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Nuevo etiquetado: el reto de comer más sano

Para combatir la obesidad, el gobierno apuesta por reducir el consumo de alimentos chatarra, mientras en el sector privado señalan que esa no es la solución y demandan una política integral

La nueva normativa consiste en colocar sellos en los productos, los cuales alertan a los consumidores sobre excesos de calorías, azúcares, grasas y sodio. Ilustración: ANI CORTÉS. EL UNIVERSAL
18/10/2020 |02:30Ivette Saldaña |
Redacción El Universal
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El pasado 1 de octubre entró en vigor la nueva Norma Oficial Mexicana de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasadas, que consiste en unos sellos de alerta colocados en el empaque que indican excesos de calorías, azúcares, grasas y sodio.

Con la Norma Oficial Mexicana (NOM) 051-SCFI/SSA1, el gobierno espera una disminución de 10% en el consumo de estos productos, pero las empresas del ramo advierten que no será la solución para terminar con el problema de obesidad en el país.

Para el gobierno, la reducción del consumo de alimentos chatarra ayudará a mitigar los índices de obesidad y mejorará la salud de la sociedad. Por su cuenta, el sector privado afirma que hace falta un plan integral, por lo que no se puede pensar que el etiquetado será la solución.

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A la fecha, se tiene conocimiento de 39 solicitudes de amparo contra la norma, aunque las empresas dicen que a partir de su entrada en vigor al menos se van a duplicar.

Esta decisión de poner sellos que indican el exceso de calorías se probó en países como Chile, y de acuerdo con el subsecretario de Industria, Comercio y Competitividad de la Secretaría de Economía, Ernesto Acevedo, se logró disminuir el consumo de alimentos de alto contenido calórico.

“Lo que sí tenemos son distintas referencias internacionales sobre lo que ha pasado. En el caso de bebidas azucaradas, la población reduce su consumo. También los productos que los consumidores percibían como saludables sufren disminuciones importantes”, asegura.

Aunque no hay una proyección o expectativa exacta, el subsecretario comenta que la reducción en el consumo de esos productos en México puede ser a tasa de doble dígito.

Explica que la idea es que las industrias que procesan alimentos hagan comida cada vez más sana y se unan a la declaratoria de emergencia epidemiológica que se hizo en noviembre de 2016 para disminuir el sobrepeso, la obesidad y la diabetes en el país.

Nuevo etiquetado: el reto de comer más sano

El sector empresarial afirma que se busca culpar de todos los males al azúcar y a los edulcorantes, por lo que los etiquetados castigan a ambos endulzantes.

Sin embargo, la pregunta que se hacen es si habrá o no afectaciones por la colocación de los sellos que alertan exceso de calorías, sodio, grasas, grasas saturadas, azúcares, existencia de edulcorantes y leyendas que prohíben el consumo a menores de edad.

El presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), Vicente Yáñez, manifiesta que no se puede saber si caerán las ventas a causa del nuevo etiquetado.

“No podemos estimar que pudieran reducirse las ventas por el etiquetado. Queremos ver cómo transitamos a cumplirlo de forma más clara. Esperamos que las etiquetas no generen una reducción de ventas”, expone el directivo.

Dice que los sellos nuevos no tienen la suficiente información para el consumidor, por lo que se trabaja con una empresa en desarrollar una plataforma que con solamente escanear el producto dará más información a los consumidores, tips de hábitos saludables, recetas y sugerencias para lograr el balance calórico.

Lo que se observa es que se sataniza el azúcar, considera el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera (CNIAA), Juan Cortina Gallardo. Por eso, “la industria se está amparando ante una cerrazón total de los actores del gobierno. Se está teniendo que recurrir al sistema judicial”.

Así, existe la esperanza de que se resuelvan las solicitudes de amparos que se interpusieron contra el fondo de la NOM-051, pero también contra la forma en la que se elaboró.

Los inconformes reclaman que no hubo un consenso entre todos los sectores involucrados para la medida, algo en lo que debiera pensarse si se da marcha atrás a la normatividad, de manera que se incluyan las opiniones de los sectores público y privado, academia y sociedad.

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