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La guerra arancelaria entre Estados Unidos y China comenzó el pasado 6 de julio luego de la imposición de aranceles por un monto de 34 mil millones de dólares sobre los productos que se comercializan entre ambos países.
La batalla es consecuencia de una investigación que realizó el gobierno norteamericano, en la que advirtió que los asiáticos no cuidan la propiedad intelectual de los productos, un caso que se agrupa bajo la legislación estadounidense Sección 301.
Aunque el gobierno chino anunció represalias por el mismo monto y contra productos estadounidenses como soya, pescado, whisky y automóviles, también lleva adelante una solicitud de consultas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) la cual espera que termine en un panel de controversias y que concluya con la autorización para aplicar sanciones comerciales a los norteamericanos.
Para el gobierno chino, la decisión de Estados Unidos de imponer aranceles contra sus productos “encendió la mayor guerra comercial” en la historia económica. Anunció que evaluarán continuamente el impacto que se tenga en las empresas para tomar las medidas efectivas con el fin de ofrecerles apoyo.
La decisión de los asiáticos es porque no sólo se trata de 34 mil millones de dólares, sino por la amenaza de autorizar otro paquete de aranceles contra productos de ese país por 16 mil millones de dólares, así como un tercer paquete de impuestos a la importación por 200 mil millones.
El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, dijo que de momento no esperan turbulencias financieras por la guerra comercial de esos dos países.
“Puede haber inquietudes y repercusiones comerciales, pero no veo repercusiones en el peso. Pero eventualmente habrá repercusiones en las negociaciones México, Estados Unidos y Canadá” o incluso contra los 11 países del Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP-11), porque mucho de su equilibrio comercial se basa en el motor económico de China.
En días pasados, el subsecretario de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía, Rogelio Garza, dijo: “Estamos preocupados por estos aranceles porque esto no beneficia a nadie, distorsiona o puede distorsionar los flujos comerciales”.
Comentó que esta imposición de aranceles de Estados Unidos a China y viceversa puede provocar la entrada de productos asiáticos a México y para ello se realizó “un mapeo” para determinar si habrá afectaciones por el conflicto comercial arancelario entre esos dos países.
En una breve entrevista que realizó EL UNIVERSAL con el funcionario comentó: “Estamos muy listos para evitar que se pueda triangular algún producto”.
De acuerdo con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, se buscará que con las medidas proteccionistas las otras partes eliminen sus aranceles contra productos estadounidenses.
Hace unas semanas dijo: “Lo que tenemos que hacer es crear un ambiente donde sea más doloroso para estas partes, que tienen estas enormes barreras comerciales, ya sea con tarifas o sin tarifas, hacer que sea más doloroso para ellas mantener estas barreras que eliminarlas”.