Más Información
cartera@eluniversal.com.mx
El director general de Moody’s para México, Alberto Jones, dijo que ninguna entidad está obligada a coincidir con la postura de la calificadora, luego de las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador a la agencia tras reducir la perspectiva de la nota crediticia del país.
“Nosotros sabemos que no necesariamente las entidades que calificamos tienen que coincidir con nuestras apreciaciones, es parte de nuestra actividad ya por más de 100 años”, dijo el directivo.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Jones dijo que trabajan con independencia de los comentarios que puedan recibir de cualquier entidad, gobierno o empresa que sea evaluada bajo la metodología de la entidad calificadora.
“Un principio fundamental de la economía y de la solvencia ética de nuestros análisis es que deben ser hechos con absoluta independencia de las indicaciones que los emisores de deuda nos dicten o cualquier otra entidad. Tienen que ser basados rigurosamente en el análisis y nuestras metodologías”, dijo.
El directivo explicó que la tarea de la agencia es determinante para la toma de decisiones de inversionistas y el análisis tanto de gobiernos como de empresas.
“Moody’s tiene una tarea que cumplir. Tenemos una actividad que es muy delicada, no sólo en México sino en todas partes del mundo y no nada más con los gobiernos, con empresas, con bancos”, dijo.
Jones comentó que hasta el momento se mantiene la incertidumbre sobre algunas decisiones del gobierno que han incidido en el ambiente de inversión en el país.
“Lo que hemos publicado en reportes recientes, particularmente en el sector corporativo, apunta a que ha habido ciertas inconsistencias en las políticas públicas, lo cual ha afectado el sentimiento económico y la confianza para la inversión”, dijo.
Riesgos en calificación. La agencia Moody’s dijo que un escenario en el que el crecimiento de México se mantenga bajo en el mediano plazo, así como un posible aumento de la deuda por mayores apoyos a Petróleos Mexicanos (Pemex) pueden llevar a reducir la nota crediticia del país, actualmente ubicada en A3 y con perspectiva negativa.
Durante el foro Inside Latam Series 2019 México, organizado por la firma, la analista de Moody’s Ariane Ortiz-Bollín explicó que será a partir del análisis de mayores elementos como el presupuesto para 2020, así como el detalle de los recursos por parte del gobierno a Pemex, lo que determinaría un cambio en la calificación del país, lo cual se conocerá hasta principios del año próximo.
La analista para México dijo que se analizará cualquier elemento extraordinario que pueda presentarse durante los próximos meses, con lo cual el ajuste en calificación puede darse en 2020.
Ortiz-Bollín dijo que Moody’s estima un crecimiento de 0.5% para el cierre de 2019 y de 1.5% para el año próximo, el cual se mantiene bajo del promedio de los últimos cinco años de 2.6%.
“La gran pregunta para nosotros es si estos años son atípicos o si éstos son los nuevos crecimientos de México a largo plazo. En la medida
en que tengamos mayor información será muy importante para [determinar] la calificación” del país, detalló la analista.
Discrepa sector banquero. En el evento, el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera, discrepó sobre la perspectiva negativa que tiene la agencia Moody’s sobre el negocio bancario en el país ante el entorno de menor crecimiento en la economía de México.
“La perspectiva negativa es, yo creo, curarse en salud y eso no se vale. Están anticipándose a decir ‘no vaya a ser que les vaya mal’. No, no es por ahí. Estamos en un negocio como ustedes de evaluación y administración de riesgos”, dijo el directivo durante su participación en el foro organizado por la calificadora.
En una mesa de análisis sobre las perspectivas de la banca comercial durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, Niño de Rivera comentó que aunque sí existe una desaceleración de la economía, el sector financiero en México cuenta con buenos números tanto de capital y liquidez, además de una morosidad baja y con una cartera de crédito que se mantiene estable solamente con un menor crecimiento en créditos personales y financiamientos automotrices.
