acuerdo con el seguimiento de precios que realiza la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el 15 de marzo de este año los casi 34.6 millones de automovilistas que circulan por carreteras y avenidas del país pagaban en promedio 18.63 pesos por cada litro de gasolina tipo regular, y 19.82 pesos por la premium.
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Otro segmento de aproximadamente 900 mil unidades a diesel desembolsaban 20.43 pesos por litro de este combustible.
Para el lunes 5 de octubre, después de transcurridos siete meses del aislamiento social derivado de la pandemia, hay menos automóviles circulando, y aunque la demanda está respaldada principalmente por la economía informal, que está retomando actividades, en la nueva normalidad cada automovilista paga ahora 18.55 pesos por cada litro de regular y 19.05 pesos por la premium, mientras que el transporte público federal de carga y pasaje destina 19.24 pesos por cada litro de diesel que consume.
Díaz de León señala que “el precio está muy cerca de tener los niveles previos a la emergencia sanitaria, y es un factor que incide en los nuevos hábitos de consumo, pues los automovilistas están pensando más en el gasto familiar, y si es necesario usar con una menor frecuencia su vehículo, lo hacen”.
Los gasolineros han detectado esa mayor sensibilidad al precio, puesto que hay un uso más racional del vehículo, hay un punto en donde, a pesar del incremento en la demanda, comparado contra el piso que se registró en abril por el coronavirus, el incremento se da por otros factores.
“La gente dejó de usar un poco el transporte público porque se sintió más segura en su propio vehículo, compartiéndolo con dos o tres personas de su entorno laboral o familiar; ha procurado usar su unidad más que el transporte público; sin embargo, lo están utilizando con muchísimo cuidado”, explica.
Por otro lado, en el tema de la elasticidad de precio-demanda de combustibles también se observa una migración del cliente que cargaba gasolina premium —de mayor octanaje— al combustible regular —de menor octanaje— por esta sensibilidad al precio, asegura el presidente de Onexpo Nacional.
Al 5 de octubre, de acuerdo con la plataforma de precios PetroIntelligence, la diferencia de precio entre la gasolina regular y la premium es de 50 centavos por litro, lo cual al final representa un ahorro de más de 20 pesos por cada tanque de 40 litros.
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En términos de la demanda de combustibles, la Dirección General de Petrolíferos de la Secretaría de Energía (Sener) señala que el consumo de gasolinas —que incluye los dos tipos que se comercializan en el país— pasó de 761.5 mil barriles diarios en promedio en marzo de este año a 690 mil al cierre de septiembre, lo que representa una caída de 9.4%.
Esto significa que el consumo sigue estando por debajo de los niveles prepandemia.
Es decir, miles de consumidores están dejando de comprar alrededor de 71.5 mil barriles diarios de gasolinas —en sus tipos Regular y Premium—, un volumen equivalente a lo que consume solamente el Estado de México a través de las casi 900 estaciones de servicio.
“Como gremio, estamos manteniendo el contacto con asociaciones de gasolineros de otros países, como España, para observar el comportamiento del consumo de combustibles”, comenta Díaz de León.
“Ellos [los españoles] no han cerrado nuevamente la movilidad como fue en la etapa crítica, pero empiezan a tener un segundo periodo en donde podría ser una especie de W la gráfica de venta, donde la segunda U solamente llega a la mitad de lo que fue la primera U con la pandemia en sus peores niveles.
“Ya están viendo que hubo un retroceso en su volumen y están entrando en proceso de recuperación de esa segunda baja”.
Por lo anterior, “no descartamos que algo similar pudiera pasar en México, en donde podríamos tener una ligera contracción del volumen, ya sin un impacto en el precio, y otra vez tendrá que venir una recuperación. Por eso, nosotros pensamos que no veremos una recuperación del volumen sino hasta el próximo año”, menciona el directivo.
En materia de ingresos y menores ventas, el gremio también reporta un efecto negativo en sus márgenes de utilidad, reconoce Díaz de León.
“Los gasolineros nos hemos visto impactados cerca de 20% del volumen, en el mejor escenario, y en promedio, 35%”, dice.
En términos de margen de utilidad, agrega, el golpe es mayor a 40%, porque no se pueden hacer variables todos los gastos.
“Tienes un gasto fijo donde tu nómina es más de 45% del total, pero lo cierto es que sí nos hemos visto muy afectados en la parte de rentabilidad en las estaciones de servicio”, agrega.
En cuanto al nivel de ventas de Petróleos Mexicanos (Pemex), como principal distribuidor de combustibles del país, la situación no es diferente.
En los primeros ocho meses del año el consumo de gasolinas cayó de 728.2 mil barriles diarios en marzo a 568.5 mil durante agosto, lo que significa una drástica contracción de 22%.
En el caso del diesel que distribuye la petrolera, la reducción es de 26%, a pesar de que el transporte de mercancías vía carretera fue considerado como actividad esencial durante la pandemia.
Esta situación ha impactado el nivel de ingresos de la empresa estatal, pues en el periodo enero-agosto, sus ventas por bienes y servicios —incluidas operaciones internas y externas— se redujeron de un billón 197 mil millones de pesos a 805 mil 353 millones de pesos.
Por la baja demanda, la petrolera dejó de recibir aproximadamente 391 mil 691 millones de pesos durante ese periodo.
Respecto a las ventas internas de Pemex, los ingresos se redujeron de 862 mil 167 millones a 584 mil 721 millones de pesos en el mismo periodo.
Al final, el efecto económico de la baja demanda de combustibles automotores se trasladó al erario, pues Pemex disminuyó el pago de impuestos, derechos y aprovechamientos en 183 mil 666 millones de pesos en los primeros ocho meses del año.