Por la llegada de la variante ómicron, Petróleos Mexicanos (Pemex) alista un esquema de aplicación de pruebas nasofaríngeas para la detección de antígeno de SARS-CoV-2 a trabajadores de la empresa y subsidiarias.
La Gerencia de Prevención Médica de la petrolera empezó a difundir a todos los departamentos y unidades de la Subdirección de Servicios de Salud la Guía Operativa para Pruebas Nasofaríngeas SARS-CoV-2, para prevenir contagios masivos.
Lo anterior incluye plataformas, campos y activos, complejos refinadores, oficinas regionales y centrales en la Torre Ejecutiva de Pemex.
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Hasta el 21 de diciembre y sin que se presente algún caso de la nueva variante, Pemex ha registrado 55 mil 42 personas con síntomas respiratorios, a quienes se han realizado 45 mil 474 pruebas, con las cuales se han logrado descartar 23 mil 554.
Sin embargo, los servicios de salud de la empresa han confirmado por PCR y asociación clínico-epidemiológica 26 mil 918 casos de Covid-19, en sus instalaciones como en jubilados y familiares de petroleros, de los cuales 23 mil 59 fueron dados de alta y 3 mil 157 fallecimientos.
Por ello, Pemex busca evitar nuevos contagios con ómicron con pruebas nasofaríngeas.
En su reciente informe a inversionistas, del tercer trimestre de 2021, la petrolera sostuvo que “el brote de Covid-19 ha tenido y podría continuar teniendo un efecto adverso en el negocio, los resultados de operaciones y su situación financiera”.
La operación de la empresa es estratégica, explicó, como se define en los artículos 27 y 28 constitucionales, pero de acuerdo con el Plan de Continuidad de Negocio por la crisis sanitaria “ha tenido que limitar el acceso de la fuerza laboral a las instalaciones, implementando turnos alternos y permitiendo que otra parte trabaje de manera remota, aun cuando lleva a cabo medidas de sanitización y desinfección de las instalaciones”.
Incluso, Pemex advirtió que “si el impacto de la pandemia continúa por un periodo prolongado podría afectar negativamente la capacidad de operar el negocio de la manera y en los plazos previstos previamente en su Plan de Negocios, con consecuencias contables, disminución de ingresos y valor de los inventarios, pérdidas cambiarias, deterioro de activos fijos y afectar la capacidad de operar un control interno efectivo sobre la información financiera”.
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La guía que se ha distribuido, vigente desde el 23 de noviembre, señala que la estrategia busca establecer el lineamiento específico para la aplicación de pruebas rápidas que “aseguren la detección oportuna de casos que cumplan con la definición operacional de sospechosos para SARS-CoV-2, para evitar o disminuir su propagación”.
El documento “es de observancia obligatoria” para todo el personal de salud y administrativo que labora en las unidades médicas de la empresa y en los servicios preventivos de medicina del trabajo involucrado en la aplicación de pruebas rápidas.
Los criterios para toma de pruebas involucran a trabajadores activos de Pemex y subsidiarias que puedan encontrarse en las siguientes situaciones:
Cumplir con la definición operacional para enfermedad respiratoria viral; haber tenido contacto de riesgo (laboral o extralaboral con un caso confirmado de Covid-19); ser personal adscrito a la Subdirección de Servicios de Salud que presta sus servicios para la atención del virus; ser personal de atención de los Centros de Desarrollo Infantil (Cendis); que laboren en un área con alta afluencia de personas (servicio al personal, de atención a clientes y proveedores); participar en actividades presenciales donde se reúnen personas, como cursos. Asimismo, los trabajadores captados en los filtros sanitarios de los servicios preventivos de medicina del trabajo (SPMT) sospechosos de enfermedad respiratoria viral y contacto de riesgo, serán enviados por personal del filtro sanitario para la toma de muestra.
También, los registros de la aplicación de pruebas nasofaríngeas para detección de antígenos SARS-CoV-2 se realizarán por los médicos de la Subdirección de Servicios de Salud de manera diaria.
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