La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mantuvo su estimación de crecimiento en 1.2% para el Producto Interior Bruto (PIB) de México en 2025, inferior al 1.4% proyectado en 2024.
De confirmarse esta expectativa, será el peor resultado desde 2020, cuando la economía nacional se contrajo 8.4% por la pandemia de Covid-19. Para 2026, el segundo año del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, la organización espera un PIB de 1.6%.
La segunda economía más grande de América Latina seguirá rezagada frente al resto del mundo, ya que la organización prevé que el PIB global marche a 3.3% tanto en 2025 como en 2026.
“Los indicadores de corto plazo sugieren que la debilidad de la demanda interna en México, que inicio a fines de 2023, persiste. La desaceleración del consumo privado, tanto de bienes como de servicios, está vinculada a una menor creación de empleo en el sector industrial”, indicó en su informe de perspectivas económicas mundiales.
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La organización con sede en París apuntó que la culminación de grandes proyectos de infraestructura en el sur del país limitó el crecimiento de la inversión pública, al tiempo que resaltó que ha disminuido la inversión privada.
Por otro lado, resaltó que las exportaciones mexicanas han mostrado resiliencia, impulsadas por la fuerte demanda de bienes duraderos en Estados Unidos.
Sin embargo, señaló que persisten riesgos inflacionarios, especialmente en el sector servicios, en el que los precios han crecido 5%, reflejando presiones que pueden dificultar una estabilización del llamado impuesto de los pobres.
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Para enfrentar estos retos, la OCDE recomienda una combinación de políticas fiscales y monetarias.
Entre las prioridades destacan la consolidación fiscal, a fin de cumplir la meta del gobierno de reducir el déficit público de 5% del PIB en 2024 a 3.2% en 2025 mediante una disminución en la inversión pública y ajustes en el gasto.
Además, estimó pertinente mantener una “política monetaria prudente”, lo que supone continuar con la disminución gradual de tasas, actualmente en 10.25%, para estimular la inversión, mientras las proyecciones oficiales esperan 7.5% para finales de 2025.
La OCDE previó que “un uso más sistemático de análisis costo-beneficios sólidos, la ampliación de la base impositiva sobre la renta personal, el aumento de la recaudación del impuesto sobre bienes inmuebles y la mejora de la eficiencia de la administración tributaria ayudarían a financiar un mayor gasto en educación e infraestructura”. Con información de agencias