Sobrevivir a los estragos que causó la pandemia del Covid-19 en México a partir de marzo no fue nada fácil para emprendedores y dueños de micro y pequeñas empresas. Este sector está conformado por verdaderos héroes , considerando que una de cada cinco empresas cerró porque no pudo hacer frente al confinamiento, de acuerdo con datos del Inegi.
La emergencia sanitaria cambió las reglas: muchos empresarios tuvieron que reinventar sus negocios, porque gran parte de las transacciones cambiaron de presenciales a virtuales, desde lo más simple a lo más sofisticado, recurriendo a las redes sociales, llamadas telefónicas, whatsapp o plataformas digitales. Sin embargo, hubo un millón de empresas que desaparecieron.
Quedó claro que las restricciones por la pandemia, la sana distancia y las medidas para evitar los contagios del Covid-19 modificaron el comportamiento de los consumidores, el contexto laboral y social, y surgieron nuevas reglas, explican especialistas.
En lo que va de la pandemia hay ganadores y perdedores, dijo el director del Centro de Emprendimiento y Desarrollo Empresarial de la Ibero CDMX y cofundador de la empresa de innovación estratégica QBT Consulting, Diego Martínez de Velasco.
Agrega que los primeros lograron adaptarse a otras maneras de vender distintos a los puntos físicos de venta, innovaron, usaron sus teléfonos inteligentes para promocionar productos y servicios, empezaron a entregar a domicilio, abrieron plataformas de ventas y enfrentaron “desafíos logísticos brutales” a fin de sobrellevar la situación y mantenerse.
Para el coach de negocios y consultor de empresas, Roberto Cuarón Ibargüengoytia, “las empresas que tenían institucionalizada su manera de operar respondieron más fácilmente a los enormes retos que enfrentaban. Me refiero a empresas que tienen una manera formal, institucional y bien documentada de su información operativa, contable y financiera. No es un tema de digitalización, sino de lógica de operación”.
EL UNIVERSAL contactó a algunos de estos héroes que, en su faceta de empresarios, lograron sobrevivir haciendo uso de innovaciones, reinventándose, vendiendo nuevos productos, pero haciendo frente a sacrificios e incluso dejando de percibir ganancias para poder mantener a sus empleados.
“Llegaremos al quinto aniversario”
Por mantener a la empresa y a 14 trabajadores en medio de la pandemia, Enrique Figueroa Tello y Gerardo Saldaña Márquez, socios de Staff y Producción, hicieron uso de sus ahorros, negociaron con proveedores y vendieron activos. Pese a pandemia, aseguran que su empresa de stands para ferias y exposiciones logrará llegar a su quinto aniversario, en febrero de 2021.
Afirman que no los derrotará la pandemia, así que, para lograr mantenerse a flote, pidieron créditos personales, usaron sus ahorros, vendieron un auto y dejaron de cobrar su sueldo.
También negociaron un descuento con el dueño del inmueble que rentan, se reinventaron y abrieron una nueva línea de negocios de diseño de interiores.
Cuando el gobierno dijo que el confinamiento era cosa de “unas semanas” dieron vacaciones a sus empleados, pero conforme pasaron los meses crecieron las deudas y redujeron los sueldos en 20%, estrategia que se mantiene hasta la fecha.
“Me daba coraje e impotencia perder todo, porque no era por culpa nuestra”, dice Figueroa.
A su vez, Saldaña asegura que “ha sido un año difícil, que nos deja enseñanzas. Por momentos sentimos la impotencia de no poder hacer más”.
Ambos dejaron de cobrar su sueldo desde abril para poder pagar los gastos de la empresa, por lo que viven a crédito, de sus ahorros y de los ingresos de sus parejas, pero sin dejar de cubrir el sueldo de sus empleados.
A pesar de que en algunos meses vivieron desesperación e impotencia, se dicen afortunados porque en noviembre tuvieron cuatro proyectos, iniciaron con su nuevo segmento de diseño de interiores, además de que hubo clientes que en meses anteriores les pagaron facturas atrasadas.
Dicen que no se van a rendir, que seguirán adelante a pesar de que esperan que se reactive su sector hasta mediados de 2021.
