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El gobierno mexicano piensa que no sabemos hacer bien cuentas. Durante las últimas semanas la radio y la televisión se han llenado de spots que pretenden resaltar lo que el gobierno considera sus logros. El empleo es uno de los principales. El anuncio que habla de empleo sostiene que 3 millones de mexicanos más tienen un trabajo con prestaciones, “aunque algunos opinen que es al revés”.
“¿No será que muchas cosas que se piensan que están de cabeza en realidad no lo están? Hagamos bien las cuentas”, nos pide esa vocecita femenina que durante el medio minuto que dura el spot de televisión se encarga de enumerar lo bien que le ha ido a México en materia de turismo, exportaciones, y empleo.
Pues hagámosle caso. Al hacer cálculos, de acuerdo con las cifras del IMSS, hay que decir que de entrada esa vocecita femenina tiene razón. Pero basta rascar un poco más para entender que enfocarse en el aspecto cuantitativo es sólo quedarse en la superficie del problema de México, uno de los países más desiguales y que tiene uno de los problemas más graves: Lo bajo de sus salarios y la pobreza en la que vive alrededor de la mitad de su población.
Durante este sexenio los empleos creados ascienden a más de 3 millones –en el spot menciona que son 3 millones y medio pero la cifra puede variar de manera ligera entre los últimos meses–. Empleos con seguro social y las mínimas prestaciones de ley.
Pero para valorar los resultados reales, no sólo se trata de contar, sino también de ir al detalle: Si partimos de las cifras generadas desde el inicio de este sexenio hasta el año pasado (diciembre de 2017), 80% de los empleos corresponden a trabajadores que ganan de uno a dos salarios mínimos, de acuerdo con cálculos realizados con base en cifras del IMSS. ¿Dos salarios mínimos? En Argentina eso sería como ganar alrededor de 24 mil pesos mexicanos. O en Uruguay, lo cual sería casi 18 mil pesos. Pero en México, un país en donde el salario mínimo –como casi en ningún otro— no alcanza ni para lo indispensable como comer o vestir, esto importa e importa mucho, porque, básicamente, más de 2 millones de mexicanos estarían trabajando para ser pobres.
“En cuanto al sueldo, sabemos que México no son los mejores del mundo”, explica Héctor Márquez, director de Desarrollo Comercial y Relaciones Institucionales de ManpowerGroup.
No se trata de estar entre los mejores, sino que el salario mexicano es una “fábrica de pobres”, según lo ha catalogado la misma UNAM.
La Línea de Bienestar (el conjunto de productos alimentarios y no alimentarios que satisfacen la necesidad de calorías de un hogar promedio) es de 95.24 pesos, mientras que por un día de trabajo se paga 88.36 pesos.
No sólo quien gana un salario mínimo al día trabaja para ser pobre, sino que quien gana dos o tres o hasta cuatro, porque hay que ser honestos: La realidad es mucho peor de lo que marcan las mediciones. Basta preguntarse qué familia de cuatro integrantes (así se hace la medición) puede vivir incluso con los 95.24 pesos de esta Línea de Bienestar, una medición que sirve para efectos teóricos, pero que para efectos prácticos sigue manteniendo a quien la alcanza en la pobreza.
De hecho, el salario mínimo se considera violatorio a la Constitución y a los derechos humanos debido a que es insuficiente para garantizar las condiciones básicas de vida para los trabajadores y sus familias.
Sólo para entender la dimensión del problema: Según un cálculo hecho hace un tiempo por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, una asociación que agrupa a 60 organizaciones de la sociedad civil, para que una familia de dos integrantes —cada uno gana dos salarios mínimos— pueda superar la pobreza, el salario mínimo tiene que aumentar 146.6%.
Es importante hacer una acotación: Por desgracia, la subcotización de empleados ante el IMSS es una práctica llevada a cabo por las empresas mexicanas, la cual no arroja cifras concretas pero que lastima al erario y a los propios trabajadores. Es decir, que de esos trabajadores que cotizan con el mínimo o con pocos salarios, no se sabe cuántos realmente lo ganan y cuántos ganan más pero sus empleadores los hacen cotizar con el mínimo para ahorrarse el pago de cuotas y de impuestos.
Son muchos pero precarios
La Organización Internacional del Trabajo define al empleo precario como aquel que puede darse tanto en la informalidad como en la formalidad y que, en general, llena al trabajador de inseguridad. Ya sea por la incertidumbre en su duración, por una relación encubierta o ambigua con el empleador (aquellos que trabajan por honorarios pero en realidad tienen una relación laboral, por ejemplo) o porque exista la imposibilidad de gozar de protección social. O también porque el trabajador tenga un salario bajo que no cubre sus necesidades, como pasa en México.
¿El trabajo generado es precario? Según esta definición lo es y de acuerdo con varias proyecciones, entre ellas la de ManpowerGroup, va a seguir creciendo, lo cual a pesar de todo es positivo, pero sus condiciones no van a cambiar. Para el primer trimestre de 2018 se espera la creación de entre 550 y 600 mil plazas, lo cual puede dar pie a que se superen los 800 mil empleos creados el año pasado.
“La tendencia de qué tipo de empleos van a ser, esto sí no vemos que vaya a cambiar. Sí es cierto que la mayoría de los puestos que se van a crear en el país siguen estando en el grupo de los salarios que son de menos de dos salarios mínimos, pero sí son puestos con contrato”, explica Héctor Márquez, Director de Desarrollo Comercial de ManpowerGroup.
Tanto funcionarios del gobierno actual como algunos especialistas repiten que en México hay cada vez más“empleos de calidad”, pero hay que acotar que se está hablando de una manera bastante imprecisa, por decirlo menos, porque si bien un empleo de calidad (bajo algunas definiciones) significa un puesto de trabajo con contrato y con prestaciones de ley, no significa que estos empleos estén bien remunerados.
“Cuando se dice que es un puesto de calidad, es que la persona tiene un contrato, que sabe cuándo empieza o si es indefinido o no, que no esté en la incertidumbre y si goza de las prestaciones de ley del país”, asegura el especialista de ManpowerGroup.
Así, lo que hemos ganado durante estos años han sido más empleos, pero mal pagados además de menos puestos de trabajo con salarios más altos. Eso sí, con contrato de trabajo y prestaciones mínimas de ley. Hay que decirlo: Cada vez son más los que ganan menos y menos los que ganan más. Según cálculos hechos con base en cifras del IMSS, en este sexenio se destruyeron casi 80 mil empleos de más de ocho salarios mínimos (es decir, de más de 16 mil pesos).
“La asignatura pendiente más importante es la salarial”, asegura el especialista.
Esta administración deja muchos otros pendientes, entre estos, no sólo lo bajo del salario, el cual vale decir que subió el año pasado pero resultó ser insuficiente, no por lo bajo en sí que sigue siendo, sino por los niveles de inflación que hicieron que los mexicanos perdieran poder adquisitivo. También queda pendiente la informalidad —la cual no ha disminuido a pesar del crecimiento del empleo— y la necesidad de mejores prácticas entre las empresas que eviten la subcotización y otros esquemas lesivos para el trabajador. “Otra de las asignaturas pendientes está relacionada con leyes y reglamentos, hay gente que no paga por sus empleados lo que debería, es decir, está haciendo una evasión. Además, otro gran pendiente es la responsabilidad social que tienen las organizaciones para sus empleados”, asegura Héctor.
Hacer bien las cuentas implica concluir que los empleos creados son, además de mal pagados en su mayoría, insuficientes para un un país que tiene a más de 50 millones de mexicanos durmiéndose con el estómago vacío.