A pesar de que uno de los objetivos explícitos del gobierno actual es combatir la pobreza y la desigualdad, las familias con menos recursos padecen los peores estragos económicos desde que se detectó el primer caso de Covid-19 en México.
En el último año, la economía mexicana sufrió los daños de la paralización de la producción y el comercio exterior a causa de las restricciones por la emergencia sanitaria. El consumo se detuvo y las empresas frenaron sus planes de inversión y crecimiento.
El Inegi estima que la economía se desplomó 8.2% en 2020, siendo su segundo año consecutivo a la baja y la caída más profunda desde 1932.
Las personas con bajos ingresos no sólo son las que tienen menos acceso a una atención de salud de calidad y corren más riesgo de contagiarse del virus, también son a las que mayormente les recortaron el salario y fueron despedidas o suspendidas temporalmente sin goce de sueldo a causa de esta paralización, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
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En promedio, el poder de compra del ingreso por trabajador tuvo una disminución de 2.5% durante el año pasado, al pasar de mil 820 a mil 773 pesos mensuales al descontar la inflación, señala el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), organismo oficialmente calificado para llevar a cabo las mediciones de pobreza en el país.
Sin embargo, la mayor disminución se observó en 20% de los trabajadores más pobres, cuyo ingreso se desmoronó de 159 a 94 pesos en 2020. En cambio, en el otro extremo, 20% de la población con mejores salarios mostró un aumento en sus percepciones de 4 mil 663 a 4 mil 727 pesos.
Esto significa que la diferencia entre 20% de la población con los sueldos mayores y 20% con los salarios más bajos fue de 50 veces, lo que agudizó la desigualdad en el país, según información del coeficiente de Gini presentado por el consejo que encabeza José Nabor Cruz.
Con la mayor dependencia del turismo en el país, Quintana Roo y Baja California Sur fueron las entidades federativas donde más aumentó la pobreza laboral en términos relativos.
La pérdida de empleos se dio principalmente en las pequeñas y microempresas, así como en la economía informal.
En el sector formal se tenían registradas en enero 19 millones 822 mil plazas ocupadas ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 792 mil menos que al cierre de febrero del año pasado, cuando se dio el primer caso de Covid-19 en el país.
De esta pérdida, casi la mitad de los puestos están relacionados directa o indirectamente con el turismo, el sector más afectado por las medidas que aplicaron las autoridades para intentar contener la pandemia.
Durante la crisis actual, la inflación confirmó por qué es considerada como el impuesto de los pobres, ya que principalmente dañó a los que menos tienen.
De finales de febrero de 2020 a la primera mitad del mes pasado, México acumuló una inflación de 3.4%. No obstante, las familias con ingresos de hasta un salario mínimo, es decir, que perciben máximo 4 mil 250 pesos al mes, enfrentaron una inflación de 3.9% durante el mismo periodo, así lo muestra los datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor del Inegi.
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Al mismo tiempo, los hogares que ganan entre uno y tres minisalarios, lo que equivale de 4 mil 251 a 12 mil 750 pesos, resintieron una carestía de 3.7%.
La inflación se desaceleró a 3.5% para las familias que perciben entre tres y seis salarios mínimos, de 12 mil 751 a 25 mil 500 pesos, pero las más favorecidas fueron aquellas con ingresos superiores a los 25 mil 500 pesos, pues los precios de los bienes y servicios que consumen subieron 3.2%, es decir, menos que la tasa general de inflación.
Entre los alimentos que más subieron a un año del Covid-19 destaca la papa, con un repunte de 49%, seguida del arroz, con 35%, y el frijol, con 28%.
Reconocido por ser el cárnico predilecto de los hogares mexicanos, debido a la accesibilidad de su precio con relación a otros productos de origen animal, el pollo acumula un incremento de 24%, aunque la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) considera que empezará a abaratarse a partir de abril.
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Por otra parte, el gas doméstico LP también sobresale por la subida que mostró este año, cuyo precio se disparó 29% ante los aumentos en las cotizaciones internacionales y la escasez de gas natural por la severa tormenta invernal en Texas.
La economía mexicana no logrará recuperarse durante 2021 del desplome de 8.2% que le ocasionaron las restricciones por la pandemia del año pasado, ni siquiera en el mejor de los escenarios, estima el Banco de México (Banxico).
La institución que gobierna Alejandro Díaz de León calcula que, en el mejor de los casos, el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá 6.7% este año, siendo su mejor desempeño desde 1997 y el segundo desde 1981.
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Sin embargo, explica Banxico, “se requiere fomentar condiciones que permitan atraer una mayor inversión, mejorar la percepción sobre el clima de negocios y salvaguardar y fortalecer el ámbito institucional.
“También se deben corregir los problemas institucionales y estructurales pendientes, mantener la flexibilidad en la asignación de recursos y permitir los ajustes microeconómicos necesarios para impulsarla reactivación de la actividad productiva y del empleo”.