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sara.cantera@eluniversal.com.mx
La flota de aviones Airbus 318, 319, 320 y 330; así como algunos Boeing 727 que eran propiedad de Mexicana de Aviación, regresaron a sus arrendadores originales y, los últimos que quedaban, se vendieron.
En agosto de 2010, Mexicana de Aviación entró en concurso mercantil para enfrentar sus deudas.
Desde ese momento, la flota de casi 100 aviones fue devuelta a las arrendadoras de los mismos.
Eduardo Pagés, representante de la delegación de Mexicana de Aviación en la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), dijo que la mayoría de los aviones estaban arrendados a empresas privadas o a Airbus y Boeing, por lo que al entrar en concurso mercantil, la aerolínea regresó las aeronaves.
“En el momento en que Mexicana suspende operaciones, se le regresan esos aviones a los arrendadores, y ellos están en libertad de arrendárselos a otra empresa”, explicó.
Los Airbus 330 hacían rutas de largo alcance, como Ciudad de México-España, mientras que los Boeing se utilizaban para rutas de la CDMX a Brasil, Argentina o Londres.
Mexicana vendió los últimos nueve aviones Airbus 320 que le quedaban en 2016, mismos que habían sido entregados a Bancomext como garantía por un préstamo de alrededor de 900 millones de pesos.
Esos nueve aviones se vendieron en 100 millones de dólares a Jetran, una de las compañías de arrendamiento más grandes del mundo.
ASPA afirmó que es poco probable que alguna aerolínea pequeña use los aviones de Mexicana en el país, porque tienen más de 40 años.
De acuerdo con expertos en aviación, después de 20 años, se considera que un avión presenta “fatiga” y requiere mayor mantenimiento. Y conforme acumule años, se sugiere que se utilice sólo para transporte de mercancías, no de pasajeros.
Revisiones. De acuerdo con la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), mientras los aviones se encuentren en condiciones de aeronavegabilidad mediante la aplicación de su programa de mantenimiento, las directivas de aeronavegabilidad y programas suplementarios de mantenimiento conforme a lo dictado por el fabricante, las aeronaves pueden operar con confiabilidad.
La DGAC realiza una verificación anual a las aerolíneas tanto de servicio regular como charteras, para garantizar las condiciones de seguridad de los aviones.
La verificación acaba con un acta circunstanciada en la que se señalan acciones preventivas y correctivas de cumplimiento obligatorio.
Adicionalmente, todas las aeronaves deben obtener cada dos años un certificado de aeronavegabilidad que acredite que está en condiciones técnicas satisfactorias para realizar operaciones de vuelo, el cual se otorga luego de sujetarse a pruebas y verificación del mantenimiento.
“La autoridad puede llevar a cabo, en todo momento, visitas extraordinarias de verificación cuando existen circunstancias que así lo ameritan; pudiendo, en su caso, tomar las medidas pertinentes para garantizar la seguridad”, indicó la DGAC.