Con ventas al 30%, se siguen pagando sueldos
SILVIA VÁZQUEZ, DE CARNICERÍA HEREFORD. ESPECIAL
Las ventas de la Carnicería Hereford, de Silvia Vázquez cayeron a 30% del nivel que tenían previo a la pandemia, pero a pesar de ello el negocio sobrevive y paga sueldos a seis personas más.
Si bien el Covid-19 provocó un impacto económico en la carnicería que inició su papá, un negocio con 50 años de vida, Silvia asegura que también fueron momentos de angustia por tener que enfrentarse a lo desconocido, como apoyar a los muchachos que trabajan con ella.
Al principio de la pandemia hubo compras de pánico, pero semanas después bajó la venta y luego inició el primer confinamiento. “En esos momentos “¿qué podía hacer? Nada, te atan de manos y te entra angustia”, reconoce.
“Lo más difícil fue entender a la gente que llegaba sin cubrebocas, a los que se molestaban porque se les daba un billete mojado desinfectado”, dice. También es duro saber de clientes, amigos o vecinos que se contagiaron y fallecieron.
Dice que tuvo preocupación de que los trabajadores viajan en transporte público y cómo desinfectarlos, saber que a la gente se le está acabando el dinero y empieza a comprar menos. “Hay días que dices ‘hoy no la libré’”, menciona.
“Hice las cuentas, de cuánto compraba y cuánto vendo, estoy sobreviviendo con el 30% de venta y mucho menos de ganancias, pero seguimos los siete”, explica.
Sin embargo, añade que nunca les faltó un salario ni qué comer, y tampoco nadie descansó.
Explica que es un año de mucha tristeza, depresión y pérdidas económicas, pero a pesar de ello la empresa sigue adelante.
Reinvención con enfoque en pymes
ANTONIO TREJO, DE ADN MEDIA LAB. GERMÁN ESPINOSA. EL UNIVERSAL
Si algo cambió con la pandemia fueron los eventos y promociones presenciales, por lo que las empresas recurrieron a estrategias digitales.
ADN Media Lab se dedicaba a la producción y logística de eventos, diseño gráfico para campañas de publicidad y marketing digital, pero cuando comenzó la emergencia sanitaria inmediatamente se cancelaron las activaciones en centros comerciales con demostradoras y distribución de flyers.
“Todo lo que tuviera relación con grupos o gente conglomerada en un espacio, se fue. Se pararon proyectos ya previstos y eventos”, comenta Antonio Trejo, director general de la agencia.
Como los grandes clientes pausaron sus actividades, en las pequeñas y medianas empresas (pymes) encontraron un sector desatendido, pero con necesidad de promoción y apoyo para montar una página de internet o incursionar en comercio electrónico, y con presupuestos limitados.
Así, se desarrollaron paquetes digitales para pymes, microempresarios y emprendedores con campañas de publicidad digital en Google, Facebook o Instagram, dependiendo del perfil de la empresa.
“Muchos consideran que entrar a lo digital es con cero inversión, como sólo abrir una página en Facebook y ya, la audiencia empieza a llegar, pero cuesta mucho trabajo.
“Tuvimos que hacer un curso para Pymes de marketing digital para que entendieran si Facebook es el canal adecuado, por qué tienen que invertir, y que les permita tener una ganancia y un retorno de inversión”, explica Trejo.
De esta manera, se captaron clientes a quienes les ayudaron a montar su página de internet, incursionar en comercio electrónico o echar a andar su tienda en Amazon.
Actualmente se trabaja con pymes de alimentos, manufactura, restaurantes, promociones de tarjetas de débito y crédito, y venta de membresías médicas.
Otra área de negocio que se impulsó con la pandemia fue la realización de eventos virtuales de 20 y hasta 3 mil asistentes.
La agencia se encarga de la plataforma, entrenamiento y presentación de voceros, para lo cual también desarrolló un manual de eventos virtuales.
De esta manera, ADN Media Lab logró mantener su operación. A principios de año tenía 40 colaboradores y ahora son 11, pero llegaron a ser sólo tres en el momento más crítico de la pandemia.
