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maria.saldana@eluniversal.com.mx
El chile yahualica que se utiliza para hacer las tortas ahogadas de Jalisco; los sombreros de San Francisco del Rincón; los nopales de Villa Valtierrilla; cerámica mayólica de Dolores Hidalgo; el tequila Huanímaro exclusivo blanco y la cajeta de Celaya; Pan Grande de Acámbaro y Mezcal San Felipe Torres Mochas son ejemplos de marcas colectivas y denominaciones de origen que se acumularon en los últimos seis años.
Sin embargo, deben explotarse o de lo contrario no se conocerán ni en México ni en el exterior, afirma el director general del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), Miguel Ángel Margáin.
“Lo más importante de todo es que se exploten dentro y fuera del país”, destaca, porque actualmente las denominaciones de origen más conocidas son tequila y mezcal.
En entrevista con EL UNIVERSAL, destaca que se tiene que hacer más trabajo para difundir que existen otras bebidas con reconocimiento, como charanda, bacanora y sotol. Lo mismo aplica para marcas colectivas.
En esa situación están el cacao de Grijalba, la vainilla de Papantla, el café de Veracruz, café de Chiapas, chile habanero de la península de Yucatán, mango ataúlfo de Soconusco, chile de Yahualica y el arroz de Morelos.
En esa categoría están también productos elaborados a mano como la talavera poblana, el ámbar de Chiapas y las cajitas artesanales de Olinalá, Guerrero.
Estas marcas colectivas o denominaciones de origen se pueden exportar, pero es necesario que cumplan con la Norma Oficial Mexicana (NOM), a fin de garantizar que el producto es verdaderamente el que se está comercializando, dice.
Sin embargo, para certificar que cumplan con las NOM se requieren organismos de certificación, y hasta la fecha solamente siete productos con denominación de origen cuentan con ello: tequila, mezcal, talavera, vainilla, chile habanero, mango ataúlfo, charanda, bacanora y sotol.
Actualmente está en proceso el poder contar con un organismo de certificación en tres productos: café de Veracruz y de Chiapas, así como el arroz de Morelos, dice la subsecretaria de Normatividad y Competitividad de la Secretaria de Economía, Rocío Ruiz Chávez.
“Nos encantaría que haya organismos que certifiquen que cumplen con la NOM los productos con denominación de origen, porque si no hay organismos, no hay certificación”, añade.
Sin embargo, hay muchos productos que se venden con una supuesta “denominación de origen”, pero no cumplen con la NOM ni tienen la certificación, algo que debieran exigir el consumidor y las tiendas de autoservicio y departamentales, es decir “promover la compra de productos certificados”.
A pesar de la protección que se tiene con la denominación de origen, hay falsificaciones, por ejemplo hay casos de tequila apócrifo en Filipinas y en Indonesia.
Uno de los problemas es que a veces los productores de alimentos y bebidas, así como de artesanías con denominación de origen, no acuden a los laboratorios para obtener la certificación, dice el presidente del Consejo Mexicano de Normalización y Evaluación de la Conformidad (Comenor), Gerardo Hernández.
Pese a que hay organismos certificadores que cuentan con laboratorios, si no tienen demanda, porque los productores no piden que se certifiquen sus productos, se podrían ver orillados a cerrar, y como consecuencia se venderán productos sin garantizar el cumplimiento de la denominación de origen, añade.
“Si no te lo exige el cliente y la comercializadora o tienda, entonces no hay presión para que el productor certifique su producto”, subraya.