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El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) advirtió que los niveles de desempleo observados en el mundo como efecto de la crisis económica provocada por la pandemia del Covid-19 pueden aumentar el riesgo de lavado de dinero.
En la reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20, el presidente del organismo antilavado, Marcus Player, expresó que con un número creciente de personas sin trabajo existe mayor probabilidad de que sean utilizados como mulas para transportar dinero para blanquearlo.
Dijo que la pandemia ha provocado el aumento de delitos financieros, como falsificación de productos médicos, estafas y fraudes, aprovechando los estímulos económicos que han otorgado los gobiernos para enfrentar el impacto de la crisis.
Alertó que las empresas que quebraron pueden ser utilizadas para estos fines, porque los delincuentes se pueden apoderar de ellas o les pueden dar dinero en efectivo para blanquear dinero producto de la delincuencia.
En ese contexto, indicó que el sector inmobiliario, el de la construcción y las pequeñas y medianas empresas, son las que corren mayor peligro de ser usadas para el lavado de dinero.
Para contener las vulnerabilidades por estos delitos, pidió a líderes del G20 mantener la lucha contra el lavado de dinero en un lugar destacado de las agendas.
Señaló que precisamente los estándares del GAFI ayudan a los gobiernos a hacer su trabajo en esta materia; si se implementan las recomendaciones de manera efectiva tendrán un impacto inmediato, afirmó.
Aseguró que sólo unidos se podrá garantizar una recuperación económica sólida y sostenible. Se podrá restaurar la confianza en las economías e integridad del sistema financiero.
“Esto es necesario ahora más que nunca, y sería apropiado, con suerte, para un mundo posterior al Covid-19”, afirmó.
Puntualizó que al analizar el camino a seguir, sobre todo en cómo mejorar la resiliencia de las economías, sigue siendo vital considerar protegernos de los fondos ilícitos.
Advirtió que la delincuencia, el terrorismo y el posterior blanqueo de activos que alimentan nuevos delitos plantea graves riesgos para la recuperación y la estabilidad económica.
Todo esto, agregó, socava la competencia justa, obstaculiza el crecimiento, profundiza la desigualdad y erosiona la confianza en la integridad del sistema financiero mundial.