De concretarse la independencia -ahora en suspenso-, Cataluña resentirá sus efectos en una caída de ingresos fiscales, menos divisas por turismo, posible pérdida de empleos, y por tanto un impacto en su crecimiento económico en hasta 30 por ciento.

La comunidad ubicada -hasta ahora- en el noreste de España representa el 19 por ciento del Producto Interno Bruto (PBI) del país, pero su deuda es de 76 mil 727 millones de euros (unos 90 mil 990 millones de dólares), de los cuales 52 mil 500 millones de euros (unos 62 mil 260 millones de dólares) se los debe al Estado español.

Esto representa 35.4 por ciento de su PIB y alcanza el 27 por ciento del total de la deuda de las autonomías españolas.

El proyecto independentista que impulsa el gobierno catalán, presidido por Carles Puigdemont, ha generado la salida de numerosas empresas, incluso algunos considerado “buques insignias” de su sector privado como los bancos CaixaBank y Sabadell, así como Gas Natural, e ntre otras.

El Centro de Predicción Económica de la Universidad Autónoma de Madrid estimó en un reciente informe que las empresas que han salido de Cataluña tienen un valor de 77 mil millones de euros (unos 91.3 mil millones de dólares).

De acuerdo con el Círculo de Empresarios de Cataluña, el PIB regional se va a contraer entre 25 y 30 por ciento en caso de una independencia, y tendrá impacto por la salida de la zona euro al no tener acceso a la liquidez del Banco Central Europeo.

La salida de la Unión Europea (UE) le dejaría sin acceso a los fondos europeo s, y al estar fuera de la zona euro tampoco puede pedir ayuda al Mecanismo Europeo de Estabilidad (dirigido principalmente al sector bancario).

La patronal estima que el comercio exterior, que representa 38.4 por ciento de su PIB, se va a contraer porque 70 por ciento de sus exportaciones se dirige a países de la UE, además de que habrá un impacto negativo en su competitividad.

En un informe, la agrupación empresarial estima que la salida a otras comunidades españolas de bancos y principales empresas cotizadas en mercado bursátil, así como otras industrias, tiene un valor equivalente al 40 por ciento del PIB catalán.

El principal impacto de la salida de estas empresas y bancos está en que al tener sede social en otras comunidades, impuestos como el de Sociedades y otros se pagarán a las haciendas de esos nuevos destinos y no más en Cataluña.

La mayoría de las firmas que han cambiado sede social ha aclarado que mantienen toda su infraestructura y personal como hasta ahora en territorio catalán, donde no quieren afectar a trabajadores, clientes ni proveedores.

El organismo empresarial destaca otros efectos de la secesión como la pérdida de valor en bolsa de empresas catalanas o con fuerte actividad allí, aumento de la prima de riesgo de la deuda y encarecimiento de seguros por impagos.

Además, destaca una pérdida de confianza empresarial ante la situación política e institucional, y advierte que la caída de la actividad turística se comienza ya a sentir en cancelaciones de planes de viaje, de llegadas de cruceros, y eso en breve de notará en la economía regional.

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) manifestó este jueves que “cuanto más se dilate la reconducción de esta situación mayor será el deterioro de la economía de Cataluña”.

En un comunicado, la patronal de España aseguró que la economía catalana “ya se ve seriamente afectada por los cambios de sede social de numerosas empresas, la cancelación de nuevas inversiones, la reducción de reservas turísticas y un panorama general de incertidumbre y máxima preocupación”.

tcm

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