Sobrevive con promociones para viajes en 2021
FÉLIX SÁNCHEZ, AGENCIA DE VIAJES VIAGI. ESPECIAL
Con casi 20 años de existencia y ubicada en la capital del país, la agencia de viajes Viagi logró mantener 12 empleados, los mismos que tenía desde antes de la pandemia.
Para lograr sobrevivir a la peor crisis en la historia moderna, la empresa alternó los turnos de sus trabajadores, recortó los sueldos a la mitad, redujo costos de servicios y negoció con instituciones.
“Buscamos bajar los costos de internet y telefonía. Antes teníamos ocho líneas, y ahora cinco. Recortamos casi 35% los gastos que teníamos antes del Covid-19”, explica su director Félix Sánchez.
“Afortunadamente pudimos negociar con el Infonavit y el IMSS para que nos dejaran sobrevivir, porque durante el confinamiento tuvimos cero ingresos y los gastos se mantuvieron fijos”, añade.
También se ha encargado de motivar a los integrantes de su equipo para que, desde casa, hablen por teléfono con los clientes y les propongan descuentos para viajar el año que viene, debido a que todavía hay restricciones en playas y fronteras.
Por otro lado, el trabajo de marketing no cesa a pesar de la pandemia, con el objetivo de que Viagi siga presente en la mente de sus clientes.
“Todas las semanas enviamos nuestros flyers electrónicos, porque si nos quedamos callados, en tres o cuatro meses la gente nos empieza a olvidar”, expone Sánchez.
“En general, no hemos tenido ningún apoyo del gobierno. Hace cuatro meses ofreció créditos de 25 mil pesos, pero esa cantidad no significa nada para nuestro negocio. Nos serviría más que hubiese una condonación o prórroga en los pagos de impuestos o servicios para que podamos sobrevivir a esto”, agrega.
En particular, explica que el programa de financiamiento Impulso más Hoteles, anunciado por la banca y la Sectur en julio, ha sido destinado a otros sectores y no a agencias de viaje.
“La pandemia es algo que nadie esperaba, pero a la gente le hicimos ver que esto es pasajero y hay que seguir adelante. Aquí lo que pesa más es el entusiasmo y no nos dejaremos derrotar”, afirma Sánchez.
Café a domicilio, estrategia para progresar
MÓNICA RAMÍREZ, DE COVACHITA CAFÉ. ESPECIAL
En enero de 2019, la Covachita Café se renovó con miras a atender a clientes cercanos, de cuatro escuelas que se convirtieron en sus consumidores habituales.
Pero un año después, la pandemia cambió los planes de la cafetería ubicada en la zona de Coyoacán, pues las escuelas cerraron y el consumo bajó 80% al inicio del confinamiento por el Covid-19. Después vino el cierre de negocios.
“Se vino el no poder tener gente en el lugar, solamente a domicilio. Comenzamos las entregas, buscamos créditos del gobierno, pero fue imposible. Te dicen que sí, te piden mil cosas, se cumple con los requisitos, quedas en lista de espera y no se logró”, explica Mónica Ramírez.
Sin embargo, decidió no darse por vencida, buscó créditos bancarios y se logró mantener la fidelidad de clientes de la zona.
Asimismo, comenzaron a vender a través de aplicaciones como Rappi y Sin Delantal, y cuando pudieron reabrir se implementaron todas las medidas necesarias, incluyendo la carta en código QR.
La Covachita Café tuvo empleados antes de la pandemia, pero por la situación no pudieron mantener al personal y ahora el negocio es atendido por la familia.
Desde antes de que se anunciara el segundo cierre de actividades no esenciales, Ramírez se preparó para mantener el servicio a domicilio en funcionamiento.
“Sé que vendrá una caída porque apenas empezábamos a resurgir, pero tenemos contemplado el confinamiento”, menciona.
“Los abonos nunca pararon”
Al iniciar la pandemia, Gastón Salinas pensó que su negocio de venta y fabricación de muebles en el municipio de Nicolás Romero, en el Estado de México, se iba a caer. En el peor momento, cuando la actividad económica se detuvo por el primer cierre de la economía, el sentido común le dijo que los clientes no iban a cumplir con sus pagos semanales y comenzó a diseñar estrategias para mantener su ingreso, el negocio y pagar a empleados.
