En México no tenemos arraigado el hábito de leer, pero la realidad es que si lo hiciéramos más, muy probablemente tendríamos una mejor comprensión del mundo. No es simplemente decirlo, sino que las evidencias de ello abundan. No se trata de recomendar leer nada más porque sí. Es una actividad que, al desarrollarla, nos permite, entre otras cosas, desarrollar el lenguaje, y es éste a través del cual interpretamos al mundo. Leer más implica ampliar nuestros horizontes.

Ejemplos hay muchos, y concretamente en la vida profesional, leer es una actividad a la que muchos líderes se han dedicado grandes partes de su vida.

“Los hábitos de leer de una manera más profunda suele ser una característica definitoria que permite a los grandes líderes catalizar la introspección, innovación, empatía y productividad”, señala John Coleman, autor del libro Passion and purpouse: Stories from the best and brightest young business leaders, en un texto publicado por la Harvard Business Review.

Coleman hace un recuento interesante sobre algunos “titanes de negocios” que han sido lectores ávidos, y menciona, entre otros, a Steve Jobs, un amante de la literatura y del poeta y pintor inglés William Blake o al fundador de Nike, Phil Knight, cultiva su biblioteca con tanto cuidado que es necesario quitarse los zapatos para entrar. En la historia ha habido muchos lectores ávidos, y es que leer ha traído a lo largo del tiempo a los líderes múltiples beneficios que los han ayudado a triunfar en los negocios.

Varios estudios a lo largo de la historia se han encargado de demostrar lo benéfico que es abrir un libro y entretenerse en sus páginas. Decir que te hace más inteligente suena muy abstracto, pero en realidad lo hace porque desarrolla ciertos aspectos cognitivos.

“Si ser más inteligente significa tener un vocabulario más amplio y más conocimiento del mundo, entonces leer hace a la gente más inteligente”, señala el estudio Does reading make you smarter? Literacy and the development of verbal intelligence.

También te ayuda a disminuir el estrés. Un estudio realizado en 2009 por la University of Sussex, en el Reino Unido, encontró que leer durante seis minutos las páginas de cualquier libro, no importa cuál, puede reducir hasta en 68% el estrés, lo único es que te sumerjas y te concentres realmente en tu lectura.

Lo que sucede es que concentrarte en leer y en las historias que encuentras en los libros te permite escapar de las preocupaciones y del estrés del día a día, y permite explorar la imaginación del autor, según explicó en una entrevista en ese tiempo, David Lewis, un sicólogo, periodista y escritor británico y autor de varios libros tanto de ficción como de no ficción y científicos. Actividades como leer o escribir también retrasa el deterioro cognitivo, según un estudio de la American Mental Association.

La conclusión es que “involucrarse en actividades que estimulen mentalmente [como leer], incluso ya en etapas avanzadas de la vida, puede ser un protector contra el deterioro cognitivo leve”, sostiene el análisis. El deterioro cognitivo es la pérdida de memoria y otros síntomas que se asocian al momento antes de la demencia.

Cultivar las emociones

Cuando leemos, esa historia detona sentimientos y presenta una simulación de los problemas que se viven en el mundo real, lo cual, si el lector se adentra en el libro, puede tener consecuencias reales en él. Este es uno de los argumentos que sostiene el estudio How does fiction reading influence empathy? A experimental investigation on the role of emotional transportation, el cual buscó una relación entre el acto de leer y el desarrollo de empatía, este sentimiento que nos hace ponernos en los zapatos de los demás y que nos hace comprender lo que otros están sintiendo sin tener que vivirlo en carne propia.

La investigación se centró en dos ejercicios. Un grupo de control leyó Sherlock Holmes y el otro, Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, y a ambos se les aplicaron varios cuestionarios al respecto de varios temas. La conclusión fue que en ambos experimentos, que los lectores se transportaran a las narrativas de ficción ejercía una influencia en el sentimiento de empatía a través del tiempo. “El estudio demuestra que las experiencias con la narrativa de ficción aumentan la empatía”, sostiene el análisis.

¿Por qué es importante desarrollar la empatía en un mundo como el nuestro? La empatía forma parte del set de habilidades que componen la inteligencia emocional, la habilidad de entender y manejar nuestras propias emociones y la de los otros, lo cual, es cada vez más preciado en el mundo laboral. Según el sicólogo y autor de varios best sellers, Daniel Goleman, existen cinco elementos claves de este tipo de inteligencia, y uno de ellos es la empatía. Y actualmente nos conviene ser empáticos.

De acuerdo con un conteo de la reclutadora global Hays, la inteligencia emocional es una de las habilidades interpersonales (o también llamadas “suaves”) de los empleados que van a ser más demandadas en 2018.

“La inteligencia emocional, es decir, la capacidad de comprender las emociones de los demás, se volverá aún más esencial para las empresas que desean automatizar algunos de sus servicios mientras mantienen fuertes relaciones humanas entre clientes y colegas”, explica este documento.

Las habilidades interpersonales hoy, en un mundo así de tecnológico y que avanza a velocidades sin precedentes, se convierten en claves para maximizar los cambios que traen estas tecnologías. Si bien cada vez la automatización suena más como un agente de transformación en el mundo laboral, la realidad es que los seres humanos —y todo lo que conlleva ser uno— son todavía irremplazables. Ninguna máquina ha probado hasta ahora tener esa esencia de emociones que nos hacen seres humanos.

“Aún no hemos visto un algoritmo que pueda leer factores como el humor, el temperamento o el entusiasmo tan efectivamente como lo puede hacer un ser humano”, afirma Alistair Cox, el CEO global de Hays.

Así, la importancia de tener estas habilidades, de ser empático, y poder ponerse en el lugar del otro hoy es esencial, y la lectura es un paso que puede acercarnos a ello. En el mundo de los negocios y en específico, esta capacidad de ponernos en los zapatos del otro tiene un papel fundamental. Goleman lo explica en su blog al contar la historia de un CEO global, con el cual mantenía conversaciones y el cual le contaba que le gustaba entender cómo las personas tienen su propia perspectiva del mundo.

“Es siempre diferente para cada persona. Estoy fascinado con las maneras que las personas piensan acerca de las cosas, qué es importante para ellos y cómo configuran al mundo”, cita Goleman a este CEO y del cual asegura, esta “curiosidad natural” sobre la realidad de otras personas, es lo que significa “empatía cognitiva”, esta capacidad de ver las cosas a través de los ojos de los otros.

Goleman divide a la empatía en tres, pero en concreto sobre este tipo, asegura que los gerentes que tienen una gran empatía cognitiva tienen un mejor desempeño del que se espera de ellos. “Los ejecutivos que tienen estos activos mentales lo hacen bien cuando se les asigna en culturas distintas ya que son capaces de adaptarse de una manera más rápida”.

Ser adaptable en el mundo de los negocios es clave, pero lo es más cuando se vive en un mundo tan competitivo y cambiante como en el que vivimos hoy.

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