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El aumento a los salarios mínimos debe cuidarse porque se liga a mayor productividad, además de que puede tener consecuencias inflacionarias y resta competitividad a la industria, alertó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
En su análisis semanal, el organismo informó que debe evitarse el contagio del incremento salarial de 20% para 2020 a otras revisiones contractuales, algo que deben cuidar autoridades, sindicatos y empresas.
“La política pública debe cuidar que los aumentos salariales sean congruentes con la productividad, como lo recomienda la teoría y la práctica económica general y que los costos laborales no resten competitividad a la industria. Si los salarios se elevan más allá, el resultado es mayor inflación y menor competitividad”, detalló.
El gobierno federal anunció a principios de la semana pasada un incremento al salario mínimo. Para la mayor parte del país pasó de 102.69 a 123.22 pesos diarios, es decir, 3 mil 746 pesos mensuales. En la Zona Libre de la Frontera Norte el ajuste fue de 176.72 a 185.56, lo que equivale a 5 mil 641 pesos mensuales.
De acuerdo con las autoridades, el incremento beneficiará a 3.44 millones de trabajadores inscritos en el sector formal.
Sin embargo, el CEESP alertó que otro problema de esta alza es que hay poco margen en la economía para mantener ese ritmo de aumentos salariales.
Explicó que hay pérdida de competitividad como se muestra en el hecho de que el costo unitario de la mano de obra en México se elevó 15% desde 2014.
Un tercer aspecto que destacó el CEESP es que ese aumento no es garantía de que los trabajadores informales pasen a la formalidad, “sino más bien al contrario, dada la desaceleración económica y el mismo aumento del salario mínimo general”.