El sector acerero de Norteamérica tendrá siete años para dejar de importar productos como planchón, tuberías, mallas y metales empleados en la fabricación de cocinas, entre otros, y comenzar a producir, fundir y colarlo para elaborar estos bienes con el fin de que se consideren como de la región y obtener los beneficios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Esta regla cambiará la forma en la que se producen los automóviles, entre otros artículos, porque de acuerdo con el protocolo modificatorio del tratado comercial, el gobierno mexicano aceptó que el acero debe elaborarse por completo en el país.
El ajuste del pasado 10 de diciembre implica que el acero deberá fundirse y colarse para que se considere de origen regional y tenga beneficios arancelarios.
En el documento modificatorio del T-MEC se realizará un cambio al capítulo 4 de reglas de origen, porque ahora dirá: “A los siete años de la entrada en vigor del tratado, para que el acero sea considerado como originario bajo lo que dice ese artículo, todo el acero para procedimientos manufactureros deberá realizarse en uno o más de los países socios”.
Sin embargo, esta regla no aplicará para los procesos metalúrgicos que tienen que ver con la refinación de aditivos de acero.
Por lo que aclaran que el proceso incluye “la fundición y colado” del acero, lo que no aplica a materia prima usada en los procesos de manufactura acerera, o para el pellet de metal ni para aleaciones de materia prima.
Ante el hecho de que la región no tiene capacidad para producir aluminio, en el protocolo que dio a conocer la Representación Comercial de Estados Unidos, se establece que “a los 10 años de entrada en vigor del acuerdo, las partes deberán considerar los requerimientos apropiados que les sean de interés para determinar el origen de este material”.