No le vamos a mentir a la gente, esta crisis económica derivada del Covid-19 tendrá sus efectos, pero recuperar lo perdido tomará algunos meses, dice convencido el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera Gutiérrez.
“Serán algunos meses para recuperar lo perdido; hay diversas características que esta crisis la vuelven notoriamente diferente, una de ellas es lo abrupto”, matiza.
En entrevista con EL UNIVERSAL en sus oficinas en el sur de la Ciudad de México, Herrera asegura que a diferencia de otras crisis en esta no habrá un Fobaproa. Además, comenta que no siempre le da la razón a su jefe el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Afirma que, en comparación con otras crisis que se han quedado en la mente de los mexicanos, en esta la reapertura será rápida, pero paulatina, con un regreso diferente al que teníamos antes de abril, mes en el que inició el confinamiento.
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No obstante, admite que, sin duda, este episodio será su mayor reto profesional, porque ningún ministro de finanzas en el mundo ha visto en los últimos 80 años algo extraordinariamente delicado.
Por eso, enfatiza que él y su equipo trabajan las 24 horas del día para mitigar los impactos lo más que se pueda para no dañar a la población.
Herrera Gutiérrez advierte que la forma de organización del trabajo tendrá costos.
Pero el relanzamiento de la economía nacional será una decisión de carácter epidemiológico.
“Sentimos que estamos en un momento en que el crecimiento de la epidemia está controlado”, sostiene el funcionario.
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Establece que si bien en el país no se han vivido las escenas trágicas de Nueva York o Europa, el expediente aún no se ha cerrado.
Pero advierte que se tendrá un terreno más fértil para el relanzamiento si la gente toma consciencia de seguir la sana distancia.
En plena recuperación física tras su tercera operación de la rodilla derecha que se lastimó jugando squash —porque bromea que la izquierda nunca falla—, Arturo Herrera confiesa que le tiene sin cuidado pasar a la historia como un mal secretario por no haber tomado las decisiones correctas durante la pandemia.
Ni tampoco por no contradecir al Presidente, porque como titular de la Secretaría de Hacienda puede expresar de manera responsable su opinión en todo momento.
El titular de la Secretaría de Hacienda comenta que, de igual forma, dentro del gobierno federal también tiene que expresar de manera muy responsable su forma de pensar y ejercer la responsabilidad que le corresponde.
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Esgrime que en esta coyuntura tan seria no se pueden dar ese “lujo”; lo que está en riesgo es el bienestar de la población mexicana.
“Cualquier valoración de tipo personal se vuelve secundaria en este momento”, pondera.
Antes de formularle la última pregunta interrumpe para hacer una acotación en la que nuevamente suelta una carcajada:
“Por cierto, no siempre estamos de acuerdo el Presidente y yo; y esas discusiones que son generalmente privadas, ustedes las conocen porque él suele hacerlas públicas a las siete de la mañana”.
Eso, agrega, es una muestra de que no siempre coincidimos como es natural en todos los gobiernos.
De las esperanzas que los mexicanos tienen puestas en el secretario de Hacienda, afirma que por eso están trabajando todo el tiempo para asegurarse que los efectos de la crisis sean mínimos.
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Pero tampoco se va a atrever a mentirles, porque —advierte— va a haber efectos para todos porque hay un millón de personas que perdieron sus empleos, probablemente por una razón extraordinariamente noble.
“Lo perdieron para mantener un distanciamiento social para salvar las vidas de nuestros amigos, parientes y de los conocidos”, refiere sin dejar de mencionar a las más de 100 personas que trabajaban en el sector Salud que ya perdieron la vida.
“No es algo sencillo, lo que tenemos que asegurarnos es que tratemos de recuperarnos lo más pronto posible y que haya el menor impacto de salud durante la pandemia”, asevera.
Destaca que es muy raro que un economista, y siendo secretario de Hacienda, diga que lo primero que se tiene que cuidar en estas circunstancias es la salud.
Es decir, que se reconozca que primero el gobierno debe bajar y controlar la pandemia, y después el restablecimiento de la dinámica económica.
El titular de Hacienda ofrece una amplia exposición para poner de relieve en qué consiste una política contracíclica que todo mundo ha pedido para salir de la crisis del confinamiento tal y como lo están haciendo otros países.
“La política contracíclica se financia con la tarjeta de crédito y a nosotros nos dejaron un plástico con poco límite”, ejemplifica para detallar que México tiene un escaso espacio fiscal.
Refiere que los márgenes de maniobra son distintos; en los países en desarrollo tienden a generar el ahorro y gastarlo, mientras que en las economías avanzadas aumentan el déficit y tiene un impacto en la deuda.
Una de las lecciones de 2009, para que los programas sean exitosos, no es sólo tener los recursos sino los proyectos. Algunos gobiernos con medidas contracíclicas que anunciaron en 2009, las aplicaron hasta 2011, porque les resultó muy lento ponerlos en marcha.
En ese contexto, el funcionario federal introduce la importancia que tienen los proyectos de la 4T, como el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya que se lanzó esta semana y que puede generar empleos.
“Si la crisis nos hubiera llegado hace nueve meses, el Tren Maya no podría haber tenido esta virtud, porque estaba en diseño y en trabajo de gabinete”, señala.
Son programas que están en todas las entidades de la República.
Para la entrevista, el secretario de Hacienda hizo una excepción y se puso corbata, y también se quitó el cubrebocas que es obligatorio usar en todas las oficinas de trabajo.
Guarda la sana distancia, pero se le vio más relajado en comparación con la primera entrevista que concedió a esta casa editorial en Palacio Nacional, soltó la carcajada en varias ocasiones y la frase que más utilizó fue “es algo muy serio”.
Atrás del escritorio de sus oficinas de Plaza Inn tiene una foto en la que sale sonriendo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, y un billete de los nuevos de 200 pesos que mandó enmarcar.
En su mesa hay libros, uno de Daniel Cosío Villegas, documentos y el teléfono rojo que le da línea directa a Palacio Nacional.
Al preguntarle si está descartado que vuelva a su anterior trabajo en el Banco Mundial, el responsable de las finanzas públicas en México responde de inmediato al soltar una carcajada:
“No está Washington para que uno regrese, más allá de esto; no tengo otros planes hoy, pero me queda claro que este trabajo es temporal”.
Puntualiza que su responsabilidad es asegurarse que las cosas salgan bien, “no es estar contento todos los días”.
“Es una responsabilidad colectiva entre mi equipo y yo. Todos los días me recuerdo que las decisiones que tomemos tendrán un impacto en las empresas, en la economía y en las familias. Es por ello que es un privilegio estar al frente de las finanzas públicas en un momento como este”.