Para su sorpresa, la mayoría de sus clientes siguió pagando. Incluso, hubo casos de gente que hizo compras importantes y pagó en efectivo, quizá porque los habían liquidado de su trabajo y contaban con el ingreso suficiente.
“Los abonos nunca pararon. El taller se mantuvo con las operaciones normales y seguimos con el mismo personal”, explica.
Al igual que todos los microempresarios, la pandemia representó retos importantes para su negocio, desde las medidas para evitar contagios, así como mantener el sistema de cobro y entregas con la mayor normalidad posible.
“Son momentos difíciles, pero tenemos que seguir trabajando. Claro que le tenemos miedo al virus, pero lo peor sería parar todo y quedarnos sin dinero”, explica.
El cierre de año es una buena época para las ventas. El aguinaldo y otros ingresos extra que reciben sus clientes garantizan ventas; no obstante, es precavido. Sabe que, en cualquier momento, como por este segundo cierre de actividades no esenciales, la gente puede quedar sin dinero y no les podrá cobrar, escenario que complicará la operación de su negocio y entonces habrá despidos de personal o cerrará.
“Mientras haya quien quiera comprar, ahí estaremos con nuestros muebles”, dice.
Digitalización desde el primer minuto
BiosInstala, firma de consultoría originaria de Guadalajara, Jalisco, y con oficinas en otras ciudades del país, pudo sobrevivir a la pandemia gracias a que reaccionó desde abril.
No sólo se ajustaron el cinturón para enfrentar la crisis económica, sino que tuvieron que adaptarse a las circunstancias con el teletrabajo, sacándole provecho a la tecnología.
Así, la empresa trasladó toda su operación al terreno digital: los servidores, administración, facturación, documentos y conmutador se pusieron en la nube.
Con ello, el director de la empresa, Javier Zepeda, logró atender todos sus asuntos desde cualquier lugar, pues las oficinas físicas se convirtieron en virtuales.
“Si yo me encuentro en Guadalajara o cualquier otra parte del país o del mundo, cualquier persona que me busque o marque mi extensión, me puede localizar”, destaca.
Señala que también se puede monitorear el rendimiento y productividad de cada empleado desde su computadora o línea telefónica.
Por eso, hoy asegura de manera contundente que 2020 ha sido un año positivo, de manera que la empresa y sus asociados pudieron sobrevivir a la pandemia a pesar de que no hubo apoyos del gobierno.
“Nosotros reaccionamos desde que comenzó la pandemia, y no nos dimos la oportunidad de que pasara el tiempo”, afirma.
Tiene la esperanza de que 2021 será mejor, porque la llegada de las vacunas dará certidumbre para dejar de resguardar los recursos.
Sin duda, afirma que para quienes sobrevivieron, 2020 ha sido un año de oportunidades para demostrar que una empresa, sin importar su tamaño, puede adaptarse a una nueva forma de negocio.
Aunque hay un segundo cierre de actividades no esenciales, afirma que “muchos tuvimos que aprender la lección de adaptarnos y transformarnos a esta situación”.
“Nos quedamos con un solo cliente”
El actual fue un año muy difícil para Alejandro Olivera, ingeniero civil que fundó su constructora hace casi dos décadas.
Dijo que sobrevivió con un solo cliente, pero para 2021 es incierto el panorama porque apenas tendrá recursos para dos o tres semanas, y aún no consigue nuevos proyectos.
“Ha sido muy difícil porque la misma autoridad prohíbe que trabajes, y lo que hicimos fue bajar el ritmo, tuvimos que ocupar a una cuarta parte de la gente, cuidar que los trabajadores usaran el equipo de protección y pagar los sueldos y a proveedores”, expone.
Recuerda que durante el primer cierre de actividades económicas, en marzo, hubo que despedir a siete trabajadores para quedarse sólo con tres, ya que sus ingresos se redujeron en 50%.
“Ahora si vamos a tener que parar, no porque queramos, sino porque ya acabó la obra y no tenemos más. Vamos a ver si firmamos un contrato de una nueva obra para 2021”, dice.
Dice que afortunadamente no tiene deudas con sus proveedores, “porque siempre trato de pagarles y no deberles nada”.
