Aun con la declaratoria de saturación que hace poco más de un año redujo el número de operaciones por hora, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) recibe cada vez más pasajeros.

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En el primer trimestre de 2023 el AICM recibió a 11.7 millones de pasajeros, casi 100 mil pasajeros más que en el primer trimestre de 2019, año en que alcanzó el récord de 50 millones de pasajeros. Y aunque el número de viajeros es mayor, las operaciones aéreas disminuyeron como consecuencia de la saturación.

En los primeros tres meses de este año se registraron 86 mil operaciones comerciales, cuando en el mismo periodo de 2019 hubo 103 mil operaciones.

Esto se debe a que, al no haber más autorizaciones de horarios para aterrizar o despegar (slots), las aerolíneas están utilizando aviones más grandes.

Carlos Torres, analista de aviación y turismo, dijo que, ante el recorte de slots, las aerolíneas optan por operar con equipos de mayor capacidad.

“Utilizas el mismo slot, pero con más pasajeros. Las tres aerolíneas nacionales —Volaris, Viva Aerobus y Aeroméxico— marcadamente están utilizando aviones con más capacidad de asientos para maximizar sus horarios”, explicó.

“Es un fenómeno extraño, porque se recorta la operación, pero seguimos viendo el aeropuerto lleno”.

El AICM se sobresatura; falló el plan de desahogo
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A tope

El 3 de marzo de 2022 la Agencia Federal de Aviación Civil declaró la saturación de las terminales 1 y 2 del AICM, además de que se modificaron las bases para la asignación de horarios de aterrizaje y despegue, por lo que las aerolíneas están más restringidas para obtener nuevas frecuencias en ciertos horarios. Las aerolíneas extranjeras también están limitadas para obtener un horario por convenio bilateral.

Si a esto se le suma la falta de mantenimiento y personal, la experiencia del pasajero es cada vez peor.

“Al menos en la Terminal 1, las cosas son cada vez más caóticas. Hay poco personal en migración y aduanas. Cosas tan simples como los arcos de seguridad siguen sin funcionar y en los filtros de seguridad te revisan con garretts (detector de metal portátil), lo que alarga los tiempos de abordaje”, agregó Torres.

“Visualmente, no hay mantenimiento. Hay más espacios comerciales y menos espacio físico para la movilización de pasajeros. Todo eso va paulatinamente en detrimento de la calidad y el servicio”.

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Sistema sin efecto

Además de limitar las operaciones aéreas, para aliviar la saturación del AICM, se tenía contemplado la puesta en marcha del Sistema Metropolitano de Aeropuertos: AICM, Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el Aeropuerto Internacional de Toluca.

Sin embargo, ni el Felipe Ángeles ni el de Toluca han logrado quitarle pasajeros al AICM y tampoco logran operar a su máxima capacidad.

Rogelio Rodríguez, titular de posgrado de la Cátedra de Derecho Aéreo y Espacial de la Facultad de Derecho de la UNAM, dijo que los aeropuertos alternos no corresponden a un sistema metropolitano como tal, pues el de Toluca está subutilizado por falta de oferta y el Felipe Ángeles se ve afectado por la distancia para llegar a la Zona Metropolitana del Valle de México y la prolongada situación de la Categoría 2, ya que no tiene posibilidades de crecer hacia Estados Unidos.

“El AICM no está desbordado, porque incluso tiene menos operaciones, pero el incremento de la capacidad de las aeronaves genera una crisis en tierra. Para los pasajeros es más lento llegar, hay inconvenientes en la entrega de equipaje, no hay tantas posiciones de contacto y hay muchas posiciones remotas. Eso retrasa el abordaje, porque hay que subir a un camioncito”, comentó Rodríguez.

“Pareciera que la apuesta no es hacia la mejora, sino que te vaya lo peor posible como pasajero para ver si te vas al AIFA”.

Rodríguez confía en que cuando se recupere la Categoría 1 habrá un crecimiento exponencial de vuelos en el AIFA, incluso en Toluca, porque la demanda de vuelos hacia Estados Unidos “aguanta todo”.

Por su parte, Juan Carlos Machorro, socio de Santamarina y Steta, dijo que, en algún momento, “alguien tendrá que decidir qué hacer con el AICM”, porque ya no hay para dónde crecerlo ni ensanchar las pistas.

“No hay recursos, ya no da para más en cuanto a operaciones, y caemos en el mismo tema: el círculo vicioso, el callejón sin salida en el que nos metimos al cancelar el proyecto de aeropuerto de Texcoco”, subrayó.

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