Desde su creación y rápida expansión, los han sido motivo de polémica por el impacto que han tenido entre la población infantil y juvenil, la cual recientemente se ha intensificado tras las advertencias hechas por el presidente sobre los riesgos que conllevan y la necesidad de tomar ciertas medidas de seguridad al respecto.

Sin embargo, no todo es negativo. Por una parte, especialistas consideran que los videojuegos son una importante herramienta de entretenimiento y educación que impulsa las y digitales de los jugadores; sin embargo, existe la opinión de que su práctica los hace intelectualmente perezosos, generando adicción, depresión y agresión a quienes lo practican, además de los problemas de inseguridad que implica.

Más gamers en pandemia

El confinamiento social generado por la pandemia ha provocado un repunte importante del uso de los videojuegos, en especial de la población infantil y juvenil.

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El número de videojugadores se ha catapultado también por la masificación de los teléfonos inteligentes o smartphones en el país, que durante 2020 alcanzaron una contabilidad de 116.9 millones de dispositivos en uso. Ello ha facilitado el acceso a este mercado para segmentos de población que antes eran distantes a esta forma de entretenimiento y que buscan juegos casuales a precios asequibles.

Vigilancia e inseguridad

Las cifras provienen del estudio Niños Digitales, realizado por Kaspersky, empresa global de ciberseguridad que analiza qué tan involucrados y comprometidos están los padres de la región en las actividades digitales de sus hijos.

Esta tendencia ha cobrado más relevancia en México durante los últimos días, después de reportes sobre el secuestro de menores de edad, presuntamente, después de haber sido contactados por desconocidos por medio de un videojuego en línea. Los desconocidos lograron ganar la confianza de los menores y los convencieron a salir de sus hogares para mantenerlos cautivos durante algunos días.

Según la encuesta, entre las estrategias que implementan los papás mexicanos para proteger a los niños de estas amenazas, la más utilizada es limitar el tiempo de uso de dispositivos estableciendo horarios para que los menores se conecten, con 90%.

Le siguen revisar regularmente el historial de navegación (61%) y educar sobre ciberataques (53%). En cuanto al uso de programas de control parental, sólo uno de cada tres padres mexicanos ha recurrido a esta herramienta para proteger a sus hijos.

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