La recuperación de los niveles de pobreza que existían antes de la pandemia podría ser más rápida que en la crisis anterior, pero dejará secuelas en materia de educación y salud que van a tardar más tiempo en superarse, advirtió John Scott, investigador académico del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
De 2018 a 2020 el número de pobres en México aumentó en 3.8 millones de personas, cifra un poco mayor a los 3.3 millones que se generaron por la crisis financiera internacional de 2008-2009. Sin embargo, esta contingencia resultó distinta y falta ver la evolución del virus.
“Es difícil de predecir cuánto tiempo vamos a tardar para regresar a los niveles de 2018, porque depende de cosas que no son económicas. Si puede durar, pero no creo que tanto como la última crisis, que fue macroeconómica global, en la que la recuperación fue más lenta que ésta, y esa nos llevó apenas en 2017 a recuperar los niveles de pobreza que teníamos en 2008”, dijo el investigador en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Explicó que muchos de los países industrializados (incluido Estados Unidos) han remontado mucho más rápido de lo que se pensaba el estancamiento, y México depende mucho de la economía de la Unión Americana, ahí puede haber la oportunidad de una recuperación rápida.
Sin embargo, el especialista comentó que “en la parte económica la recuperación va a ser más rápida, pero la mala noticia es que esta crisis dejará otras secuelas de largo plazo que pueden perdurar, como la parte de educación y la de salud”.
El número de personas de 16 a 21 años que dejaron de asistir a la escuela en 2020 ascendió a 419.4 mil jóvenes, lo que contribuyó para que el porcentaje de la población con rezago educativo llegara 19.2%, de acuerdo con la medición de los indicadores de carencia social realizada por el Coneval.
“Cuando la gente abandona la escuela como efecto de la crisis, eso quiere decir que esa gente va a salir de la educación, ya no va a acumular capital humano y esos efectos los vas a ver en toda su vida productiva.
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“Esto tiene secuelas de largo plazo, no desaparecen con la recuperación económica”, explicó Scott.
Por otra parte, la falta de acceso a los servicios de salud fue una de las carencias sociales que más repuntó, al pasar de 16.2% de la población en 2018 a 28.2% durante 2020.
Misión general
El especialista consideró que hay varias tareas para los tres niveles de gobierno, por ejemplo, consolidar un sistema de salud efectivo, que realmente dé los servicios, insumos y medicinas necesarias para que la gente tenga acceso real a la salud, recuperar la oferta que se reportaba antes de esta crisis y del cambio del sistema de salud.
Segundo, reconocer que los grupos más afectados por la crisis han sido grupos que están desprotegidos por las políticas públicas, por los programas sociales, que son en particular grupos en pobreza urbanos.
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“Muchas de las políticas públicas se dirigen a áreas rurales, lo cual está bien, porque ahí es donde sigue estando la pobreza más profunda, pero eso no significa que no existan muchas oportunidades de protección social en áreas urbanas, entonces deben fortalecerse las acciones para proteger a esta población en particular, sin descuidar a la población rural”, destacó el especialista del Coneval.
Luego, más eventualmente, a mediano plazo se debe transitar hacia un sistema de seguridad social que logre algo mucho más cercano a la cobertura universal de lo que se tiene.