De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) la política energética que ha impulsado el Gobierno Federal desde 2018 va en sentido opuesto de la tendencia global de transición energética , en la que las energías con menores emisiones ocupan un papel cada vez mayor.
El Instituto refiere que para el país es esencial contar con mercados energéticos regulados, empresas productivas del Estado exitosas y finanzas públicas sanas que detonen la competitividad de la economía .
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La energía a la que tiene que aspirar México debe garantizar un suministro con tres características: confiable -con acceso ininterrumpido y seguro para el consumidor-, con bajas emisiones y a precios competitivos.
Es por ello que el IMCO realiza el análisis "La energía que queremos", estudio que busca que el país transite con éxito de un sector anclado en los hidrocarburos a uno que sirva para robustecer mercados energéticos competitivos que generen empleos, aceleren la transición energética, atraigan industrias de alto valor agregado y beneficien a los consumidores mexicanos.
El país se dirige hoy en sentido contrario a la tendencia mundial que transita gradualmente hacia la descarbonización de las actividades económicas. Revertir este curso no solo es urgente, sino imperativo para incrementar la competitividad de México, Es por ello que el IMCO plantea las siguientes propuestas en 3 sectores clave: petróleo, gas y electricidad.
Petróleo. México ha dejado de ser un país con una economía petrolizada. Es necesario apostar por explorar y desarrollar campos de forma eficiente y tomar en cuenta las condiciones del mercado internacional, así como buscar las mejores fuentes de financiamiento que no impliquen un deterioro de las finanzas públicas.
Aunado a ello, el país debe prepararse para los cambios estructurales en los mercados de petrolíferos y en los procesos industriales de transformación del crudo, con más infraestructura de almacenamiento y transporte. Así, debe aprovechar las ventajas que el comercio exterior ofrece para minimizar todos los costos posibles. Las necesidades de combustibles del mercado mexicano y el negocio de refinación de Pemex no son, ni tendrían por qué ser, las mismas.
Retos: Maximizar el valor de este activo desde una perspectiva de equidad intergeneracional. Es decir, cómo lograr que los ingresos provenientes de la explotación de un recurso no renovable como el petróleo beneficien a las generaciones que vivirán una vez que se agote, no solo a las presentes.
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IMCO Propone:
-Reanudar e incrementar la frecuencia de las rondas de hidrocarburos.
-Promover la figura de los farm-outs entre Pemex y operadores privados.
-Rediseñar el funcionamiento del Fondo Mexicano del Petróleo para financiar la transición energética.
-Desarrollar una estrategia para que las refinerías procesen productos de mayor valor agregado y para reconfigurar las instalaciones para petroquímica.
-Facilitar el otorgamiento de permisos de importación de combustibles.
Gas. El país debe aprovechar las ventajas del gas natural como combustible de transición. Del mismo modo, se requiere promover la competencia en el mercado de gas licuado de petróleo (GLP) para incentivar un mejor servicio que sea asequible para los hogares mexicanos sin que represente una carga para las finanzas públicas.
Retos: La demanda de gas natural en México ha registrado un crecimiento sostenido que no se ha visto acompañado de la infraestructura de transporte y almacenamiento.
El país se ve limitado para responder a cambios abruptos en la oferta o demanda.
IMCO Propone :
-Promover la producción de gas natural a partir de las rondas de hidrocarburos.
-Desarrollar infraestructura de almacenamiento de gas natural.
-Desarrollar infraestructura de transporte de gas natural.
-Seguir la normatividad y regulación para el otorgamiento de permisos de importación y de distribución de GLP al sector privado.
-Diseñar una estrategia para minimizar las emisiones fugitivas de metano a la atmósfera.
Electricidad. El país debe apostar por que una mayor parte de su electricidad sea generada a partir de una matriz diversa que apoye en la mitigación del cambio climático y provea energía segura y asequible a los consumidores. Esto se logra mediante redes de transmisión y distribución eficientes y desplegadas nacionalmente de forma que se respeten los derechos de las comunidades y se minimice la huella ambiental.
Retos: Ante el incremento pronosticado de la demanda de energía eléctrica, el país corre el riesgo de presentar un déficit de generación de no reanudar la inversión pública y privada. De igual forma es necesario reforzar la infraestructura de transmisión para que crezca a un ritmo consistente con el crecimiento de la demanda eléctrica, de tal forma que las centrales eléctricas públicas y privadas que iniciarán operaciones en los siguientes años puedan atender el crecimiento de la demanda.
IMCO Propone:
-Cumplir con la normatividad y regulación para el otorgamiento de nuevos permisos de generación eléctrica.
-Reactivar las subastas de largo plazo.
-Retomar los Certificados de Energía Limpia como instrumentos para expandir la capacidad renovable del país.
-Publicar en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la regulación para la generación distribuida colectiva.
-Ejercer en su totalidad los recursos aprobados para inversión en infraestructura de transmisión y distribución.
-Liberar recursos adicionales para CFE Transmisión y CFE Distribución.
-Priorizar las inversiones en áreas de negocio donde la CFE genera utilidades.
-Cumplir con las obligaciones en materia de inversión en infraestructura de transmisión y distribución.
-Aprovechar los mecanismos de financiamiento de inversión disponibles y facilitar la participación del sector privado en la inversión en infraestructura de transmisión.
El éxito de esta visión está sustentado en el respeto irrestricto y un compromiso creíble del gobierno mexicano por el Estado de derecho que promueva un clima de inversión propicio para el desarrollo de infraestructura crítica para el sector.
México necesita mercados energéticos competitivos que abonen a mayores tasas de crecimiento, que permitan descarbonizar gradualmente la economía, que fortalezcan su seguridad energética y, en última instancia, promuevan un mayor nivel de vida para los mexicanos.
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