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Con la creciente incertidumbre económica en Estados Unidos, las señales de una posible recesión han comenzado a preocupar a países cuyas economías están estrechamente ligadas a la del gigante del norte, entre ellos, México. La historia ha demostrado que una desaceleración en la economía estadounidense puede tener repercusiones significativas en México, dada la profunda interdependencia económica entre ambos países.
El efecto dominó: cómo afecta una recesión en Estados Unidos a México
México y Estados Unidos comparten una relación comercial robusta, con un volumen de intercambio que supera los 600 mil millones de dólares anuales, esto en gran parte debido al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
El T-MEC es un pilar fundamental en la relación económica entre México y Estados Unidos, estableciendo una interdependencia significativa entre ambas naciones. Este acuerdo comercial regula y facilita el intercambio de bienes y servicios, con Estados Unidos siendo el principal socio comercial de México. Una proporción considerable de las exportaciones mexicanas están destinadas al mercado estadounidense, mientras que una parte significativa de las importaciones mexicanas provienen de Estados Unidos. Esta dinámica crea una relación de dependencia mutua, donde ambos países se benefician de un flujo constante de productos y servicios que, a su vez, impulsan sus economías.
Además, el T-MEC ha promovido una integración profunda de las cadenas de suministro entre México y Estados Unidos, especialmente en industrias clave como la automotriz, la electrónica y la manufactura. En estas cadenas de valor, componentes y productos cruzan repetidamente la frontera, lo que significa que las economías de ambos países están estrechamente entrelazadas. Esta integración hace que cualquier interrupción económica en uno de los países, como una recesión, tenga efectos inmediatos y directos sobre el otro, amplificando el impacto de las fluctuaciones económicas.
Cualquier desaceleración en la demanda de productos y servicios en Estados Unidos puede traducirse en una caída en las exportaciones mexicanas, afectando sectores clave como la manufactura, la industria automotriz y la electrónica.
Por otro lado, las remesas, que representan una fuente crucial de ingresos para muchas familias mexicanas, podrían disminuir si los trabajadores mexicanos en Estados Unidos enfrentan despidos o reducciones salariales debido a la recesión. Esta disminución en el ingreso disponible podría tener un efecto dominó en el consumo interno, debilitando aún más la economía mexicana.
Por otro lado, la inversión extranjera directa (IED) proveniente de Estados Unidos podría reducirse, afectando proyectos de infraestructura y el desarrollo de nuevas empresas en México. La volatilidad en los mercados financieros también podría generar una depreciación del peso mexicano, aumentando la inflación y reduciendo el poder adquisitivo de la población.
Estrategias como país para mitigar el impacto de la recesión económica
Ante este panorama, México debe prepararse para amortiguar los efectos negativos de una recesión en Estados Unidos mediante una serie de estrategias que fortalezcan su economía interna y diversifiquen sus relaciones comerciales.
Diversificación de Mercados: México debe acelerar sus esfuerzos para diversificar sus exportaciones hacia otros mercados, como la Unión Europea, Asia y América Latina. Esto reduciría la dependencia de Estados Unidos y abriría nuevas oportunidades comerciales en regiones con economías en crecimiento.
Fomento al Mercado Interno: Impulsar el consumo interno es esencial para contrarrestar la disminución de la demanda externa. El gobierno puede implementar políticas de estímulo fiscal, como la reducción de impuestos o incentivos para la inversión en sectores clave, que fomenten el crecimiento del mercado interno.
Fortalecimiento de la Industria Nacional: Es vital que México invierta en la modernización y expansión de su industria, especialmente en sectores estratégicos como la tecnología, la energía y la agricultura. Esto no solo mejoraría la competitividad del país, sino que también crearía empleos y reduciría la dependencia de importaciones.
Política Monetaria y Cambiaria Prudente: El Banco de México debe mantener una política monetaria que controle la inflación y evite la excesiva volatilidad del peso. La estabilidad económica interna es clave para mantener la confianza de los inversionistas y proteger a la población de los efectos negativos de una posible depreciación.
Fortalecimiento del Estado de Derecho: Garantizar un entorno de negocios seguro y predecible es crucial para atraer y retener inversiones, tanto nacionales como extranjeras. La lucha contra la corrupción y la mejora en la seguridad pública son elementos fundamentales para lograrlo.
Por todo lo expuesto, aunque una recesión en Estados Unidos podría representar un desafío significativo para México, el país tiene a su disposición una serie de herramientas para mitigar sus efectos. A través de la diversificación económica, el fortalecimiento del mercado interno y la adopción de políticas prudentes, México puede no solo resistir una posible recesión, sino también salir fortalecido de ella.
Académico de la Universidad del Valle de México Campus Zapopan