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Hace más de una década, a un contribuyente le llevaba meses preparar su declaración y pagar sus impuestos al Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Tenía que ir a comprar a la papelería o a un despacho contable los formatos oficiales en papel, emitidos por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para cumplir con sus contribuciones.
Se tenía que llenar la declaración a mano o a máquina de escribir, con copia y original, con la supervisión del contador, y después ir al banco a hacer fila para pagar en ventanilla. Algunos bancos tenían horario especial para recibir pagos de impuestos o la declaración anual, aunque fuera presentada en ceros. Ese era el viacrucis que un contribuyente pasaba para estar bien con el fisco.
Hoy, gracias a la transformación digital de los bancos y del SAT, ese periplo quedó sustituido pasando por códigos de barras, líneas de captura ―una clave alfanumérica mediante la cual se identifica el concepto de pago―, todo ello en algunos clics en el portal del SAT y generándose un acuse de recibo.
También se puede pagar por medio del celular y, seguramente, muy pronto a través de la plataforma de Cobro Digital (CoDi).
Para algunos especialistas, la revolución digital seguirá transformando e innovando la forma de cumplir con esta obligación.
Actualmente hay declaraciones de impuestos prellenadas que pueden ser aceptadas por el contribuyente y pagar en el mismo momento con tarjeta de crédito.
Proceso de aprendizaje
Desde 2002 inició el requisito para algunos contribuyentes de cumplir con sus obligaciones fiscales vía internet y, desde entonces, de forma paulatina se fue integrando a todo el universo de pagadores de impuestos, con sus pruebas y errores que implicaron todo un proceso de aprendizaje. Comenzó la opción de poder pagar los tributos en los portales de los bancos o presentar la declaración en la página del SAT.
Para llegar a una administración tributaria digitalizada se contó con el apoyo del Banco Mundial (BM), organismo que proporcionó un financiamiento a México para emprender el proyecto de desarrollo institucional conocido como Plataforma de Solución Integral.
En septiembre de 2002, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento del Banco Mundial firmaron un contrato de préstamo por un total de 52 millones de dólares.
El objetivo era que México avanzara en el ranking del Doing Business, reporte elaborado por el Banco Mundial que mide la facilidad de hacer negocios en 190 países, en el cual el pago de impuestos es uno de los elementos a evaluar.
Recursos informáticos
México tiene un universo de contribuyentes activos registrados de un total de 76.2 millones, de los cuales 2.2 millones son empresas y 74.1 millones personas físicas.
Información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público arroja que al 30 de septiembre de 2019 se reportó un uso de recursos informáticos del Servicio de Acción Tributaria por parte de contribuyentes de 85.1 millones de movimientos, lo que incluye declaraciones electrónicas de impuestos recibidas por intranet y también a través de los proveedores autorizados.
El más solicitado fue para las declaraciones provisionales o definitivas de impuestos federales, con 53.5 millones de movimientos, seguidas de las declaraciones informativas de operaciones con terceros, con 21.3 millones.
Para el caso de las declaraciones anuales se registraron 9.1 millones de movimientos, en tanto que para las declaraciones informativas fueron 762 mil 939.
Tiempo y dinero
Incluso en la era automatizada del órgano recaudador de impuestos, hay algunos servicios para los cuales es necesario acudir a las oficinas del Servicio de Administración Tributaria, pero con previa cita, la cual puede concertarse por internet.
De acuerdo con los indicadores de calidad de servicio que ofrece el brazo fiscal de la Secretaría de Hacienda, los contribuyentes le asignaron una calificación de 8.10 puntos al tiempo de trámite que tuvieron que hacer. Si bien la digitalización de la administración tributaria ha significado un ahorro en tiempo, todavía representa un costo cumplir con las obligaciones fiscales.
En el último año, este concepto se tradujo en un gasto de 12 mil 690 pesos que tuvo que desembolsar una persona física para cumplir con el Servicio de Administración Tributaria, y de 59 mil pesos en promedio para las empresas.
Lo anterior incluye gastos de papelería, internet, transporte, pago al contador, así como la contratación de un despacho fiscal.