Mientras que la política monetaria sigue siendo restrictiva, con las tasas de interés en niveles récord, la política fiscal para el actual y el próximo año es expansiva, lo que significa que van por caminos contrarios, alertó el director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), Carlos Hurtado.
Por una parte, las decisiones de política monetaria del Banco de México (Banxico) “intentan frenar la demanda agregada, y la segunda [la política fiscal], la estimula”, destacó.
“El costo de eso es que si Banxico persigue su objetivo constitucional de bajar la inflación, las tasas reales de interés tendrán que permanecer más elevadas que si la política fiscal fuese también restrictiva”, dijo.
“Para el gobierno, eso conviene, la estimulación de la demanda agregada y su propio gasto en año electoral, pero para la actividad económica, especialmente de las micro, pequeñas y medianas empresas, es dañino, ya que las tasas de interés que enfrentan para su capital de trabajo e inversión son sumamente altas”.
La falta de coordinación obstaculiza la reducción de la inflación y la baja de las tasas de interés, dijo Hurtado, además de que desalienta el impulso de nuevos proyectos de inversión por el nivel de rendimientos.
Pidió considerar los ejemplos de otros países, en donde las contradicciones entre las políticas fiscal y monetaria provocaron una recesión, como se vio en Europa después de 2009.
Sin embargo, dijo que la decisión del Banco de México de mantener la tasa de interés de referencia en 11.25% indica que su Junta de Gobierno no está convencida de que las presiones inflacionarias ya estén controladas.
“Las elevadas tasas de interés aprecian el tipo de cambio. Esto, junto con los fuertes aumentos salariales que se han presentado en años recientes, afecta la competitividad del país en su conjunto, y ello impacta los costos de producción de las micro, pequeñas y medianas empresas”, subrayó el director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.