La batalla que está dando el Banco de México (Banxico ) contra la inflación subiendo su principal tasa de interés le pasará una factura cara al gobierno federal porque costará más pagar la deuda.
El tamaño del boquete en las finanzas públicas puede ser de 65 mil millones de pesos, lo que pone en un dilema al gobierno para enfrentarlo. Así, sus dos opciones son contratar deuda adicional para pagar los mayores intereses o aplicar recortes al gasto público en la antesala de las elecciones, explicaron analistas consultados por EL UNIVERSAL.
Para ponerlo en perspectiva, ese monto es prácticamente la mitad de lo que costó la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
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De ahí que el gobierno no bajará la guardia para seguir ejerciendo una mayor fiscalización sobre los contribuyentes con el objetivo de recaudar más ingresos tributarios, anticiparon.
En el programa económico para 2023 se proyectó que la principal tasa de Banxico tendría un promedio de 8.9% este año.
Sin embargo, está en 11% y expertos ven probable que permanezca cerca de este nivel en 2023, pues el banco central dio a entender en su última reunión que la volverá a subir en marzo.
El subgobernador de Banxico, Jonathan Heath, dijo a una agencia extranjera: “Yo veo la tasa terminal muy cerca de 11.50% o en un rango de 11.25% a 11.75%”.
Heath se refería al nivel de la tasa a la que Banxico está dispuesto a llegar para combatir la inflación y así converger a su meta de 3% para estabilizar los precios y con ello preservar el poder de compra de los mexicanos.
Al mismo tiempo, los inversionistas que prestan dinero al gobierno están cobrando los mayores intereses que se hayan visto en los últimos 22 años.
Como cada martes, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) subastó a través de Banxico, Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes) y otros instrumentos de deuda.
Pero en esta última ocasión, se comprometió a pagar un rendimiento anual de 11.05% para el caso de los Cetes con vencimiento a un mes, por un monto de 12 mil 500 millones de pesos.
Desde mayo de 2001, no se ofrecía un premio tan alto para que inversionistas se animaran a aceptar estos valores respaldados por la administración federal.
El mayor costo de la deuda tiene que ver con la elevada tasa de Banxico , la cual se duplicó en el último año y llegó a 11%, advirtieron expertos.
Supera el pronóstico
El codirector de Inversiones en Franklin Templeton México , Luis Gonzali, explicó que en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) que aprobó el Congreso de la Unión como parte del paquete económico 2023, contiene un análisis del impacto ante el cambio de las variables, entre ellas la tasa de interés.
“Tienen presupuestado una tasa de Banxico de 8.9% promedio en el año, pero eso se ve cada vez más complicado que suceda porque actualmente se encuentra en 11% y probablemente sea más”, ponderó.
En entrevista, refirió que en los CGPE , Hacienda estima que por cada punto porcentual que la tasa esté por encima a la presupuestada, es decir por arriba de 8.9%, al erario público le va a costar cerca de 30 mil millones de pesos.
Si asumimos que la tasa final promedio puede ser de alrededor de 11% o superior, se está hablando de cerca de 65 mil millones de pesos, es decir, lo que las tasas altas van a tener sobre el servicio de la deuda, expuso.
“Estará muy complicado que la tasa esté en 8.9%; vamos a tener que ver ajustes en el servicio de la deuda”, advirtió.
Frente a esto, el especialista dijo que una alternativa podría ser optar por más endeudamiento, es decir, pedir prestado para pagar los intereses.
Otra opción sería recortar el presupuesto público para poder cumplir con el pago de los intereses que se generen por tener deuda, consideró. Tendría que ser sobre el gasto aprobado por el Congreso y calendarizado por Hacienda para este año.
Estableció que, si bien hay tela de dónde recortar el gasto, la cuestión es que haya voluntad política para hacerlo.
“El tema es que vienen tiempos electorales y seguramente la voluntad política para bajar el gasto será menor que al inicio del sexenio”, puntualizó.
Estimó que lo más probable es que la forma de enfrentar el mayor costo de la deuda, sería buscar eficiencias fiscales como se hizo en los últimos años, recaudando más o recurrir a la deuda.
Debido al encarecimiento del costo del dinero, porque están subiendo las tasas en todo mundo, hay un precio a pagar a los inversionistas, subrayó.
Por eso, todos los vencimientos y refinanciamientos tendrán que ser a tasas altas, matizó.
Superpeso ayuda
En lo anterior coincidió el director de Bursamétrica, Ernesto O’Farrill : “La deuda interna está a corto plazo y al renovarse, sí está sufriendo incrementos en el costo financiero”.
Hizo ver que en el presupuesto ya estaba contemplado un incremento de 30% en el gasto financiero del total de la deuda, debido a una combinación de factores. Por un lado están aumentando las tasas de interés tanto en pesos como en dólares.
A su vez, el tramo más fuerte de la deuda está contratada a tasa fija, entonces ahí no hay gran efecto, ponderó.
En cambio, destacó que el peso ha ganado terreno al dólar; entonces, traducido a la moneda mexicana, se está dando un ahorro en el costo financiero de la deuda externa, observó.
Fondos de estabilización
Luis Gonzali dijo que si bien el mayor costo de la deuda no es un monto tan significativo con respecto del tamaño total del presupuesto de 2023, son presiones que se podrían ir acumulando.
“Digamos es una presión más para el presupuesto de 2023. Ya veremos cómo viene el presupuesto del siguiente año, es borrón y cuenta nueva”.
Sobre si las calificadoras de riesgo soberano podrían penalizar a México por esto, descartó que suceda:“No es algo catastrófico, no es mucho dinero, pero abona a posibles faltantes a lo largo del año”, reiteró.
Señaló que, si bien los fondos de estabilización no están en ceros, al parecer serán insuficientes para usarse en caso de respaldar el presupuesto ante un eventual recorte al gasto.
Algo que podría compensar, señaló, son los ingresos excedentes petroleros porque este año ya no será tan necesario usarlos para subsidiar las gasolinas, pues los petroprecios están bajando en los mercados energéticos internacionales.
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