Si bien México ha mostrado avances en el desarrollo de una estrategia para reaccionar ante ataques cibernéticos y se encuentra bien posicionado respecto de otros países en Centroamérica, aún debe mejorar sus estándares de ciberseguridad, controles técnicos, así como fomentar el desarrollo de un mercado en la materia, refiere el estudio “Ciberseguridad, riesgos, avances y el camino a seguir en América Latina”, realizado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Banco de Desarrollo (BID).

En el documento, se muestra que México es el país mejor posicionado en Centroamérica en temas como cultura y sociedad, educación y capacitación, así como el desarrollo de marcos legales y regulatorios.

“México no cuenta con una ley dedicada de delito cibernético , pero el artículo N° 211 del Código Penal prevé el delito informático.250. Sin embargo, estas disposiciones son limitadas y dejan varias lagunas, lo que dificulta la lucha contra el cibercrimen”, detalla el documento.

Según el documento, en términos generales, América Latina y el Caribe aún no está suficientemente preparada para enfrentar los ataques que se producen en el ciberespacio. “Únicamente 7 países de los 32 analizados en este reporte cuentan con un plan de protección de su infraestructura crítica, y 20 han establecido algún tipo de grupo de respuesta a incidentes. Esto limita la capacidad de identificar ataques y responder oportunamente a los mismos”, explicó el gerente de instituciones para el desarrollo del BID, Moisés Schwartz.

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Por su parte, la vicepresidenta de sectores y conocimiento del BID, Ana María Rodríguez-Ortiz, explicó que en las estimaciones más recientes, el costo de los ciberataques alcanza 1% del PIB mundial al año y que solamente entre febrero y abril del año en curso, el sector financiero global tuvo un crecimiento de 200% en el número de ataques cibernéticos. En tanto, en el caso de los ataques a infraestructura crítica, esta cifra podría alcanzar hasta el 6% del PIB.

“Los datos disponibles respaldan estas preocupaciones; se estima que los daños por delitos cibernéticos alcanzarán los 6 billones de dólares para para 2021”, detalla el documento.

El estudio señala que los ciberataques en América Latina y el Caribe han ido en aumento, apuntando principalmente a las instituciones financieras de América Latina .

La pandemia de la Covid-19 y el incremento de la actividad digital que ha generado en la región, ha dejado aún más en evidencia las vulnerabilidades del espacio digital de América Latina y el Caribe”, añade.

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El documento cita el informe de cibercrimen ThreatMetrix, donde se identificó a América Latina como un foco para el fraude en la creación de cuentas, con alrededor del 20% del volumen total frente a un promedio de la industria del 12.2%.

“El crecimiento en el número de ataques cibernéticos ha suscitado un mayor interés por la seguridad cibernética en la región. Para presentar un ejemplo simple, la búsqueda de la palabra ciberseguridad en línea en uno de los motores de búsqueda más conocidos, 2 de marzo de 2016 a junio de 2019, aumentó de 20 a 100.3 En otras palabras, el interés por saber más sobre ciberseguridad se ha vuelto popular entre los usuarios de Internet en América Latina y el Caribe”, añade.

Covid-19 urge a reforzar la seguridad

En el documento se enfatiza la necesidad de reforzar las tecnologías de la información y comunicación, ante el riesgo de ciberataques y otras amenazas.

“La OEA busca proporcionar una descripción detallada de las capacidades nacionales de los países de América Latina y el Caribe para combatir el ciberterrorismo y garantizar un acceso más seguro a Internet en la región. Este año en particular, la pandemia global de Covid-19 ha destacado el papel vital y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la prestación de servicios esenciales y su profunda integración en nuestras sociedades”, dijo Farah Diva Urrutia, secretaria de seguridad multidimensional de la OEA .

El documento señala que si bien la pandemia de Covid-19 pasará, seguirán presentándose acontecimientos que exigirán un uso intensivo de las tecnologías digitales para que el mundo pueda seguir operando. Por lo tanto, el reto de proteger el espacio digital continuará creciendo.

“El efecto catalizador de la pandemia del Covid-19 en la economía ha ejercido una enorme presión sobre nuestro entorno digital para que permanezca seguro, resiliente y efectivo. La ciberseguridad es un componente integral y una herramienta clave para esta conectividad sin precedentes, y esta ‘nueva normalidad’ ha reafirmado su valor como un bien público global”, añadió.

cev

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