Como resultado de la pandemia , millones de mujeres y hombres perdieron su empleo; sin embargo, son ellas las que se han visto obligadas a renunciar a su desarrollo profesional, pues tienen 1.5% más probabilidades que los hombres, de pensar en frenar su carrera laboral o en abandonar la fuerza laboral .
“La equidad de género en el trabajo, es ya un desafío, pero si un mayor porcentaje de la población femenina se siente obligada a dejar su empresa por falta de políticas de apoyo, terminaremos con menos mujeres en el liderazgo, y en camino de no ser ejemplo para otras profesionales en el futuro. Además, el progreso alcanzado en los últimos cinco años podría borrarse”, señaló Armando Leñero, presidente del Centro de Estudios del Empleo Formal ( CEEF ).
La mujer se siente imposibilitada para balancear los compromisos laborales y de vida personal, situación que no es nueva. “Lo preocupante es que, ante el incremento en los niveles de ansiedad y la sobrecarga emocional para esta población, las mujeres estén viviendo el dilema de limitar su desarrollo, e incluso, elegir opciones laborales informales para cumplir responsabilidades en el hogar”, refirió Ivonne Vargas, asociada en el CEEF, para el capítulo Capital Humano.
El escenario para las mujeres en México es de riesgo y de un importante retroceso en los avances conseguidos en materia de equidad de género , para el ámbito profesional.
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De acuerdo con estimaciones internacionales, hasta 2 millones de mujeres están considerando renunciar a su experiencia laboral, en buena medida, por el incremento en tareas domésticas, cuidado de los niños, y el hecho de estar sobre-ofertadas en las industrias con mayor impacto por la pandemia.
Las madres tienen tres veces más posibilidades que los padres de ser responsables de las actividades en el hogar, y del cuidado de familiares enfermos bajo este fenómeno de salud, según datos del Informe Women in the Workplace 2020.
Desde el Centro de Estudios, uno de los mayores desafíos para las empresas es tener una mirada más cercana a los retos que viven las mujeres, entre estos, el tener la oportunidad de contar con un mentor para impulsar sus carreras; recibir ayuda para integrarse a redes de apoyo entre mujeres, y capacitarse en áreas laborales con una mejor salida laboral, lo que representa un aprendizaje que las organizaciones deben impulsar en estos momentos.
Mercado laboral precarizado para ellas Durante mayo de 2020, se tuvo la caída más grave de la tasa de participación laboral femenina, con 35.3%, en comparación de 61.1% para los hombres; alcanzando en septiembre, 40.2%, a diferencia de 72.7% que se logró recuperar para ellos.
Para enero de 2021, se registraron 5.7 millones de mujeres sin empleo y escasas posibilidades para conseguir uno, de acuerdo con cifras del Inegi. Asimismo, para los sectores de servicios, que fueron lo más impactados, se registró 65% de mujeres en riesgo laboral alto, por 44% de la población masculina en esta situación. A este panorama se adiciona que la pandemia generó un retroceso de 10 años en la participación económica de las mujeres, de acuerdo con la Cepal, quien calcula que 23 millones de mujeres y niñas cayeron en situación de pobreza en esta región.
Armando Leñero reconoció la participación económica y social de las mujeres en el país, por lo que advirtió los siguientes desafíos: Si México no implementa los principios básicos de inclusión en su agenda gubernamental, y mantiene su tendencia actual en el mercado laboral para las mujeres, el PIB en 2030 sólo sería 5% mayor. El reto es incorporar a 8.2 millones de mujeres a la Población Económicamente Activa (PEA), para alcanzar un PIB 15% por encima de 2020.
Para que cada vez sean más las mujeres que consiguen estar dentro del mercado laboral, el gobierno necesita empezar desde los cuidados infantiles universales, como son: educación, alimentación y salud. Formular políticas y acciones para que el sector privado fomente la inversión, mediante proyectos que incluyan a más mexicanas.
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