El principal motor de la economía en los primeros tres meses del año fue el consumo, a pesar de los altos niveles de inflación. Además, beneficiaron factores como los crecientes flujos de recursos a las familias vía remesas, así como la recuperación del empleo y de la masa salarial, dijeron especialistas.
La economía mexicana habría acelerado su marcha en los primeros tres meses de 2023 al reportar un alza trimestral de 1.12%, superando las expectativas y ubicándose como la tasa más alta desde el primer trimestre de 2022, según la estimación oportuna del PIB que dio a conocer el Inegi el viernes pasado.
La actividad productiva en nuestro país se mostró no sólo resiliente, sino verdaderamente dinámica gracias al buen desempeño de los fundamentales domésticos, como el consumo, afirmó Daniel Arias, analista económico de Monex.
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El consumo es uno de los subsectores de los servicios que más ha soportado los choques que ha registrado la economía en los últimos meses, como la inflación, debido principalmente a que el flujo de remesas creció de manera importante, así como la masa salarial, gracias a la recuperación del empleo y el aumento a los salarios mínimos, dijo Adrián Muñiz, subdirector de análisis económico de Vector.
En la parte interna, pese a las alzas en las tasas de interés y la inflación, el consumo se mantuvo fuerte. El dinamismo del empleo, que reportó máximos históricos en el número de trabajadores adscritos al IMSS, y la masa salarial, que siguió creciendo, ayudaron a sostener el gasto de las familias, coincidió James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco.
Muestra de que el consumo ha sido uno de los catalizadores internos que permitieron el repunte de la economía al inicio del año, es la divergencia entre el desempeño de la industria y los servicios, pues mientras los primeros crecieron a una tasa trimestral de 0.69%, los segundos duplicaron la cifra y lo hicieron a razón de 1.47%, dijo Arias.
La fortaleza del consumo se ve reflejada en el dinamismo del sector servicios, que ha estado impulsado en el primer trimestre del año por actividades como el comercio al menudeo, los servicios de transporte, esparcimiento y alojamiento, preparación de alimentos y bebidas, servicios profesionales y servicios turísticos, principalmente.
En contraparte, la industria tuvo un trimestre complicado ante la desaceleración de los principales socios comerciales del país, lo que frenó a las manufacturas, y por el ambiente de elevadas tasas de interés, que empieza a presionar de forma importante a la construcción.
Contagio a la vista
A pesar del buen inicio de año, la perspectiva sigue siendo de desaceleración en los próximos meses, con una economía que va a crecer menos este año que en 2022, pero se va a desacelerar menos de lo que se esperaba apenas hace un par de meses, consideró Muñiz.
En su opinión, eso podría ser bueno en términos de crecimiento económico, pero no necesariamente para efectos inflacionarios, ya que ese crecimiento adicional podría generar un problema de presión de demanda.
“Banxico está preocupado por el tema de la inflación subyacente, particularmente por lo que se refiere a los servicios, y resulta que ese es justamente el grupo de precios que refleja presiones de demanda interna (...)”, advirtió Muñiz.
Sin embargo, difícilmente se podrá sostener el ritmo de crecimiento del primer trimestre, por lo que se espera una desaceleración gradual a lo largo del año, afirmó Salazar.
“En los primeros tres meses la economía creció 3.8% a tasa anual, quizá el siguiente trimestre va a seguir avanzando, a lo mejor pegada a 2%, y en la segunda mitad del año alrededor de 1% o menos, debido principalmente a que la parte externa se va a ralentizar de manera significativa”, añadió. Algo similar va a pasar localmente, pues la inflación está bajando, pero ya hay una inflación acumulada de 20% en el país y eso limita cualquier mejora en empleo o avance en la masa salarial, agregó.
Por otra parte, Banxico va a dejar de subir su tasa de interés en determinado momento, pero va a estar en niveles muy altos, comentó.
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