“Hasta bolsas para difunto me puse a hacer”
José L. es un experimentado empresario de más de 60 años, dueño de una pequeña empresa donde maquila bordados y fabrica uniformes. Actualmente cuenta con 20 empleados entre los que se incluyen algunos familiares.
Comenta que aún antes de la pandemia, el negocio comenzó a decaer. “Nuestro negocio principal es la maquila del bordado y parte de mis clientes se dedicaban a licitar la fabricación de prendas y uniformes para los gobiernos, pero con la llegada de la nueva administración ya no hubo licitaciones, las asignaciones de los trabajos fueron directas”, menciona.
“Aquí el chiste es la habilidad para conseguir trabajo, para poder cobrar y pagarle a la gente, pagar la renta, los impuestos, la luz, a la secretaria, al contador, todo el personal indirecto que te cuesta de fijo”, explica.
Algunos de sus clientes tenían locales en la calle de Isabel La Católica, que concentra la venta de playeras publicitarias, gorras y todo lo que es de carácter promocional. Por otra parte, tenía un cliente importante en el ramo de maquinaria y equipo que le mandaba a hacer uniformes.
“Con la pandemia y la suspensión de labores el negocio se desplomó, muchos de mis clientes cerraron y la demanda de los grandes se redujo a lo mínimo, por lo que tuvimos que buscarle fabricando cubrebocas, monos para desinfectar y hasta me puse a hacer bolsas para difunto”, relata.
“Lo que pasó es que todos los que hacíamos ropa nos pusimos a hacer lo mismo y se saturó el mercado, hasta me quede sin vender como mil bolsas”.
Comenta que han cerrado gran cantidad de establecimientos dedicados a la maquila de bordado y estampado porque no hay trabajo y la mayoría paga rentas caras, al necesitarse mucho espacio y mucha energía eléctrica para laborar.
“No tuvimos ingresos en cuatro meses y nos vimos obligados a vender activos para sobrevivir y pagarle a la gente. Rematamos una máquina de bordar que había costado 800 mil pesos y que se fue por 500 mil, y la camioneta que había costado casi 300 mil se fue en 150 mil pesos”, afirma.
En su opinión, el momento más difícil fue al tercer o cuarto mes de la pandemia, porque no había dinero para pagar a los trabajadores y hubo que recurrir a los bancos. Ahora está reparando otra bordadora para poderla rematar y cubrir parte de sus adeudos.
“Estamos tratando de sobrevivir con la esperanza de que siga el negocio que yo me tarde 45 años en hacer. Los que vivimos esto a diario, sabemos la magnitud de los que está pasando en la economía y lo difícil que va a ser sobrevivir este sexenio”, lamentó.
Servicios dentales salen a flote
Al ser considerados actividad esencial, la cadena de consultorios Dentalia pudo mantener abierta su operación durante la primera Jornada Nacional de Sana Distancia.
Sin embargo, el menor flujo de personas por el confinamiento los llevó a pensar en algunas estrategias para incentivar a las personas a acudir al dentista, así como a lanzar una campaña de información para que, en caso de emergencia, se supiera que hay dentistas disponibles.
“La primera parte de la estrategia fue garantizar la seguridad de los pacientes y colaboradores”, dice Juan Anduaga, director de Innovación y Alianzas Estratégicas.
“En menos de dos semanas implementamos los protocolos de bioseguridad para proteger a las dos partes”.
El protocolo sanitario es el que ordena la Organización Mundial de la Salud, como medición de temperatura, uso obligatorio de cubrebocas, un cuestionario y barreras de protección entre el doctor y el paciente.
Además, se reforzó el protocolo de desinfección que había antes de la pandemia entre una cita y otra, y se mejoró el plan de agenda de consultas para lograr un mayor espacio entre pacientes.
La compañía también lanzó Teledentalia, una plataforma digital que permitió hacer videoconsultas como una opción adicional a la atención presencial en clínicas.
A los clientes corporativos que tienen el servicio por parte de una aseguradora o una empresa privada se les ofrecieron descuentos adicionales en tratamientos de emergencia y se extendió el seguro de urgencias para familiares hasta el 31 de diciembre.
"Estuvimos cachando a los pacientes de doctores particulares que decidieron cerrar”, comenta Anduaga.