El país tiene cerca de 11 mil 700 cédulas profesionales de actuaría en la Secretaría de Educación Pública, al ser una carrera relativamente nueva que nació en 1947 en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Hay 35 universidades públicas y privadas que ofrecen esta opción, luego de que en el último lustro varias instituciones abrieron esta alternativa de estudio.
México es uno de los pocos en el continente que cuenta con la carrera como formación universitaria; por ejemplo, Chile no la tiene y Estados Unidos utiliza un sistema diferente de certificación actuarial basado en exámenes.
El país es un referente en estudios de actuaría por la estructura académica y cumplimiento de un programa de estudios estricto (syllabus), expuso la presidenta del Colegio Nacional de Actuarios (Conac), Elsa Lorena González Franyutti.
Los actuarios interactúan en su trabajo con médicos, abogados, contadores, administradores, financieros, economistas, ingenieros, arquitectos y los profesionistas que requieren obtener información y conocimiento de otras especialidades.
Tras el creciente uso de sistemas, hay dispositivos para almacenar grandes volúmenes de datos, recolección de información y la vertiginosa evolución de nuevas tecnologías, por lo que se ha incrementado la demanda de actuarios como científicos de datos.
Esto se debe a que los egresados de la carrera tienen bases matemáticas sólidas, rigor intelectual, estudios en áreas estadísticas y la capacidad de interpretar resultados para crear modelos predictivos que ayuden a pronosticar comportamientos probables en el futuro.