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La Secretaría de la Función Pública (SFP) ha recibido 56 quejas del programa Jóvenes Construyendo el Futuro en el último año, de las cuales 30% son acusaciones contra funcionarios por cobrar sobornos.
La SFP recibió 56 quejas del programa insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador para los jóvenes que no estudian ni trabajan, entre julio de 2019 y el mismo mes de este año, de acuerdo con la solicitud de información 0002700208220 respondida en agosto por la dependencia.
Del listado de 56 quejas, 32% se cerró por falta de elementos para sostener los señalamientos y 66% permanece en investigación.
El programa ha sido poco transparente y carece de vigilancia, coincidieron expertos consultados. En julio del año pasado, en el primer año del programa, el subsecretario de Trabajo y Previsión Social (STPS) Horacio Duarte, acusó que las quejas por este programa sumaban 5 mil en sólo el primer semestre de su operación.
Sin embargo, la STPS no ha detallado esta información pese a tratarse de un programa donde se han registrado más de un millón de personas. En otra solicitud realizada a la STPS, con número 0001400101320, la dependencia negó que refiere que no es su atribución contabilizar estas irregularidades, e invita a que las denuncias sean hechas a la Fiscalía General de la República o la SFP.
“El programa tiene una perversidad por los dos lados. Un empresario puede buscar jóvenes para atraerlos y cobrarles, o incluso los jóvenes mismos a cambio de que simplemente los den de alta, como el programa tiene una vigilancia muy pobre. Es un tema en el que todo parte de un diseño deficiente”, dijo Miguel Székely Pardo, director del Centro de Estudios Educativos y Sociales (CEES).
El año pasado una revisión del programa realizada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en la Ciudad de México encontró que de 6 mil 449 centros de trabajo en la Ciudad de México, sólo 763 fueron localizados y 413 contaba con becarios.
“No había una exigencia de que las empresas sean formalmente constituidas, que son las más productivas en la economía, las más integradas, las que ofrecen bienes y servicios modernos y que eventualmente, capacitan a sus trabajadores. Incluso cuando salieron las reglas es que la capacitación podía no ser con una empresa, sino con una persona física”, dijo Marcelo Delajara, director del Programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
A mediados de julio, la secretaria Luisa María Alcalde refirió que las inscripciones al programa Jóvenes Construyendo el Futuro ya habían sido cerradas, al alcanzar la meta de un millón 500 mil inscritos en el programa.
Al corte del 15 de julio, parte del padrón que había arrancado en 2019 y en lo que iba de 2020 sumaba un millón 435 mil jóvenes beneficiarios, en tanto que el resto eran los más recientes inscritos, quienes aún no recibían su primera transferencia de 3 mil 748 pesos mensuales.
De acuerdo con una encuesta aplicada a los 420 mil 741 jóvenes que ya terminaron el programa, sólo 22% de los jóvenes había sido contratado por el centro laboral donde se capacitó.
Hasta mediados de agosto 627 mil 838 jóvenes habían egresado del programa. “Evidentemente, hay una lista de deserción muy grande, puede tener que ver con que los jóvenes no están ahí para perder el tiempo, si no estás aprendiendo vas a irte y buscar un trabajo”, expuso Delajara.
A partir de septiembre el programa declaró que ya no sería obligatorio concluir los 12 meses de capacitación para egresar. Ahora los beneficiarios que llenen los requisitos de otro programa insignia de la 4T Sembrando Vida también tendrán acceso a Jóvenes Construyendo el Futuro.
PANDEMIA CONTRA JÓVENES
La pandemia también podría alejar al gobierno del presidente López Obrador de reducir el número de jóvenes que no estudian ni trabajan. El número de jóvenes en esta situación pasaría de 6.2 a 10.5 millones de personas, entre marzo y junio, reveló un estudio del CEES.
Las empresas buscan el rendimiento económico y no tienen como prioridad capacitar jóvenes, detalló Székely. Con la crisis muchas empresas han debido cerrar y con ellas el programa.
“Si no hay actividad económica, eso mata el programa, el programa depende de que las empresas reciban aprendices, inviertan en su capacitación, al no haber actividad económica, si el negocio cierra, no hay forma de seguir dando la tutoría, si ya era un moribundo con eso está muerto”, expuso Székely.
Para el próximo año se prevé que el programa cuente con 4 mil millones de pesos menos, de acuerdo con el Paquete Económico presentado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
“Ningún programa que sea exitoso le van a estar mochando”, dijo Székely