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Para el pago de impuestos no vamos a permitir el “chicaneo”, advierte categórica Raquel Buenrostro Sánchez, jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
En entrevista con EL UNIVERSAL, dice a los contribuyentes evasores y defraudadores que el mensaje está claro: “Las reglas del juego han cambiado”.
Para los que cumplen en tiempo y forma pide que estén tranquilos, porque van a combatir la corrupción y no van a permitir “las mordidas” para que les vaya bien en su negocio.
En las oficinas de avenida Hidalgo, en el Centro de la Ciudad de México y con vista a la Alameda, la tercera mujer en ocupar la jefatura del brazo fiscal de la Secretaría de Hacienda, y la primera en ser ratificada por la Cámara de Diputados, respalda al Presidente, quien le confió la responsabilidad de cobrar bien
los impuestos.
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No será “llaverito” de ninguna empresa y confiesa que no sabe ni le gusta jugar golf. Trabajará todos los días no para generar terrorismo fiscal para infartar a los grandes contribuyentes, sino para formar una institución madura y sólida que obedezca a políticas de Estado.
La cruzada más importante del SAT es un cambio de principios, de cultura fiscal en la que todos tengan presente que las reglas del juego de la autoridad fiscal es que todo sea con apego a la ley, ataja.
“Queremos una institución sólida, fuerte y técnicamente solvente, que sea también recordada como una institución honesta, que se convierta en ejemplo de no corrupción, pero que además fortalezca un cambio de cultura fiscal en la que todos tengan claro que las reglas del juego son: todo mundo debe pagar impuestos”, matiza.
Para nadar entre tiburones, dice que sólo se requiere trabajar con la ley bajo el brazo: “Ya está escrito lo que se puede y no se puede hacer, mientras uno siga eso no hay nada complicado”.
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El palo y la zanahoria
Para seguir la teoría del palo y la zanahoria que premia o castiga a los contribuyentes, Buenrostro Sánchez no se quiebra la cabeza creando fórmulas matemáticas, es muy fácil hacerlo con el marco legal, dice.
“Para el que está acostumbrado a chicanear, yo les mandaría el mensaje que no estamos persiguiendo a nadie, pero que sepa que las reglas del juego cambiaron”, afirma sin levantar la voz ni hacer ningún señalamiento de amenaza.
“Todo mundo se tiene que apegar a las reglas y tiene que cumplir, porque en el momento en que nosotros los identifiquemos les vamos a aplicar la ley”, advierte la funcionaria.
De todos modos, agrega, va a tener que pagar sus impuestos; la diferencia es que como no lo hizo en su momento, y se deriva de un proceso de revisión, se le acumularán las multas, intereses, recargos y actualizaciones.
“De un crédito que debía 10, termina pagando 30, entonces no hay necesidad de eso. Si ya va a pagar, mejor que pague de una vez”, recomienda la jefa del SAT.
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Y para el cumplido, confía en que estará más satisfecho con el trabajo del SAT “porque con el combate a la corrupción ellos ya no tienen que estar sufriendo porque les pidan dinero por todos lados”.
Por eso, asegura que si a alguien actúa mal —al igual que como lo hizo como Oficial Mayor— hay que denunciar para levantar el acta de manera inmediata.
“Para el contribuyente cumplido en teoría todo debería ser más fácil, porque ya nadie, dentro de la institución, le va a pedir mordida, y si se la piden les vamos a ayudar, porque como dice el Presidente: Se están barriendo las escaleras de arriba para abajo”.
Afirma que su equipo de trabajo lo conforma gente muy honesta, que siempre apoyará a los pagadores para que les vaya bien en su negocio y para que puedan competir en mejores condiciones.
“El que no paga entonces está chicaneándose a la competencia, porque el que paga sus impuestos a veces no puede competir en precios”, establece.
De la misma forma, el compromiso es combatir el contrabando; eso también beneficia al contribuyente cumplido, porque el que “contrabandea” está vendiendo al precio que sea y es competencia desleal, refiere.
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Buenrostro sostiene que para el contribuyente cumplido siempre habrá mejores condiciones, porque se va a enfrentar a un mercado más sano y competitivo con iguales circunstancias, es decir, con un piso más parejo.
Trabaja todos los días
Raquel Buenrostro es la primera jefa del SAT matemática y economista; no se distrae con el glamour ni busca los reflectores.
Es una mujer sencilla, de trato amable y bajo perfil, que le gusta andar de jeans y zapatos de piso, y acostumbrada a trabajar duro.
Es una chilanga que habla con la verdad y dice las cosas como son. Proviene de una familia humilde originaria de Apaseo el Grande, Guanajuato. Estudió Matemáticas porque le gustaban y siempre tuvo el apoyo de sus padres.
Es la mayor de cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres. En la universidad empezó a estudiar Física, pero como no le gustaron los laboratorios por aburridos, se cambió a Matemáticas, y por azares del destino acabó estudiando Economía.
Pensaba que como a un matemático nadie lo contrataría para hacer derivadas, optó por estudiar Economía en El Colegio de México.
Lo que siempre deseó fue dedicarse al servicio público, en agradecimiento a las becas que obtuvo en el Conacyt para realizar sus estudios. Su desarrollo profesional se lo debe al gobierno, reconoce con orgullo.
Es soltera y feliz; como cualquier otra persona le gusta divertirse y disfrutar de sus amistades y de su familia.
Tiene una oficina muy sencilla con la clásica Bandera de México y del SAT. En su escritorio sobresalen dos fotos enmarcadas en las que aparece al lado del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Está muy contenta por la confianza que depositó en ella el Ejecutivo, y al mismo tiempo dice estar consciente del gran reto que representa estar al frente del SAT en tiempos del Covid-19.
“Lo que es prioritario es conservar la vida y la salud, y para eso se requieren los recursos. No podemos parar”, expresa.
Del trabajo diario que se hacía desde antes, dice que sólo hizo un ligero cambio de estrategia: “Se focalizaron los esfuerzos de las auditorías y revisiones en cosas que se fueron acumulando en este año y medio; eso nos daba señales para ver dónde podía haber mayores oportunidades de recaudar dinero de la manera más fácil posible”.
Este es el objetivo dada la presión de gasto que existe por la pandemia, pondera la jefa del SAT.
Por eso reconoce y habla bien de los empresarios que se pusieron a mano con el fisco.
Dice que recibieron bien las propuestas que les presentaron para pagar impuestos, porque estaban bien sustentadas y porque han sido muy sensibles a la situación del país y del mundo.
Se están poniendo al corriente pagando sus impuestos y haciendo donaciones con responsabilidad social para enfrentar la emergencia sanitaria, comenta.
A partir de eso, confía en que se autocorregirán muchos contribuyentes, lo que se reflejará en la recaudación primaria, es decir, sin necesidad de una fiscalización.